Guía para entender el lenguaje de tu perro (y el de otros)

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Aprender a interpretar correctamente los mensajes que tu mascota comunica a través de cada movimiento de su cuerpo, no sólo ayuda a reforzar el vínculo que tienen, sino que a evitar situaciones de riesgo, tanto para ti, tu regalón, y el resto – personas y animales.




Ahí estás, otra vez, haciendo esa vocecita que se te ocurrió es la de tu perro. Inventando diálogos “graciosos”, que de haberlos descubierto antes, estarías escribiendo los guiones de las próximas películas de Pixar, y que te sirven para explicar a ti y al resto, por qué es que tu bebé de cuatro patas se “lleva mal” con otros perros, o se comporta de tal forma u otra frente a los desconocidos, cuál es la causa por la que se acuesta replicando un ocho o se la pasa bostezando.

La cosa es que, por más ingeniosos que sean los comentarios que el Cachupín hace a través de ti, ¿corresponden estos a lo que tu mascota está tratando de transmitir, realmente? El interés y preocupación que existe por parte de los tutores de animales de compañía de entender el lenguaje de sus perros, es un tema que genera opiniones cruzadas entre los especialistas.

Para Rodrigo Morales, médico veterinario, diplomado en Ética, Legislación y & Protección Animal de la Universidad de Chile, e integrante del Centro de Gestión Ambiental y Biodiversidad de la casa de estudios, en la actualidad “gran parte de los hogares del país sienten que sus mascotas son parte de su familia, por lo que cada vez existe más interés por entender su lenguaje. No sólo para convivir de mejor forma, sino que también para comunicarnos mejor, evitar comportamientos agresivos o realizar sesiones de entrenamiento”.

En tanto, para la etóloga y presidenta nacional del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet), María José Ubilla, comprender el lenguaje canino “no es todavía un tema prioritario entre los tutores de mascotas”. Según ella, las mayores preocupaciones se concentran en el ámbito de la salud, la prevención de patologías, la alimentación correcta y otorgar un albergue a los que no tienen. “Todavía nos falta un poco en temas que tienen que ver con el lenguaje, siendo que es muy importante para el bienestar de los animales de compañía en general”, agrega.

La médico veterinario y máster en etología clínica de la Universidad Autónoma de Barcelona, Camila Hernández, sostiene que, en muchas ocasiones, el interés que existe en familias por aprender el lenguaje de su mascota se gestiona de forma equivocada, “buscando información en Internet, la cual no siempre es correcta”. A pesar de convivir con perros desde hace varios años o incluso toda su vida, dice, “muchos no entienden las señales que están recibiendo, lo cual indica que no basta con vivir con un perro para ser conocedor del lenguaje canino”.

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Fortalecer vínculos y disminuir riesgos

Comprender el lenguaje de los animales de compañía toma, cada vez, mayor relevancia. Hace unas semanas, España declaró por ley a las mascotas como animales sintientes, lo que implica, entre otras cosas, que no podrán ser embargados, hipotecados, abandonados, maltratados o apartados de uno de sus dueños en caso de separación o divorcio. Una discusión que se está iniciando formalmente en Chile, luego de que en noviembre pasado ingresara al Senado un proyecto legislativo similar, que se sumaría a la de tenencia responsable, conocida popularmente como “Ley Cholito”.

Entendiendo, primero, que los perros son otra especie, diferente a la humana y que, por ende, no tiene por qué reaccionar de la misma manera a los diversos estímulos, y luego, aprendiendo a interpretar las señales corporales que manifiestan, “podemos ser capaces de diferenciar cuando un perro está cómodo en una determinada situación, cuando algo le genera curiosidad, cuando el acercamiento de personas o perros desconocidos le agrada, le es indiferente o le parece muy invasivo, entre otros ejemplos”, dice Camila Hernández. Eso, además de mejorar el vínculo, permite evitar situaciones de conflicto y/o accidentes tanto para el animal, los tutores, y otras personas y sus mascotas. “Gracias a esto, incluso, se pueden prevenir y disminuir los casos de abandono o eutanasia”, agrega la etóloga.

“Muchas veces se dan problemas de ansiedad generalizada, estrés crónico, agresividades defensivas, cuando no comprendemos el lenguaje que está manifestando el animal. Por ejemplo, cuando éste quiere aislarse socialmente, descansar, orinar o defecar tranquilo. Si obligamos a los animales a relacionarse con nosotros en momentos donde ellos están manifestando un estado emocional de otro tipo, no prestos a la interacción social, se pueden dar estos problemas e, incluso, haber accidentes”, afirma María José Ubilla.

