Ducharse todos los días: los riesgos de quedarse mucho rato bajo el agua

Hay quienes no pueden empezar su jornada sin darse un baño. Sin embargo, hacerlo muy seguido, a altas temperaturas o por muchos minutos puede traer varias complicaciones dermatológicas.




Cuando se habla de las celebridades, existe todo un culto —por no decir morbo— respecto a sus hábitos alimenticios, rutinas de ejercicio, dietas especiales y cualquier otro proceso que, supuestamente, los haga ser tan hermosos o geniales. En ese interminable flujo de recetas, de vez en cuando reaparece una costumbre no tan glamorosa entre los estrellas de Hollywood: la de no ducharse a diario.

Brad Pitt, Cameron Diaz, Matthew McConaughey, Orlando Bloom, la pareja de actores Mila Kunis y Ashton Kutcher... como puedes ver, la lista de actores y actrices que no se baña todas las mañanas suma y sigue. El caso que más llama la atención es el de Leonardo DiCaprio, ganador del Oscar y activista ambiental, que por esta última razón decidió modificar sus hábitos de ducha: considera que ahorrar agua lavándose con menos frecuencia es una opción válida para ayudar a proteger el medio ambiente.

DiCaprio tampoco es fan del desodorante, porque se trata de un producto muy artificial y que por lo tanto requiere de procesos químicos que usan mucha agua, además de involucrar sustancias como el aluminio en la piel.

Los brazos bien pegados al cuerpo: claramente Leo no se duchó ese día.

Y así como DiCaprio, hay varios y varias que en sus hogares han cambiado sus rutinas, en especial después de la pandemia, los confinamientos y el teletrabajo. Al estar en un constante encierro y con menos contacto exterior, las duchas diarias dejaron de ser un paso obligatorio al comienzo de cada jornada. Ahí surgió la pregunta, ¿cada cuánto tiempo es necesario bañarse? La ciencia ya tiene algunas respuestas, con información que debemos tener en cuenta, sobre todo considerando el cambio climático.

Por qué no es aconsejable ducharnos en exceso

Durante años he observado a mi amiga Lucía y sus hábitos de ducha, que son extremadamente intensos: se baña dos veces al día, a veces incluso tres. No es porque trabaje en una planta de desechos tóxicos o deshollinando chimeneas; simplemente lo hace porque le gusta. Lo que ella no sabe es que esta práctica puede acarrear reacciones y efectos adversos prolongados en su piel.

Es lo que advierte un estudio publicado el año pasado por la Universidad de California en San Diego, donde se explica que la capa córnea, que es la más externa de la piel, puede verse dañada por el exceso de jabón y agua. “Las bacterias buenas están educando a las células de la piel para que produzcan sus propios antibióticos”, dice Gallo, jefe de la división de dermatología de la UCSD, “los que a su vez eliminarán a las bacterias malas”.

Un exceso de higiene, entonces, no solo elimina los lípidos, la suciedad y los aceites naturales de la piel, sino que también “algunas de las bacterias buenas que ayudan a mantener un equilibrio saludable del cuerpo”.

La piel tiene tres capas, explica Irene Araya, dermatóloga de Clínica Santa María. “La más superficial es la epidermis, la dermis es la intermedia y la hipodermis es la más profunda”. Sobre la epidermis existe la mencionada capa córnea, “cuya función es ser una barrera contra cambios de temperatura, la deshidratación o que no salgan electrolitos hacia fuera”.

La capa córnea tiene una humectación natural que es hidrosolube. Es decir, se disuelve con el agua, por lo que una ducha extensa o un jabón fuerte pueden eliminar esta capa. Y si nos bañamos muy seguido, “podemos generar un daño importante en la piel, puesto que pierde su capacidad de humectarse y comienza a resecarse”.

En paralelo a la humedad natural, también existe la grasa propia de la piel, que en la comunidad científica se conoce como manto lipídico o ácido, el que también “contribuye a mantener indemne esta barrera”.

Teniendo claros estos antecedentes, Araya señala que exagerar las duchas o el lavado —como muchos comprobaron al aplicarse alcohol gel demasiadas veces al día durante la pandemia— “puede hacer que la piel se irrite, se agriete y aparezca el riesgo de infección”.

La frecuencia recomendada

Como varios ítems de la vida, este también depende del contexto de cada persona. “No conviene andar sucio por la vida”, dice Araya, “por eso el baño diario es aconsejable, pero también va a depender del tipo de piel”.

Por ejemplo, las personas mayores, que “producen poco factor de humectación y poca grasa, no necesitan una ducha diaria”. Sin embargo, una persona joven que tiene más grasitud, sí.

