La reinvención digital de un gimnasio

La plataforma Sportlife On permite realizar distintos tipos de entrenamiento en el hogar.

La cadena Sportlife sacó lecciones con la pandemia, para mejorar el servicio a sus suscriptores. Hoy, ofrece un catálogo de más de 400 videos para hacer deporte desde cualquier lugar y una app que permite el ingreso a las sucursales con código QR, reservar para cualquier tipo de clase o tomar evaluaciones, digitalizando procesos que antes eran engorrosos.


Uno de los rubros más golpeados con la pandemia fue el de los gimnasios, que pasaron casi un año y medio cerrados y ahora funcionan con aforos reducidos. El riesgo sanitario que implicaba su funcionamiento normal, donde mantener distancias o tener que usar una mascarilla hubieran sonado como una locura antes de la pandemia, hizo que se mantuvieran las medidas restrictivas.

La cadena Sportlife, una de las más grandes del país, sintió fuerte el golpe. Antes de 2020, la matriz de riesgo de la empresa indicaba que era inviable tener sus sucursales cerradas por más de dos semanas. La contingencia obligó a que la prueba fuera mucho más dura, aunque después de algunas meses de shock, se reactivaron y concentraron todas su energías en salvar el barco que se estaba hundiendo.

“Nosotros cerramos el 16 de marzo de 2020, incluso antes que el gobierno diera la orden de cierre, pensando en que íbamos a aportar en la solución rápida y también pensando que el cierre iban a ser 15 días, máximo un mes”, cuenta Yeison Cubides, gerente de operaciones de Sportlife.

Cuando decidieron reactivarse, tomaron como referencia algunas experiencias internacionales que habían conocido antes de la pandemia, en las convenciones a las que solían asistir, que indicaban que algunas cadenas estaban avanzando en la digitalización de sus servicios.

“Antes de 2020 para nosotros no era una prioridad, pero sí lo teníamos sobre la mesa como para empezar a hacer algo. Y la pandemia nos hizo cambiar las prioridades. Cambiarlas desde el negocio físico hacia la gente que estaba en la casa”, dice Cubides.

El cierre por casi un año y medio fue un golpe difícil de soportar para los gimnasios.

Rutinas desde cualquier lugar

El primer intento por responder a los suscriptores que ya no podían seguir yendo al gimnasio fueron clases por la app Zoom. Aunque la acogida fue buena, desde Sportlife sabían que podían llevar más lejos la conexión con sus clientes en sus casas.

Así, decidieron sumarse a la tendencia y comenzar a trabajar en una plataforma online que pudiera ofrecer a sus suscriptores rutinas de distintos estilos y de diversos niveles de esfuerzo. Tardaron cerca de tres meses en el desarrollo de toda la interfaz del sitio, que bautizaron como Sportlife On y paralelamente comenzaron a generar el contenido de las rutinas, asesorados por una equipo que ya había trabajado en un canal de ejercicios en línea.

La plataforma fue lanzada en noviembre de 2020 exclusivamente pensando en los suscriptores de antes de la pandemia, pero como el sitio tuvo una buena recepción, el proyecto comenzó a crecer. “Ahí nos dimos cuenta que podíamos abrirlo como negocio a otras personas que no estén inscritas en un gimnasio Sportlife y lo abrimos al poco tiempo”, señala Cubides.

Hoy, Sportlife On cuenta con más de 400 videos y 2.600 miembros, sin contar los suscriptores presenciales del gimnasio, que tienen acceso gratuito a la plataforma. Las categorías de entrenamiento incluyen alto impacto, cardio, entrenamiento funcional, mente y cuerpo y técnico específico. Además, hay canales de sportcycling, xtreme training y rumba.

Lejos de quedar como un experimento pandémico, Cubides destaca que actualmente siguen subiendo material cada semana y que seguirán desarrollando la plataforma. “Ya se puso a rodar el auto y no para. Para nosotros Sportlife On es una sede más de nuestros gimnasios, que administramos con la misma rigurosidad que todas”, dice.

Un app para tener todo bajo control

De todos modos, la incursión digital de Sportlife no quedó solamente en esta nueva plataforma. De cara al regreso a la presencialidad, la empresa decidió que avanzar en esta senda podía mejorar la experiencia de sus suscriptores.

La experiencia del gimnasio presencial aún estaba marcada por las restricciones sanitarias. Uno de los puntos más importantes que obligaba el Ministerio de Salud era la trazabilidad de todos quienes asistieran presencialmente al gimnasio. Ahí surgió la opción de crear una app.

“Por el volumen de personas que vienen a nuestros gimnasios era imposible registrar a los asistentes manualmente. Entonces, lo mejor fue apalancarnos con la tecnología y por ende lo que hicimos fue cambiar el control de acceso y hacerlo a través de una aplicación”, explica Cubides.

Así, el ingreso al gimnasio comenzó a ser con un código QR que proporcionaba la app, que dejaba un detallado registro de todos quienes habían pasado por cada sucursal. Además, la herramienta permitió ganar en higiene, ya que quedó obsoleto el sistema de ingreso con lector de huella.

Además, debido a los aforos restringidos, el ingreso a los gimnasios solo está permitido a quien reserve con 30 minutos de anticipación en una sede, eliminando así la posibilidad de llegar hasta una sucuersal y tener que esperar afuera si es que la capacidad está excedida. Esto también aplica para las clases con profesores, las cuales solo cuentan con inscripción a través de esta herramienta.

“La respuesta de los clientes fue tan positiva que ahora que las medidas son un poco más flexibles mantuvimos las condiciones y la gente las agradece”, cuenta Cubides. La app también permite reservar evaluaciones mensuales y mantener un registro de sus resultados y de los entrenamientos realizados. También de dudas comunes, pago en línea y renovación con el gimnasio, lo que ha digitalizado por completo todo lo que antes debía realizar un recepcionista.

En la cadena de gimnasios Sportlife hay que ingresar a un app para inscribirse 30 minutos antes de llegar a la sede. Es el modo para controlar el aforo y evitarle a los clientes esperas en las sucursales.

Cubides destaca que la vuelta a la actividad presencial ha estado embargada por un sentimiento de gratitud de parte de los funcionarios del gimnasio y de los suscriptores. Según él, después de tanto tiempo encerrados por las prolongadas cuarentenas, el poder ir a un gimnasio fue una de las tantas actividades que ahora la gente mira con otros ojos y valora de una manera distinta.

Además, destaca que gracias a iniciativas como Sportlife On, el período de cuarentenas también sirvió para que el deporte sumara nuevos adeptos, gracias al boom que hubo en redes sociales de personas ejercitándose en casa.

“Hasta el día de hoy nosotros vemos esto capitalizado en que hay mucha gente en los gimnasios. Así que yo creo que estas herramientas fueron un muy buen gancho, para que cuando abriéramos las puertas se hayan inscrito muchas personas que nunca habían ido al gimnasio”, cierra Cubides.

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