Paula

Todo esto para qué, pregunta Lionel Shriver

Más en boga que nunca está la afamada escritora norteamericana: mientras se espera en Chile el estreno de la película Tenemos que hablar de Kevin, basada en su novela, y aparece su último libro The New Republic, llega en castellano la extraordinaria Todo esto para qué en la que pulveriza cualquier humana pretensión de salud, dinero y amor.

Más en boga que nunca está la afamada escritora norteamericana: mientras se espera en Chile el estreno de la película Tenemos que hablar de Kevin, basada en su novela, y aparece su último libro The New Republic, llega en castellano la extraordinaria Todo esto para qué en la que pulveriza cualquier humana pretensión de salud, dinero y amor.

Todo esto para qué ( Anagrama) es la décima novela de Lionel Shrivel( 1957), escritora norteamericana que vive en Londres y que se hizo mundialmente famosa en 2003, cuando publicó la aclamada Tenemos que hablar de Kevin. Con ella ganó el premio inglés Orange, que se entrega a la mejor narrativa escrita por mujeres. En ese libro desarma el mito de la maternidad cándida y dulce, de la infancia inocente, y también de la familia feliz, asunto que en cada una de sus entregas se encarga de desmembrar otro poco más. Aquí lo hace sin piedad para contar las aspiraciones de una pareja que se prepara para embarcarse en una nueva aventura existencial , "la Otra Vida", un sueño de años de vivir en un país exótico, sea Cuba o Croacia, libres de las obligaciones de la cotidianidad laboral y doméstica de su ciudad en Estados Unidos. Y Shriver, que ha vivido en Nairobi, Belfast y Bangkok, sin duda comienza por reírse de sí misma al mostrar la necesidad de irse como proyecto para aguantar la fomedad diaria. "Hay algo especialmente terrible en el hecho de que te digan una y otra vez que tienes la vida más maravillosa del mundo y que ni siquiera así esa vida mejore y siga siendo una mierda", reflexiona un personaje, quejándose de las cuarenta contraseñas que necesita para pagar sus cuentas, la fealdad de los centros comerciales, el apuro de la gente: el aparato de tonterías que lo desquician. Sueñan con salir de ese encierro pero viven pendientes de la plata que les va a costar; quieren ser libres, pero están encadenados a sus cuerpos ya viejos; pretenden superar todas las penas por el amor, pero no se soportan. Entonces viene lo peor, y lo mejor de la novela: la enfermedad grave de un personaje, con el consiguiente retrato despiadado del infame sistema de salud norteamericano. Shriver es capaz de ver lo más tremendo y tragicómico en la apariencia más nimia, y su constante ironía es tan jocosa como corrosiva. Al final la pregunta, y todo esto para qué, sigue abierta con su feroz simplicidad.

Shriver se hizo mundialmente conocida en 2003, cuando publicó su novela Tenemos que hablar de Kevin y luego se adjudicó el premio Orange a la mejor narrativa escrita por mujeres.

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