¿Cómo funciona un data center?

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Este tipo de centros tecnológicos se vuelven cada vez más necesarios. Con el incremento de información y con lo instantáneo de las comunicaciones, se ha vuelto más que relevante recurrir a estos servicios para las grandes empresas. No solamente se han vuelto un lugar perfecto para alojar la información, sino también para poder protegerla. Acá te contamos cómo funcionan.


La imagen de un data center, en la realidad y en la ficción, siempre ha parecido algo misterioso. Grandes bodegas refrigeradas, con sistemas de seguridad muy avanzados y que atentarían en contra de la vida de cualquiera que osar entrar, entre otros, están entre las representaciones más tradicionales. Hay cierta cuota de razón, pero también de mito. Pero, ¿Cómo son en realidad los data centers y cómo lo ven quienes, en el día a día, conviven con estas estructuras de gran envergadura y que son las encargadas de almacenar la tecnología y nube que utilizan hoy las grandes compañías?

La descripción la entrega Roberto Zambrano, Gerente de Servicios TI y Data Center Mercado Empresarial de Claro Chile. Efectivamente, asegura, es como estar caminando al interior de una sala, en la que se ven por todos lados una especie de refrigeradores, uno al lado del otro y todo en orden, con muchas luces encendidas. “Pero no es un congelador, porque hoy día, si bien tenemos que mantener la temperatura adentro de la sala y, como ya la tecnología ha ido evolucionando para que los procesadores soporten una temperatura mayor, va a ser como estar en un mall con un ambiente súper agradable”, afirma el ejecutivo. Pero tener esa temperatura es complejo, porque cada refrigerador, más que enfriarse, es una estufa que va emitiendo una capacidad de calor importante, y que deben ser capaces de reducir y contener.

Data Center Claro
El proyecto de Data Center de Claro comenzó en 2011 con el diseño de su iniciativa, y para 2013 lo echaron a andar. El 2018 terminaron su segunda fase y la comenzaron en 2020 y finalizaría este año.

En pocas palabras, un data center es una infraestructura que permite, de alguna manera, alojar y almacenar recursos críticos informáticos en un lugar seguro desde todo punto de vista, y que permita continuidad operacional, física y lógica. Se puede conceptualizar, plantea Zambrano, como una casa en la que conviven todos los servicios críticos de infraestructura tecnológica de sus clientes y que, gracias a ella, pueden mantener la continuidad operativa de los servicios informáticos sobre las cuales corren las plataformas de los principales actores, empresas del país o una ciudad. “Esto nos permite asegurar que estén bajo condiciones de clima y energía, para que sean los óptimos para que esa tecnología funcione y ojalá no tengan suspensión alguna”, dice.

¿Cómo funcionan?

Una de las piezas más relevantes, plantea Zambrano, son las certificaciones para poder levantar un centro de este tipo. Corría el año 2011 cuando su actual proyecto de Data Center en Liray, Colina, estaba siendo diseñado y que echaron a andar dos años después. Por ese entonces, plantea, no existían muchas certificaciones ni era muy conocido en el sector certificar algunos detalles como el diseño, la construcción y operación de un data center. Ese fue su primer centro de datos propios, y traje el concepto de certificación a través de una entidad global, llamada UpTime Institute, que marca y define qué es un standar y entregar las características que se deben cumplir para recibir su certificación.

La clasificación que utiliza UpTime Institute se llama TIER y tiene cuatro niveles, midiendo específicamente esos tres ámbitos: diseño, construcción y operación. Con el primero, afirma, certifican que el diseño conceptual del centro de datos cumple con la norma o exigencias mínimas para cierto nivel operacional. En el segundo nivel, quiere decir que, una vez que ya está realizado el proyecto y se construyó, se haya seguido lo planteado inicialmente. Y en el último, es que la forma en que se opera a través de los procesos operativos -baja modificación, gestión de servicios, entre otros-, esté funcionando de acuerdo al estándar. Como Claro Chile tienen certificado su primer data center bajo la norma TIER 3, y están ad portas de poner en producción la tercera fase de su centro en un nuevo edificio en el mismo lugar, que tendrá TIER 4, el nivel más alto.

Cloud computing
Futuristic design of a cloud network computing

Eso sí, existen otras certificaciones más comunes, pero que no son propias de un data center, que están asociadas a la temática de gestión de servicios. “Pretendemos no solo alojar la infraestructura que nuestros clientes quieren colocar en el data center, sino poder gestionar a nombre de ellos dichas infraestructuras”, asegura. Y nombra, por ejemplo, las ya muy conocidas Normas ISO. Y ahí están aquellas que apuntan hacia los principios de buenas prácticas para la seguridad de la información, como la ISO 27.000; las que se refieren a mejores prácticas para lo que es la operación de los servicios y continuidad operacional, como la ISO 20.000; y otras asociadas a la calidad del servicio, de cómo se entrega o qué tan medible es la calidad o gestión de la calidad del servicio, como la ISO 9.000.

