Todo lo que como en un día: El problema con estos populares (y adictivos) videos




Primero aparecieron en Youtube. La revista Harper’s Bazaar lanzó unos videos cortos bajo el título Food diaries, donde distintas celebridades desclasificaban qué y cuánto comen durante un día completo, desde el desayuno a la cena, con snacks incluidos. Se ven bastante inofensivos. Mucho huevo y omelette de desayuno, abundan las tostadas con palta, ensaladas de almuerzo, y algunos incluso detallan a qué restoranes piden delivery cuando no quieren comer comida casera. Pero ha habido algunos polémicos, como el de la actriz y presentadora de matinales Kelly Ripa, quien reveló que come lo menos posible y que cuando tiene antojos de algo dulce, se atreve con una almendra bañada en chocolate. Aún así, en el mundo de las celebridades y sus dietas, ya poco sorprende.

Pero los videos fueron replicados por otros usuarios, menos famosos pero igual influyentes, especialmente en el público juvenil. Influencers del mundo del fitness y wellness, modelos menos conocidas, y en realidad cualquier tipo de creador de contenido de Youtube empezó a publicar videos detallando su alimentación diaria. Y rápidamente el fenómeno llegó a TikTok y Reels, donde en videos cortos personas normales muestra todo lo que comen.

Y esto está empezando a preocupar a los especialistas en nutrición. ¿Qué daño podría hacer que una adolescente en Missouri le cuente al mundo que todas las mañanas se come un cerro de panqueques y, punto seguido, muestre una figura totalmente tonificada? No es que estén mintiendo, necesariamente. Pero aunque en algunos casos pueda jugar la genética y la capacidad del cuerpo por metabolizar rápidamente lo que consume, en otros casos se trata de rutinas bastante maquilladas, especiales para pasar por un filtro de redes sociales. Y el problema está, que así como muchas personas buscan verse como se ven los demás en Instagram, ahora también quieren comer como lo hacen ellos.

Aquí es donde aparece “el apellido” del video. Porque lo que comenzó con un ‘Todo lo que como en un día’, se convirtió en ‘Todo lo que como en un día para bajar de peso’, ‘Todo lo que como en un día recuperándome de la anorexia’, y ‘Todo lo que como en un día para reducir grasa abdominal’.

Existen personas que son inmunes a este tipo de influencia, pero hay otras –como por ejemplo aquellas que crecimos en los 90, con la famosa frase de Kate Moss, “nada sabe tan bien como sentirse flaca”–, a las que este tipo de contenidos les pueden afectar y generar ansiedad. Lo mismo en el caso de niñas y jóvenes con problemas de autoestima y de imagen corporal.

Y el hecho de que estos videos sean tan populares, tengan tantos likes y comentarios, hace evidente que como sociedad seguimos obsesionados con lo que comen los demás ¿Queremos imitarlos? ¿Compararnos? ¿Juzgarlos?. La psicóloga clínica y profesora asociada del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Stanford, Sarah Adler, explica en un artículo para el Huffington Post, que este tipo de videos puede alimentar una obsesión en torno a la comida que ya existe, en cuanto ver lo que una persona que admiras está comiendo, podría poner en duda si es que tus propios hábitos alimenticios son buenos o malos, cuando en realidad nuestra forma de alimentarnos es completamente personal y única para cada uno. Por otro lado, personas que no tienen acceso a ciertos alimentos, o a la cantidad de alimentos que consume un usuario de TikTok, podrían sentirse avergonzados al comparar su situación con la del otro.

Otra tendencia de videos en redes sociales- principalmente en Youtube- es la de los Mukbangs. Se trata de un tipo de espectáculo que se popularizó en Corea del Sur hace unos 20 años, en el que personas comen cantidades impresionantes de comida en el menor tiempo posible, llegando a las diez mil calorías en un día. Hace un par de años, esto llegó al mundo de los influencers y a sus videos, quienes lo imitan pero con un giro distinto: se trata de personas delgadas y de apariencia atlética. Hablamos de personas con una contextura delgada que en una sentada se comen una caja de doce donuts, para luego seguir con churros, hamburguesas y papas fritas.

Y esto afecta, sin lugar a dudas, a personas con una baja imagen corporal, que se sienten pesados luego de un pedazo de pie de limón, que padecen bulimia o desorden alimenticio por atracón, que consiste en consumir importantes cantidades de comida durante un momento específico, para luego restringir su alimentación dramáticamente.

Mattias Strand, psiquiatra del Centro para Desórdenes Alimenticios de Estocolmo, explica al medio británico Metro, que este tipo de videos son una “fuerza destructiva para aquellas personas propensas a desarrollar desórdenes alimenticios. Descubrimos que ver mukbangs podría ser problemático para personas que ya sufren de desórdenes alimenticios, en cuanto podrían gatillar atracones o ser una inspiración para hacer lo contrario, que es comer lo menos posible”.

Si solo adultos tuvieran acceso a redes sociales, quizás sería distinto, pero cuando son adolescentes formando su criterio, y configurando su identidad y autoestima, esto se puede volver peligroso en el largo plazo. Así como en otras áreas de la salud, como la dermatología y la educación física, es importante tener cuidado de no seguir lo que proponen los influencers, pues el hecho de que tengan cientos de miles de seguidores no los hace expertos en lo que hablan. No son especialistas ni tienen estudios suficientes como para dar recomendaciones en relación a la salud de otros.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.