“Hay pieles del tipo graso para las cuales la ducha diaria es fundamental. Pero también hay personas con pieles hipersensibles, que son de por sí secas (pacientes atópicos, alérgicos o con psoriasis) y que deben tener más precaución. En ellas uno podría discutir la conveniencia de la ducha diaria”.

Otro factor importante es la actividad diaria, oficio o profesión en la que uno se desempeña. Si se trata de un oficinista tranquilo, que no realiza grandes esfuerzos físicos, “no debería ser necesario ducharse a cada rato”, dice Araya. En cambio una persona deportista, mecánica, cocinera o que tenga mucho ajetreo o exposición a suciedad, “sí requiere de un baño tal vez más prolijo”.

Según Araya, aunque no lo necesite, en general los chilenos se bañan mucho, lo que “no es saludable para la piel. Necesitamos ese manto graso que nos protege, sobre todo en el invierno”.

¿Qué pasa si por gusto me tomo dos duchas al día? “Lo que estás haciendo ahí es agredir tu piel con tanto baño diario. Es probable que, tarde o temprano, comiencen a aparecer comezones, resequedades o dermatitis, por lo que es necesario restringir las duchas a lo estrictamente necesario”.

Áreas a cuidar

Con respecto a los jabones, Araya dice que es importante usarlos en las áreas que más se requiera, que son los pies y las axilas, ya que suelen ser las zonas más odoríferas del cuerpo.

En cuanto a la zona genital, “las personas no alérgicas pueden usar cualquier jabón; de lo contrario hay que fijarse de los componentes, puesto que pueden provocar una reacción indeseada”. Los que suelen producir más problemas son los jabones estabilizadores, surfactantes y los que tienen mucha fragancia. Para evitar estos malestares, ella recomienda elegir los jabones tradicionales de glicerina, que son neutros.

Los jabones exfoliantes son un gran problema en este caso, ya que generan una especie de barrido que arrasa con todo en la piel, lo bueno y lo malo, “y no todo el mundo tolera. En el skincare se utilizan productos que muy exfoliantes y abrasivos, no recomendables para cualquier tipo de piel ni para todas las personas”.

¿Cuál es la temperatura ideal del agua en una ducha?

Ahora bien, si haces ejercicio o deporte a diario, o por tu trabajo necesitas ducharte diariamente, para no dañar la piel conviene regular la temperatura. A quienes les gustar salir del baño cubiertos de un denso vapor y con la piel roja como cangrejo, les decimos fuerte y claro que el agua muy caliente es muy perjudicial para la piel. Según explica la dermatóloga, el agua “siempre tiene que ser templada, ojalá bajo la temperatura corporal, que es de 37 grados. ¿Lo ideal? Entre 25 a 30”.

Ducha

De todas maneras, esto depende del nivel de suciedad de la piel. Por ejemplo, “un mecánico que puede venir con alta suciedad probablemente necesite una temperatura mayor para poder remover toda sus manchas”. Lo importante, dice, es que la ducha sea cómoda, pero no sentir el agua quemando ni que quede la piel colorada al salir. ¿Por qué? El calor intenso removerá todos los componentes naturales de los que hemos hablado y hará que la epidermis quede más sensible, frágil y expuesta.

¿Qué es mejor: darse una ducha o un baño de tina?

Araya explica que “una ducha de 15 minutos o más equivale a la misma cantidad de agua que un baño de tina”. Según detallan en la literatura científica, una bañera promedio suele llenarse con 230 litros de agua, mientras que al ducharnos gastamos entre 8 y 15 litros de agua por minuto.

Teniendo estas cifras en cuenta, se puede calcular que una ducha larga de 15 minutos en adelante estaría gastando incluso más agua de la que necesitas para llenar la bañera.

“No es algo para hacer todos los días”, dice la profesional respecto al baño de tina, sobre todo si tienes la piel seca. “Es más saludable la ducha que la tina”. Además del derroche, como el agua de la ducha corre resulta más higiénico y eficiente, puesto que la suciedad cae más rápido y no se queda ahí flotando junto a uno.

Conciencia ambiental

Tal como lo comentábamos al comienzo, es importante replantearse la frecuencia de estos hábitos tanto por nuestra higiene y salud como también por el medio ambiente. “Es bien importante que la gente, además de ser consciente de su piel, se preocupe de la escasez hídrica”, dice Araya. “La situación ambiental no va mejorar en el corto plazo, por lo que hay que limitar el recurso y la ducha es una buena manera de hacerlo”. A su vez, menos tiempo de baño también significa un menor uso de jabones y champúes, productos químicos que “de alguna forma u otra llegan al mar”.

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