Déficit en el acceso a salud sexual y reproductiva: ¿Estamos preparadas para lidiar con las consecuencias?

Un aumento de embarazos no deseados producto del déficit en el acceso a anticonceptivos, dificultades para acceder al PAP, examen clave en la detección del cáncer cérvico uterino, y también para diagnosticar y controlar ITS. El Colegio Médico de Chile denunció esta realidad que afecta principalmente a las mujeres y que revive el debate acerca de la desmedicalización de la salud ginecológica y gestante.

En marzo, Natalia Marambio (32) estaba en medio de su control ginecológico anual, pero cuando las cuarentenas comenzaron a implementarse fue enviada para la casa desde su trabajo de manera preventiva. Tenía una hora para para realizarse el PAP, y voluntariamente decidió no hacérselo. “Lo cancelé por miedo ya que consideré que no era de primera urgencia”, cuenta. Sin embargo, la semana siguiente comenzó de manera más formal el teletrabajo, y a tres meses de la llegada de la pandemia, sigue sin hacerse el examen.

Son varios los casos como el de Natalia. Katherine Vega (28) sufre una infección vaginal y no ha conseguido atención. “Ha sido bien caótico, ya que he tratado de sacar cita con varios doctores que me recomiendan, pero por la medidas sanitarias disminuyeron las citas diarias. No me queda otra opción que esperar”, dice Katherine, quien se ha realizado tratamientos caseros para aliviar las molestias de la infección.

Eduardo Soto, matrón y encargado del área de salud sexual de corporación Miles, comenta que en la organización tomaron atención de la situación y desde el comienzo de las cuarentenas habilitaron consultorios de atención online para otorgar ayuda legal, psicológica y, también, de salud sexual y reproductiva. “Nos ha llamado la atención que muchas mujeres referían que iban a su consultorio, pero no tenían atención o no encontraban medicamentos, y otras que por temor no se atrevían a ir”, cuenta Soto.

Miles realizó una encuesta para cuantificar este déficit. La mayor dificultad se relaciona con el acceso a métodos anticonceptivos, representando un 73% de los problemas, por falta de stock, aumento del precio o porque no se estaba prestando el servicio. Estos resultados fueron recogidos por el Colegio Médico en su documento Género y salud en tiempos del Covid, dando cuenta de la reducción en el acceso a las prestaciones de salud sexual y reproductiva, fenómeno que afecta principalmente a mujeres y diversidad sexual.

“Conjunto a eso, la ONU publicó un reporte que establecía consecuencias para las personas con una disminución del servicio del 10%, y nosotros registramos una disminución poco mayor al 40%”, explica Soto. El mismo informe de la ONU dice que la dificultad en el acceso a anticonceptivos podría resultar en 7 millones de embarazos no deseados en el mundo, calificándolo como un “impacto catastrófico” en la vida de millones de mujeres. Al mismo tiempo se proyecta que si los confinamientos se extienden durante un año, y con ello la dificultad en el acceso a métodos anticonceptivos, la cifra podría llegar incluso a los 15 millones.

Katiuska Rojas, presidenta del regional metropolitano del Colegio de Matronas, ha confirmado también esta realidad en los medios de atención virtual del gremio. “El problema en el acceso a métodos anticonceptivos es algo real, lo hemos evidenciado, y mañana vamos a tener que lamentar este baby boom de embarazos no planificados, con la posibilidad de que las mujeres intenten interrumpir las gestaciones poniendo en riesgo su vida”, comenta Rojas.

La matrona asegura que con la dificultad en el acceso a métodos de barrera (condón masculino y femenino), “se teme un aumento las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), sumado a que en situaciones de crisis sanitaria aumenta la actividad sexual por los cuadros de ansiedad”.

Esta es solo una de las realidades preocupantes que presenta la encuesta. En un segundo lugar, con un 25% de las respuestas, quedó la dificultad en el acceso a exámenes del PAP. “De ese total, el 85% no se lo pudo realizar”, explica Soto.

