El delicado sonido en tu interior: los mejores audífonos del mercado

Los audífonos se han convertido en elementos esenciales en nuestras vidas. Marcas, modelos, experiencias, la eterna relación precio calidad. Para los amantes de la música y los detalles en el sonido, acá las sugerencias de expertos y conocedores.


Recuerdo los audífonos que han pasado por mis oídos desde el primer personal stereo que me regalaron en 1984, los clásicos de casco y almohadillas naranjas, inspirados en el revolucionario Walkman de Sony, lanzando en 1979. Si la música es parte integral de tu vida, los auriculares son como una extensión del cuerpo, un componente sustancial para dotar de banda sonora a caminatas, viajes, o simplemente recostarse disfrutando la música, como si brotara desde el interior de tu cabeza.

El uso cotidiano te enfrentaba a mini tragedias como el clásico tirón reiterado del cable hasta estropear el plug, el deterioro de los cascos que solían trizarse, o las esponjas que perdían forma y color después de tanto trajín. Las reparaciones con huincha aislante o soldaduras eran paliativos que duraban poco y nada, obligando a comprar nuevos modelos más consistentes y de mejor sonido.

Hasta llegar a los actuales Bose con reducción de ruido, de moda desde hace un par de años -sistema que la firma estrenó en 1989 para el uso de pilotos de aviación-, pasé por la legendaria marca alemana Sennheiser (The Beatles usaba sus micrófonos), como dando vueltas en un gigantesco mall en Bangkok, descubrí la firma danesa Jabra Revo especializada en bluetooth, mi primera experiencia inalámbrica. En una tienda de ropa Diesel en San Francisco compré unos Monster Diesel VEKTR, que me hacían sentir en el futuro con su diseño angular y sonido de gran definición.

En ese mismo viaje pude testear un modelo circumaural -el clásico audífono tipo DJ que cubre la oreja- de una tienda Ferrari, engalanado con el rojo furioso de la escudería italiana, que te hacía lucir como parte del equipo de un pit de Fórmula 1. Pero la decisión siempre pasa por la calidad del sonido y, en ese sentido, recuerdo agudos sobrantes y falta de bajos en aquel modelo.

La misma impresión me dieron los fonos Marshall. Diseño ad hoc homenajeando a los históricos amplificadores símbolos del rock, pero en mis oídos carecían de la fidelidad necesaria.

En su momento también probé los audífonos favoritos de los deportistas de élite y la juventud en la década pasada: Beats by Dr. Dre. Diseñados por el afamado músico y productor junto al ejecutivo discográfico Jimmy Iovine, fueron un éxito por su diseño reivindicativo de la figura del DJ, y por unos bajos voluminosos perfectos para el hip hop y el urbano. Pero no me convencieron. Demasiado retoque en la textura del sonido.

Mi paladar auditivo había pasado por un periodo de bajos explosivos en los 90 y comienzos de 2000, cuando los equipos de sonido domésticos se concentraban en esas características, con una serie de efectos preseteados que enmascaraban y finalmente distorsionaban las mezclas originales de las canciones.

Cuando era adolescente alucinaba con los ecualizadores para combinar el audio a mi gusto, pero con los años prefiero neutralizar los aditivos, y que los audífonos transmitan la música sin más coctelería que las decisiones del artista, sus productores e ingenieros. Escuchar y respetar con qué intención sonora fue plasmada la obra. Por ahora, los Bose con reducción de ruido, cumplen a la perfección esa exigencia.

Afinando el oído

Dos de los productores e ingenieros de sonido más reputados del país como Gonzalo “Chalo” González y Pablo Stipicic, con oídos altamente entrenados, coinciden en separar los audífonos utilizados en los estudios y sus características, con los modelos accesibles en el retail.

“Que sean neutros, que no maquillen, que sean fidedignos a la realidad”, sintetiza Stipicic sobre las cualidades que busca en los auriculares para su labor. “Yo no ecualizo mis fonos”, apunta “Chalo”, inspirado en el mismo principio. Curiosamente, González revela que el valor promedio de los audífonos usados en salas de grabación no son particularmente elevados, con valores que oscilan entre 90 y 120 mil pesos.