Muchas agresiones entre perros y por parte de estos a personas, se dan con previo aviso que son ignorados o malinterpretados por los tutores, al igual que otras situaciones de riesgo, como las huidas en plena calle. “Un ejemplo muy común en este caso es la agresividad a niños pequeños, que además de ser más invasivos en sus movimientos y manipulaciones, suelen ser quienes peor interpretan el lenguaje de los animales. No es de extrañar que un perro le enseñe los dientes a un niño a modo de advertencia cuando no está cómodo y que el niño lo interprete como una sonrisa, por lo que sigue acariciando su rostro”, comenta Hernández.

Los castigos suelen ser, también, terreno de baches comunicacionales: los humanos castigan física o verbalmente sin que esto signifique, necesariamente, el entendimiento por parte del can. Que éste esconda la cola entre las piernas y se arrincone desviando la mirada, no es signo de que entiende que hizo algo malo. En realidad, quiere decir que tiene miedo. “A la larga, puede existir un deterioro emocional que, incluso, genere que la próxima vez se orine de la ansiedad que estas situaciones le provocan”, apunta la etóloga.

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Cómo aprender

Para expresarse, los perros utilizan todo su cuerpo y lo hacen mediante posturas, gestos faciales, hasta los sentidos entran en juego en su comunicación. “Todos los gestos y expresiones de nuestras mascotas nos pueden decir algo de su estado de ánimo. Es importante considerar la postura corporal completa del perro, desde sus orejas a su cola para intentar entender en qué estado de ánimo se encuentra nuestra mascota”, asegura Rodrigo Morales.

“Hay expresiones faciales que tienen que ver con la postura de las orejas, la expresión de los ojos, la tensión mandibular, si el animal se lame o no constantemente los delfos o la zona de la nariz y todo lo que tiene que ver con el cuerpo”, complementa María José Ubilla. Según la presidenta del Colmevet, “hay detalles más sutiles que nos van a indicar si el animal está en un estado emocional o en otro”. Por ejemplo, hacia dónde está cargado el movimiento de la cola cuando el animal se encuentra con las piernas delanteras fletadas y el tren trasero levantado – lo que se suele interpretar como una invitación a jugar. “Si el estado de inflexión de la cola es más hacia la izquierda, eso indica miedo o ansiedad, lo que demuestra que no siempre un perro que está moviendo la cola, está contento”.

Si bien la base del lenguaje es la misma para todos los perros, algunos aspectos pueden diferir entre unos y otros, ya sea por la raza o edad. Un ejemplo de las variaciones que se pueden presentar, debido al aspecto racial, lo da Hernández: “Los braquicéfalos suelen emitir un sonido con su respiración, que otros perros pueden interpretar como un gruñido al acercarse. Hay razas de perros que tienen su cola enrollada o perros que directamente no tienen cola, porque se las han cortado. Lo mismo ocurre con la diferencia en la forma o corte de sus orejas. En estos casos se dificulta el entendimiento y tanto en el corte de cola como el de orejas, se puede ver un claro deterioro en la comunicación”.

El ambiente en el que crecen y la propia comunicación con sus cuidadores tienen incidencia sobre el lenguaje que desarrollan, según Morales y Hernández. “Muchas veces desarrollan un lenguaje especial para entenderse con su cuidador y no necesariamente otro perro lo va a expresar de esta forma”, expone la etóloga. “Es importante entender que cada perro, así como los gatos, de acuerdo a su personalidad, puede interactuar distinto con su entorno, personas u otros animales”, agrega el médico veterinario.

Más allá de estas variaciones, entender el lenguaje de tu mascota perruna, te puede ayudar a tener una mejor comprensión de lo que manifiestan los perros o perras de otras personas. Por eso, la recomendación es ponerse en plan de estudio: “Una buena forma de aprender es dedicar a diario tiempo para socializar con la mascota, compartiendo espacios de juego o de entrenamiento para conocer cómo reacciona y enseñarle a generar vínculos sanos tanto con otras personas como con otras mascotas”, sugiere Morales.

