Los mejores instrumentos para aprender a tocar música según expertos

Ilustración: César Mejías.

Si ves que tu hijo o hija tiene dedos para el piano, es bueno saber que otra cosa es con guitarra. Ok, dejémonos de frases hechas: no todos los instrumentos son ideales para iniciarse en la música. Un director de orquestas juveniles y un profesor y productor musical dan sus consejos para elegir bien y no frustrarse —demasiado— en el camino.




Si tu hija sigue con mucha precisión el ritmo de una canción que suena en la radio, golpeando la mesa con su cuchara como si fuera un tambor, ¿significa que tiene talento y que, para profundizar sus habilidades, deberías comprarle una batería? O si tu sobrino, en el colegio, toca muy bien el metalófono, ¿será el momento de obsequiarle un piano?

A veces, la aparición de un instrumento musical puede ser el punto de inflexión en la vida artística de un niño, abriéndole todo un universo de expresión, disciplina y exploración. Pero en otros, si el instrumento o el momento no son los adecuados, puede provocar una frustración o rechazo al enfrentarse a un objeto complejo y delicado, que requiere de una técnica y lógica difíciles de intuir o descifrar.

“Es natural que si a un niño, que parecía curioso o interesado en la música, le regalan un instrumento complejo, este interés se vaya diluyendo si no hay un acompañamiento de un adulto”, dice Fernando Saavedra, director de la Orquesta Juvenil de La Pintana. “En esos casos, se necesita de un empujón, ya sea de padres o parientes que sepan, o de un profesor”.

Hay instrumentos —más allá del metalófono y la flauta dulce, demasiado asociados a la rutina escolar—, que funcionan muy bien en el ámbito exploratorio. Es decir, que son más fáciles de tocar, y que permiten que las niñas y niños los descubran por sí mismos, dándoles la posibilidad de manifestar un eventual talento o curiosidad musical.

“En el ámbito de la exploración hay mucha variedad”, agrega Saavedra. “Lo normal, en la primera infancia, es que los niños y niñas se interesen en juguetes percusivos. Y en el preescolar o los primeros años de colegio suelen tener acceso a metalófonos y flautas dulces. En ambos hay que tener cuidado de que estén bien construidos, que sean de la mejor calidad posible. Porque si la primera experiencia musical de un niño ocurre con un instrumento mal calibrado, que tiene una afinación destemplada, resulta contraproducente: su universo sonoro se construirá con relaciones equivocadas. Es decir, aprenderá mal”.

Sebastián Valenzuela, profesor de batería, piano, productor musical y creador de Malvadiscos —un ecléctico proyecto de música infantil—, cree que un gran instrumento para empezar es el teclado eléctrico.

“Me parece que es el instrumento más completo”, dice. “Sin que sea demasiado sofisticado, puedes hacer percusión, armonía y melodía. Con él, es muy fácil que los niños desarrollen muchas aptitudes y habilidades musicales diferentes”.

Teclado Casio para niños 32 teclas


Lo ideal, según él, es que tenga tres octavas —o sea, que la escala diatónica (do, re, mi, fa, sol, la, si, do) esté en tres tonos—, para que así haya más campo y espacio por el cual explorar. También, debido a su tamaño y simpleza, Valenzuela recomienda el polinésico ukelele.

“Es más fácil de usar que una guitarra, más amigable”, explica. “Tiene menos cuerdas (cuatro) y otra afinación, pero es una buena aproximación a un instrumento de este tipo. Un ukelele bueno no es caro. Hay un modelo de la marca Kala, llamado Waterman, que son de plástico, a prueba de agua, muy livianos y que suenan muy bien”.

Ukelele soprano Waterman


Hablando de cuerdas, ¿qué hay de las guitarras para niños? “Pueden servir para explorar”, dice Fernando Saavedra, “pero se requiere de un adulto que sepa para que supervise al niño y lo guíe”. Muchas de las que están hechas para niños, apunta el director, no suelen tener muy buena calidad, “entonces al intentar imitar sonidos con ella, no lo va a conseguir”.

Sin embargo, Valenzuela ha tenido una buena experiencia con guitarras para niños. “Le compré a mi hijo una eléctrica en Casaideas y ha funcionado sin problemas”, dice. El hecho de colgársela al hombro, de enchufarla y escuchar el sonido amplificado que surge de ella “como que los empodera, les da mucha energía. Esta consigue afinarse y cumple su objetivo”.

Guitarra eléctrica Epic (con amplificador, funda, cable y correa)


En cuanto a los instrumentos de viento, el que a Valenzuela le parece muy sencillo y versátil es la melódica. La describe como “un piano con viento. Son económicas —hay unas muy baratas y otras más elaboradas, pero sin ser demasiado caras— y muy buenas para soltar la mano. No necesitas enchufarla ni ponerle pilas, y al mismo tiempo el niño puede saber qué nota está tocando con facilidad”.

Melódica Cipriani 37 notas


Fernando Savedra explica que hoy, a diferencia de hace algunas décadas —en las que había una edad mínima para que los niños tocaran ciertos instrumentos—, en el ámbito de la música clásica se ha aceptado que los chicos y chicas pueden interpretar los instrumentos teniendo incluso 4 años. “Y la industria también está fabricando versiones para ellos, más pequeños, de materiales más resistentes y económicos —como el PVC—, pero que suenan muy bien”, dice. Y pone de ejemplo lo que ha hecho la británica Nuvo Instrumental, que diseñan y construyen instrumentos que suenan como profesionales aunque pensados para chicos. “Son una excelente innovación”, agrega Saavedra. En Chile, los importa Promúsica.

Clarinete en Si bemol de PVC 17 teclas


Cuando la etapa de exploración se agota —esto es, cuando el niño o niña muestra signos de no poder seguir avanzando por su cuenta—, el director dice que es el momento de “dar el paso al aprendizaje, y ahí se necesita un profesor especialista”.

Eso puede no estar al alcance de todos los bolsillos y presupuestos —menos ahora—, pero Saavedra recuerda que todas las comunas de la Región Metropolitana, y muchas en todo Chile, tienen un programa de orquestas juveniles o de talleres musicales. “Son gratuitos y no es necesario que los niños tengan conocimientos musicales avanzados”.

Y si mi hija aprende a tocar “La canción de la alegría”, ¿estoy frente a un prodigio o su talento es común y corriente? En lo que hay que fijarse, dice Saavedra, es en otra cosa. “Puede suceder que un niño se obsesione con un instrumento, que tenga fantasías con él, que lo toca permanentemente y mejora por su propia cuenta. Esta es una muy buena señal para meterlo a clases y quizá invertir en un instrumento mejor”.

También, agrega, entone fácilmente, que cante o que imite con mucha exactitud los sonidos que escucha. “Todas son condiciones para que pueda aprender con un profesor o vaya a una orquesta juvenil”.


*Los precios de todos los productos de este artículo están actualizados al 17 de agosto de 2020.

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