En la pandemia, Pablo Stipicic comenzó a trabajar en casa. Como no podía instalar todo el equipamiento, optó por unos Neumann NDH 20 que bordean los 500 mil pesos. “Uso parlantes carísimos y estos audífonos me salvaron. Se traducía bien lo que estaba haciendo”. Por cierto, no son de su agrado los fonos que condimentan el sonido. “No me gusta porque inventan los bajos, es una trampa. Es como echarle ajinomoto a la comida”.

En la relación precio calidad, Gonzalo González apunta la reputación de Sennheiser en un rango que va desde 50 hasta 600 mil pesos. Hace poco probó un nuevo modelo inalámbrico: Momentum True Wireless 2. “No soy muy amigo del bluetooth porque en la transferencia de audio se pierde calidad. Pero en este mundo de Zoom, estos fonos se conectan con todo y le hacen la pelea a los audífonos de Apple. Yo escucho mucho podcast y los amé. Hablo por teléfono sin problemas y son super naturales”. Los Momentum cuestan $299.000 en el sitio de Sennheiser, mientras la carga dura hasta 28 horas.

“Los otros que recomiendo, que son sexys, los Beats”, agrega Chalo, en referencia al popular modelo de Dr. Dre. Para el productor, su ecualización está pensada para generar una reacción positiva inmediata. “Hay gente que necesita que el fono le entregue algo extra para no ecualizar. Los Beats son más deportivos, sirven para la electrónica y pop moderno. Funcionan bien”, añade.

Para un melómano como Rainiero Guerrero, director de radio Futuro, una marca tradicional como Sony jamás defrauda. “Valen 15, 20 mil pesos en el retail y son un gran avance para uno que creció escuchando personal stereo con unos hilitos de sonido”. En una gama más alta, recomienda Audio-Technica. “Buenos, con cables largos. Para mi la definición del bajo es fundamental”.

Otro conocedor es Fernando Mujica. Figura radial por décadas, forjador de medios musicales escritos pioneros como Extravaganza! y DJ, tiene un vasto conocimiento de repertorio y artistas, y una experiencia asociada en cuanto a calidad de sonido como consumidor permanente de música. “Un auricular de monitoreo interesante con buena frecuencia y un sonido plano que me gusta, sobre todo para cedés y Spotify -no escucho mp3 ni vinilos-, es Tascam. El que escucho en mi casa, que es un audífono barato, de 50 lucas, es el Tascam TH-02”.

Mujica también utiliza por la calidad de los bajos los auriculares Ultrasone DJ1. “Es un audífono de unas 200, 250 lucas, y es carne de perro, muy bueno. Mantiene mucha fidelidad. En mi casa tengo un Power Yamaha y un cedé Yamaha, y además un reproductor doble Numark, de cuando pasaba música en bares. El Yamaha reproduce con mucha fidelidad el formato cedé y tengo un par de cajas canadienses de alta fidelidad, las Paradigm. Y yo, como escucho en esas cajas, necesitaba un sonido parecido. El que más me lo dio fue el Utrazone DJ1. Realmente filete como audífonos”.

De material ligero

El camino de los auriculares cumple 130 años este 16 de junio, cuando el ingeniero eléctrico francés Ernest Jules Pierre Mercadier patentó en Estados Unidos en 1891, el modelo intraural que se introduce en el oído.

Su diseño estaba pensado para optimizar el uso del teléfono con mejor conectividad y privacidad. La descripción que hizo del aparato en el registro del invento, podría integrar una campaña publicitaria actual. “Al hacer las partes pequeñas y de material ligero, como se describe, el aparato puede llevarse sin inconvenientes (…)”.

Los primeros audífonos estéreo eran originalmente el accesorio de un producto mayor. El músico John Koss y el ingeniero Martin Lange presentaron en la feria de audio de Wisconsin de 1958, un tornamesa portátil que se llevaba en una maleta. El tocadiscos no tuvo particular éxito. En cambio la atención del público se volcó a este aparato anexable, que brindaba una experiencia sonora inédita y personalizada.

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