Su belleza
Su cuerpo es el reflejo de una personalidad disciplinada y constante, y de la dedicación por conocer cada uno de sus músculos y lo que le hace bien o mal. La modelo y animadora de televisión Carolina de Moras (32) hace muchísimo deporte y es enemiga de la comida light. En su casa cultiva arándanos, tomates, zapallos y papas, y elabora su propio yogurt. En estas páginas cuenta detalles del sistema de vida con el que ha construido un cuerpo impactante.
Paula 1133. Sábado 26 de octubre de 2013.
EL DEPORTE, SU ALIADO
"Desde que estaba en el colegio practico deporte. En esa época fui atleta y competí en varios campeonatos nacionales. hoy, mi rutina de ejercicios es bastante variada, pero siempre el cardio –o deporte aeróbico– ha sido fundamental. Hace siete años que por lo menos tres veces a la semana entreno al aire libre con un grupo de 70 personas. Nos llamamos Los Pitbull. En el parque de Monseñor Escrivá de Balaguer hacemos un entrenamiento estilo boot camp, bien militar: corremos, hacemos abdominales y estocadas. Es un circuito conocido como cross fit. Hace un tiempo lo estoy combinando con box, que trato de practicar por lo menos dos veces a la semana. No tengo rutinas, solo escucho a mi cuerpo. Si me dan ganas de salir a trotar, corro. Si me dan ganas de nadar, voy a la piscina. Combino diferentes disciplinas para no aburrirme.
Me gustan los deportes en los que siento que estoy trabajando. He hecho pilates y yoga, y me ha servido, pero prefiero que el ejercicio me acelere, me agote. Me gusta sentir el ritmo máximo de mi corazón, que me duela la musculatura, transpirar. Sentir cómo mi cuerpo trabaja me da energía.
Que me guste hacer deporte no me convierte en esa gente que los domingos se levanta temprano y va al gimnasio, pero trato de hacer actividad física permanentemente.
Después de entrenar, Carolina toma un batido de proteínas de soya, sin carbohidratos, en una mezcla mitad de leche entera y mitad de agua. "Es una especie de milkshake, ideal porque cuando te ejercitas siempre hay que mantener alimentado el músculo. Esto ayuda para que crezca y se desarrolle mejor", asegura.
Cuando adolescente viví en algún momento esa ansiedad que las mujeres tendemos a tratar de saciar con comida, hasta que entendí que la ansiedad no se pasaba comiendo. Ahora, si estoy ansiosa voy con mis guantes de box y le pego al pushing ball. Y le pego, le pego y le pego. O me voy a trotar. Es más sano y te permite controlar la cabeza.
Todos los días armo un bolso deportivo y lo llevo en el auto. Lo tengo siempre, porque así nunca se puede usar la excusa de que quería ir, pero que no tenía el equipo. Para mí es como hacer la mochila del colegio. No tengo horarios para ir al gimnasio, así que no me urjo si no alcancé en la mañana o si no puedo ir en la noche. Cuando tengo un minuto, voy, pero en general siempre me escapo aunque sea un rato a la hora de almuerzo.
Estoy inscrita en un gimnasio, pero me cuesta estar entre los fierros y las máquinas. Lo mío es la actividad al aire libre. Cuando estoy de vacaciones salgo a trotar y siempre llevo mi bicicleta. Además, llevo mi TRX, que es lo más fácil, ya que te permite entrenar en todos lados. Cuelgo las huinchas en cualquier parte y con eso tengo una rutina de ejercicios completa. Últimamente también llevo un lazo para saltar. Si no tengo tiempo para salir a trotar, salto la cuerda por 20 minutos y quemo las mismas calorías que con una hora de trote.
Los glúteos son la parte del cuerpo que más entreno porque, para mantenerlos en su lugar, es necesario ejercitar el músculo. Hay varios ejercicios pero, lejos, el que más sirve –y hasta podría decir que el único que es realmente efectivo– son las estocadas. Hacer 50 estocadas al día ayuda a desarrollar y a definir el poto y los cuádriceps. Infalible.
Hacer deporte hace bien, y por eso le trato de inculcar a mi hija (Mila, de 4 años) el gusto por la actividad física. Como me ve activa ya tiene el bichito y entiende que hay que hacer deporte. Cuando entreno en mi casa, donde tengo un rincón en donde hay un circuito de TRX, ella se pone al lado, en una colchoneta y me dice: 'mamá, yo por mientras voy a hacer esto' y hace abdominales o baila. Para ella es un juego".
CARA Y PELO
"Con las luces de la televisión y tanto maquillaje, últimamente me ha salido acné. Uso jabones para la cara, pero mi secreto siempre ha sido aplicarme agua termal después de la ducha. Es lo más calmante que hay y le da frescura a la piel. Todas las noches me limpio con toallitas desmaquillantes. Aunque esté muerta de cansada nunca me dejo el maquillaje. Uso cremas hidratantes de cara, cuerpo, cuello y contorno de ojos, pero no tengo marcas favoritas porque las cambio constantemente. Siento que la piel se acostumbra y se pierde la magia del producto.