“Todas esas certificaciones Claro las ha ido construyendo y desarrollando, y ya contamos contamos con ellas”, asegura. Y están también las certificaciones tecnológicas, que apuntan a la tecnología que vive adentro de un data center, que usualmente son de diversas marcas del mercado. Routing switching, cómputo, almacenamiento o ciberseguridad son algunas de las áreas que menciona y que se han ido asegurando que todo el equipo que preste estos servicios tenga y cumpla con las certificaciones adecuadas.

Y existen otro tipo de certificaciones hoy en día que, aunque sean más comunes, buscan de todas maneras. Por ejemplo, con la certificación LEED -por sus siglas en inglés de Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental-, buscan calificar qué tan eficiente es la infraestructura respecto al medioambiente, principalmente en temas de uso de energía, agua y cómo un data center influye o no respecto del entorno en el cual está esbozado. “Esa es otra certificación que estamos buscando, dada la tendencia de generar ambientes sostenibles y que sean cuidadosos del Medio Ambiente y sus principales factores, como son el uso adecuado de energía y el uso de el agua”, asegura Zambrano.

“A diferencia de las etapas anteriores, elegimos este estándar como uno a cumplir y certificar, que te pide mejores prácticas para asegurar que la construcción de este centro de datos esté basado bajo normas y prácticas de uso de eficiencia de energía, agua y contaminación y disrupción hacia la comunidad”, desarrolla el ejecutivo. La medida tomó la decisión como un paso más hacia la mitigación de la huella de carbono.

Prevención ante las eventualidades

Zambrano, con respecto a los data center y particularmente con respecto al de Claro, describe una serie de diferenciadores y que pueden ser una pieza clave para el cuidado y funcionamiento de una instalación de este tipo. “El principal problema que puede suceder no es que se caigan, sino que el movimiento de la estructura tecnológica tiene que ser el mínimo posible porque se afectan los componentes que viven adentro del data center”, resume. En ese sentido, dice que tienen el único centro de datos que, desde sus inicios, ha considerado dentro del proyecto todo lo que son los aisladores sísmicos, que son una pieza tecnológica que les permite montar la infraestructura sobre él y amortiguar el efecto de movimiento ante un temblor o terremoto. “Y para nosotros es importante mantenerlos, principalmente entendiendo que somos en esencia un país sísmico y debemos cubrir ese riesgo a como de lugar”, plantea.

Otro diferenciador es, dice, la ubicación. “Hoy día, dentro de las problemáticas de un data center puede tener, no es solo que no tenga problemas de funcionamiento, sino que a nivel de comunicaciones esté interconectado con los distintos carriers o telcos en el país, y con los distintos nodos de redes de comunicación de una manera redundante”, plantea. El centro de Liray, entonces, tiene ventajas en su ubicación. “es un diferenciador porque nos permite, por un lado, ir por rutas diversas a nivel de carreteras, rutas divergentes que hacen que nuestros clientes, a nivel de comunicaciones y que conectan sus oficinas con el centro de datos, de alguna manera tengan una alta redundancia en esas comunicaciones e interconexión”, añade.

Adicionalmente, están terminando un proyecto que podrá garantizar el crecimiento que los clientes tengan en sus instalaciones. El plan, actualmente en desarrollo, tendrá la capacidad para tres mil metros de salas blancas en fases de mil metros, lo que significa que para mediados de 2022 inaugurarán la primera parte. “Pero ya hay un crecimiento para el mismo edificio garantizado que va a permitir triplicar esa capacidad que los clientes vayan adquirieron más uso y servicios”, asegura.

El ejecutivo dice que, dada la cantidad de información que producen los sistemas informáticos y las velocidades de las comunicaciones que hoy en día existen, se requieren cada vez más de centros de datos. Y no solo en Chile, sino alrededor de todo el mundo. “Creemos que, si bien hay muchos oferentes de data center a nivel global, dadas las problemáticas que hay con la instantaneidad y el volumen de la información que se maneja, es relevante para la experiencia del cliente que esa información se procese en nuestro país”, argumenta.

Como tal, el proyecto de Claro Chile comenzó en 2011 y para 2013 lo echaron a andar. En 2018 dieron paso a su segunda fase y la tercera la iniciaron en 2020, que debiesen terminar a mediados de 2022.

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