Esto genera preocupación en el sector de la salud, ya que exámenes como el PAP y las mamografías son fundamentales en la detección temprana de cáncer mamario y cervicouterino, siendo las causas número 1 y 2 de muerte de mujeres en Chile. Eduardo Soto comenta que nuestro país “ya tiene una baja cobertura del PAP, que no alcanza ni al 60% de la población, cuando el estándar internacional habla del 80% para pesquisar los cánceres. Y tampoco sabemos cuál es la situación de las mujeres que ya estaban en tratamiento por lesiones preinvasoras, considerando que los hospitales de la RM están colapsados”, dice Soto.

Tanto Soto como Rojas prevén que, una vez levantadas las medidas de confinamiento, habrá una alta demanda por acceder al servicio. “Tenemos que prepararnos para lidiar con las consecuencias”, dice Soto. “Vamos a tener más embarazos no planeados, mayor diagnóstico de ITS, pensando que ya el VIH tenía una incidencia alta junto con la sífilis y la gonorrea, y se van a requerir insumos para el tratamiento”, dice Soto.

“Es una necesidad que se viene agudizar”, dice Rojas. La matrona explica que, como gremio, ven la necesidad de incluirlo en la glosa presupuestaria del Minsal, ya que actualmente “no existe un artículo específico que financie la salud sexual y reproductiva de las mujeres”.

Los alcances de la teleconsulta

Macarena Castañeda (31) tuvo a su hija en enero en el Hospital de La Florida, y a partir de marzo se le cancelaron todos los controles presenciales. “Los controles mensuales de mi hija se han realizado por teléfono y los míos no han existido. Me debería haber hecho exámenes generales de sangre, que se toman directamente en el consultorio o en el hospital, pero no están habilitados para hacer eso”, cuenta.

Por preocupación personal, Macarena ha invertido en consultas privadas para su hija, realizadas de forma remota. “Hemos tenido que incurrir en ese gasto. La teleconsulta es más completa, pero aun así hay cosas que quedan fuera, por ejemplo, mis controles que son de tacto o las ecografías, que derechamente no han existido”, dice Macarena.

Sobre la experiencia de la teleconsulta del Colegio de Matronas (disponible en las redes sociales del gremio, @regionalsantiago en Instagram), Katiuska Rojas comenta que “para realizar mejores diagnósticos, se han recibido fotografías e, incluso, videos en directo. Y en el caso de urgencias, coordinamos visitas domiciliarias entre los voluntarios”.

La situación de déficit provocada por la pandemia revive un debate muy presente en el gremio, acerca de la desmedicalización de las atenciones de salud sexual y reproductiva, en particular todo lo relativo al parto. “Es una larga discusión interna y pendiente en nuestro gremio, que tiene que ver con la atención domiciliaria del proceso reproductivo y el parto. Hace mucho tiempo hay matronas acompañan procesos reproductivos y de gestación domiciliaria, y esto actualmente toma mucha fuerza”, dice Rojas.

Según Rojas, procedimientos como el PAP o la especuloscopia pueden realizarse en los domicilios, con los medios de protección necesarios. “Y para las gestantes, puede ser empoderante decidir cómo, cuándo y en qué situaciones parir, incluso en sus procesos ginecológicos”, dice.

La misma situación se observa respecto a las alteraciones de ciclos menstruales, observadas por Soto en el consultorio virtual de Miles (consejería@mileschile.cl), lo que también relaciona a la excesiva medicalización del proceso ginecológico que se da tanto en el sistema público como en el privado. “Muchas mujeres no están empoderadas de sus ciclos naturales, no los conocen por la excesiva medicalización y hay fenómenos esperables, como que el estrés altere los sangrados, porque el ciclo se regula desde el nivel del cerebro. Y esto tiene que ver con que en el sistema público y el privado muchos profesionales están acostumbrados a prescribir un método anticonceptivo sin explicar las consecuencias de esto”, explica Soto.

A futuro, la atención remota se vislumbra como alternativa para aliviar la alta demanda de atenciones que se requerirán y, también, como una forma de descongestionar el sistema público. “Que las mujeres vayan al Cesfam cuando tengan que hacerse un examen físico. También se necesita invertir en métodos de larga duración, como implantes o dispositivos. Hay anticonceptivos que la mujer se puede administrar por sí misma en la casa, y debemos avanzar en garantizar esta autonomía y derechos”, opina Soto.

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