“La mejor forma de entender a tu perro es observarlo”, dice Hernández. “Puedes ir presentando estímulos y ver qué tan receptivo es, analizar cómo se comporta en casa, en la calle o en el parque, si se comporta igual en grupo o en solitario, si se lleva mejor con perros de su tamaño o no, si existe una jerarquía en un determinado grupo social con el que comparte, si se esconde cuando escucha ruidos, etcétera. Cada movimiento es una señal que está transmitiendo”.

Ubilla, por su parte, recomienda revisar las diversas guías y manuales de etología que organizaciones internacionales y locales han publicado. “Hemos sacado algunos manuales de etología, por ejemplo, donde se exponen todas estas descripciones de postura de orejas, tensión mandibular, si muestra o no los dientes y eso, además, asociado a vocalizaciones”. Algunas de estas son la guía de la World Animal Protection (WAP), la elaborada por el Dr. Gonzalo Chávez y publicada por la Universidad Santo Tomás, o los múltiples libros de la fallecida médico veterinaria estadounidense Sophia Yin, entre otros.

Para un asesoramiento más personalizado, se puede recurrir a especialistas en etología, como la propia Hernández – a quien se puede contactar rellenando un formulario disponible en su biografía de Instagram.

Breve diccionario

A continuación, dejamos a disposición un breve diccionario, elaborado con ayuda de los entrevistados, en el que se pueden encontrar algunas de las posturas y gestos más comunes junto a sus significados.

  • Bostezo: Al igual que ocurre con los humanos, el bostezo puede ser signo de cansancio y/o sueño. Sin embargo, según el contexto, éste puede ser una señal de estrés y ansiedad. “Si bostezan y se lamen los delfos y los labios en reiteradas ocasiones, es porque se sienten en una situación de conflicto”, apunta Ubilla. Por ejemplo, cuando visitan al veterinario.
  • Jadeo: Comúnmente, los perros jadean para regular su temperatura cuando sienten mucho calor o están agitados luego del ejercicio. Pero, también, puede implicar la sensación de estrés, por ejemplo, al viajar en auto. También podría significar que siente dolor por alguna situación. “Es importante evaluar si no existen otros cambios en su actitud para descartar que no exista algún problema de salud o asesorarte por tu veterinario”, advierte Morales.
  • Movimiento de cola: Uno de los elementos fundamentales de su comunicación. Puede referir a un estado de ánimo alegre, triste o enojado, según la forma en que la posicione y utilice en relación a su cuerpo. Si esta se encuentra rígida, es que el animal está alerta. Cuando la cola está entre las piernas, es signo de miedo o sumisión. “En ese estado, debemos tener cuidado porque podría intentar defenderse por el temor”, advierte Morales. Que agite la cola, habla de un estado de excitación, lo que debe leerse según el contexto: puede que esté contento de verte o nervioso frente a o si está tenso frente a otro animal. Por eso, la recomendación de Hernández es “leer esta señal en conjunto con otras”. María José Ubilla agrega que, dependiendo de si el ángulo de inflexión del movimiento está cargado hacia la derecha o izquierda, se puede determinar si el ánimo de tu mascota es positivo o negativo – respectivamente–, así como también el nivel de su frecuencia cardíaca y respiratoria.
  • Posición de orejas: la interpretación de éste también depende del contexto en el que se da. Cuando están erguidas puede ser tanto una señal de su curiosidad y atención, como la de un estado de alerta y tensión. Si las orejas están hacia atrás, en tanto, generalmente es un reflejo de que sienten miedo o sumisión. Si las mantiene relajadas, es porque el perro se encuentra de dicha manera.
  • Reverencia: generalmente, cuando flecta las patas delanteras y mantiene el tren posterior erguido, es una postura que invita a jugar, conocida como play bow. Observar el gesto de su cara puede ayudar a no malinterpretar esta señal con alguna de malestar.
  • Exponer el vientre: Camila Hernández dice que, cuando el animal lo hace frente a sus tutores, es señal de confianza y “espera recibir caricias”. Pero, si esto lo hace en situaciones de tensión, como frente a otro perro o ante un castigo, es señal de miedo, lo hacen “para evitar el conflicto o impedir que los tomen”.
  • Lamerse el hocico cerrado: Esta, según la etóloga, es una señal “muy sutil” de incomodidad. Se puede dar cuando se aproxima otro individuo o perro, “cuando los forzamos a alguna interacción que resulte invasiva, o cuando pasean con la correa corta y en tensión, indicando que no se sienten cómodos y pueden estar estresados”.

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