El argentino Diego Impagliazzo, estilista exclusivo de TRESemmé, viajó desde Buenos Aires para peinar a Carolina de Moras, rostro chileno de la marca, para esta producción. En su país ha sido asesor de famosas como la modelo Valeria Mazza y la actriz Araceli González.
Soy pésima para ir a la peluquería. Estar encerrada por tres horas me angustia. Por eso, yo misma me hago los visos aplicándome blondor en las puntas. Me corto yo misma el pelo, sagradamente, cada dos o tres meses, y me hago masajes capilares en mi casa. Tengo distintos tipos de champús y los voy cambiando a diario. En vez de usar bálsamo me aplico cremas hidratantes".
SU ALIMENTACIÓN
"Tengo la teoría de que nuestro cuerpo viene determinado para comer y procesar los productos que se han comido siempre; grasas animales y vegetales tal como son. No me gusta esa cultura de los productos light. No consumo yogurt diet, tomo leche entera. No consumo margarina, como mantequilla.
Cuando chica me fui a trabajar a Estados Unidos y me metí en la dinámica del fat free. Subí 10 kilos en cuatro meses. Cambié mi dieta regular por leche descremada, quesos low fat y productos supuestamente light, pero el efecto fue lo contrario. Estos productos incentivan a comer más, porque la gente piensa que se puede comer tres rebanadas de jamón de pavo en vez de una. Al final uno ingiere más comida y se agranda el estómago. Bajé de peso haciendo deporte y comiendo como antes. Así descubrí que mi metabolismo funciona mejor con lo natural.
Creo en la alimentación hecha en casa y por eso preparo ahí cosas como pan y yogurt y tengo un huerto. Así evito no saber cómo se hacen los productos. Dejé las verduras y frutas de supermercados, que vienen con pesticidas y químicos. En mi jardín el huerto y los árboles frutales están integrados al paisajismo, y tengo unos maceteros grandes que en vez de una palmera, tienen arbustos de frambuesas y arándanos. Además de la alimentación esto ha aportado una dinámica distinta porque con mi hija nos hacemos cargo del cuidado y la cosecha de las frutas y los tomates, lechugas, papas, cebollas y pepinos que tenemos. Llega el fin de semana y sacamos tijeras y pala.
En mi casa no se compran papas fritas y, si queremos papas fritas, las hacemos nosotras. No compro productos envasados. Con mi hija he visto como esto genera una conciencia de la importancia de comer sano. En la mesa de centro tengo siempre un jarrón con dulces y cuando van hijos de amigas terminan con los bolsillos llenos y la boca chorreando chocolate. Pero la Mila, mi hija, nunca saca. Ella no tiene esa costumbre.
Los arándanos son clave en mi dieta porque, además de ser antioxidantes, tienen propiedades que protegen contra la cistitis. Últimamente he empezado a dejar las carnes rojas porque siento que mi cuerpo está necesitándolas cada vez menos. Como hago deportes, consumir carnes es muy importante, pero las he reemplazado de a poco por pollo o carne de soya.
Escucho mucho a mi cuerpo y trato de ser gentil con lo que ingiero. No soy de esas personas que llega el 18 de Septiembre y se vuelven locas con el asado y la empanada y le meten, y le meten. Me carga sentirme somnolienta por haber comido en exceso. De repente me dan ganas de comer empanadas de queso fritas y me las como, pero pueden pasar seis meses para que me den ganas de nuevo. Tampoco soy buena para los postres. Creo que mi secreto está en no excederme. Tengo claro que si me pongo a comer y a tomar todos los días me va a salir el rollo. Eso me ha pasado y les pasa a todos. Haciendo deporte puedo abusar un poco más, pero tampoco me paso para la punta".
Desayuno
"Lo primero que hago al abrir un ojo es tomar por lo menos dos vasos de agua en ayunas, que me ayuda a _activar el cerebro y el cuerpo. Mi día parte con un buen desayuno porque por mi trabajo es la única comida del día que sé que voy a comer en mi casa y que tiene un horario establecido. Siempre como un plato de frutas frescas y un jugo de naranja. Además, un pan pita con jamón de pavo, palta, tomate o quesillo, o yogurt con cereales o avena. Ahora estoy agarrando la mala costumbre del café, y me tomo un café con leche entera".
Almuerzo
"A la hora de almuerzo trato de ir al gimnasio, así que después de ejercitar me tomo un batido de proteínas de soya y me como una ensalada o algo liviano. Después de almuerzo, y toda la tarde, tomo constantemente agua".
Comida
"No soy de las personas que comen liviano en la noche porque es el minuto que tengo para compartir, así que salgo seguido a comer afuera. Ahí me como una ensalada con pescado o un plato de pasta. Voy regulando los platos dependiendo de lo que tengo ganas de comer o según lo que he comido en la semana. Si en general he comido sano, es el minuto en el que me doy gustos".
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