Consejos para alargar la vida útil de tu ropa

Ilustración: César Mejías.

La industria de la moda, que cambia de colecciones cada dos semanas, tiene muchos closets llenos de prendas desechables, que rápido quedan obsoletas. Para romper la cadena de lo desechable, recopilamos alternativas que extienden la vida útil del vestuario.




La moda rápida —más conocida como fast fashion— tiene cada día un peor prontuario. Es la segunda industria más contaminante del planeta, solo antecedida por las petroleras, y un 73% de la ropa que se produce a nivel mundial, según la Fundación Ellen MacArthur, está destinada a llegar a la basura tras no más de siete posturas. Solo en Chile, se estima que unas 550 toneladas de la basura que termina anualmente en los vertederos corresponde a telas de distintos usos.

Estas alertas se encendieron con más fuerza tras la tragedia de Rana Plaza, una fábrica textil en Bangladesh, que el 2013 se desmoronó en plena jornada laboral, causando la muerte de 1.134 personas. Las condiciones deplorables de trabajo se transformaron en una sombra para los escaparates del retail.

Las pocas regulaciones laborales, medioambientales y tributarias de países empobrecidos provocaron —y lo siguen haciendo— que grandes empresas instalaran ahí sus fábricas, abaratando costos al máximo. Martina Barroeta Zalaquett, fundadora y directora de la plataforma de estudios de moda Fashionerd, explica que esto tiene consecuencias ambientales, contaminando el entorno inmediato y el planeta, pero también culturales, pues quienes antes se dedicaban a técnicas textiles locales deben emplearse en las fábricas y, a la larga, desaparecen las formas propias de vestir. Eso es lo que hoy se nombra como “zona de sacrificio de la moda”, concepto acuñado por la antropóloga Sandra Niessen.

“Se estima que en 1967, el 97% del vestuario que se utilizaba era producido por la industria textil y de vestuario local”, explica Beatriz O’Brien socióloga, especializada en producción y consumo responsable. Hoy es completamente lo contrario: aproximadamente ese mismo porcentaje de ropa es importada, principalmente desde Asia, facilitado por los tratados de libre comercio”.

¿Se puede resistir a este triste escenario? Claro que sí. Sobre todo a través de costumbres arraigadas, que no siempre han estado ligadas a una decisión moral o ética sobre el consumo. “Puede ser organizarte con tus vecinos o amigas para ver si nos podemos prestar o intercambiar ropa, averiguar si alguien en el barrio hace arreglos, aprender cómo zurcir un calcetín, coser un botón o cuidar una prenda para que dure más tiempo”, identifica Martina. “Estas prácticas implican dejar de lado el individualismo que caracteriza el consumo rápido e instalan lo que llamamos economía del compartir, que construye lazos comunitarios y colectivos a través del vestuario”, observa O’Brien.

Corte y confección

Francisca Torres es asesora de imagen y dueña de la tienda Slowpieces, donde vende ropa y accesorios vintage que encuentra con paciencia. En contacto estrecho con telas y hechuras de otra época, explica que los mismos materiales han disminuido su calidad, algo que se puede notar al ver una camisa de poliéster actual y compararla con una de hace 60 años. La antigua, probablemente, siga intacta. Acá, entrega algunos consejos de uso, lavado y mantenimiento para que las prendas —sean antiguas o de retail— extiendan su vida útil.

— Para eliminar las motas, usa una maquina saca pelusas eléctrica o una afeitadora.

— Poleras, blusas y chalecos deben estar siempre colgados desde la mitad. Desde los hombros se deforman.

— Si puedes usar una prenda más de una vez a la semana, hazlo, ventilando antes de guardar. El agua es un mal necesario para la ropa.

— Ante una mancha, evita lavar la prenda completa. Primero trata de limpiar la zona.

— Sacude jeans y pantalones apenas te los saques, para que boten el polvo de la calle.

— Lava siempre con agua fría y con el revés de la prenda hacia afuera.

— Separa la ropa por colores o tonalidades para evitar teñidos cruzados.

— Atención a los chalecos: se lavan siempre con otros chalecos, del mismo tono. Usar el programa “lana” o lento.

— La ropa interior se lava sola en una bolsa de género o a mano.

Otra recomendación es tener un costurero completo, tomar cursos de bordado o zurcido, no botar nunca los botones (siempre se pueden reutilizar) y tener de cabecera los benditos tutoriales para reparar ropa que llenan Pinterest.

Resucitar los colores

Rodillas gastadas, axilas desteñidas o blancos que por más que te esfuerces no van a volver. Para arreglarlos está la cajita dorada, el producto estrella de anilinas Montblanc, una empresa que lleva 76 años produciendo en Chile colorantes que dan vida a los textiles gastados.

Francisca Ponce, del área de marketing, cuenta que las anilinas pueden renovar casi cualquier prenda. Aunque por la cuarentena no está funcionando, también tienen un servicio de teñido profesional, que brindan en su casa matriz ubicada en La Reina, donde también realizaban talleres gratuitos y pagados. Hoy eso se trasladó a sus cuentas de Instagram y YouTube, donde se pueden encontrar clases en vivo y tutoriales para teñido básico o con técnicas específicas, como el tan de moda tie dye.

Además, comparten consejos para teñir la ropa en casa, que sirven para algodón, lino, seda, lana, lycra, nylon, rayón, acetato, viscosa, tencel, creas, popelina y poliamida. Para más detalles se puede revisar su sitio, pero si hay que teñir algo de emergencia, la receta es muy sencilla.

Teñido en olla

-Anilina

-Olla grande

-Sal

-Agua

Mientras se pone al fuego la olla con agua, se disuelve completamente la anilina dentro de un recipiente pequeño con agua caliente. Luego, esta se mezcla con el agua de la olla y se introduce la prenda, manteniendo el fuego a media intensidad. Lo ideal es que tenga espacio suficiente en la olla. Ahí se deja durante 15 minutos, revolviendo de vez en cuando. Pasado el tiempo, se saca la prenda, se agrega una cucharada sopera de sal por litro de agua y se vuelve a meter durante otros 15 minutos. Extraer y enjuagar con agua fria para fijar el color.

Milagro a tus pies

El calzado no se salva de robustecer las horribles cifras de contaminación en la industria, pero hay alternativas que pueden salvar a tus zapatillas de ser la prenda huacha que se asoma entre la basura. Aunque es común terminar calzando un par de hilachas con la suela despegada con tal de estirar la vida del par regalón, acá entregamos alternativas para abordar las peladuras, las lenguas despegándose, la gamuza alguna vez blanca que evoluciona del gris al negro, o los costados descosidos donde se asoma, coqueto, un calcetín.

Restauración total

El compromiso de Restaura tu Tilla es alargar la utilidad del calzado, reparando todo tipo de daños y reponiendo los colores, como si estuvieran recién salidas de la caja. También las “customizan”, dándole un giro al aspecto de un modelo, ya sea agregando diseños o cambiando el color, entre otras opciones. Se cotiza a través de mensajes en su cuenta de Instagram.

Lavado, kits de limpieza y restauración

Los servicios de Sneakers Solution, una marca con presencia en diversos países, apuntan a lavar en profundidad y reparar las zapatillas en casos críticos. También ofrecen una serie de kits de limpieza y mantenimiento para quienes quieran cuidar diariamente y como hueso de santo sus tesoros. Cotizaciones y servicios en su sitio web.

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