El proyectil de artillería de la vieja escuela se convierte en alta tecnología

Øyvind Lien and Camilla Kirkemo Alm, two of the senior Nammo engineers working on the ramjet project. PHOTO: ALISTAIR MACDONALD/THE WALL STREET JOURNAL
Øyvind Lien y Camilla Kirkemo Alm, dos de los ingenieros superiores de Nammo que trabajan en el proyecto ramjet. FOTO: ALISTAIR MACDONALD/THE WALL STREET JOURNAL

Las empresas armamentísticas están aumentando el alcance, la precisión y la letalidad de un elemento básico del campo de batalla que ha permanecido prácticamente inalterado durante décadas. En Ucrania e Israel ya se han desplegado algunos proyectiles modernos, como los guiados por satélite o los propulsados por minicohetes.


RAUFOSS (Noruega)- En una fábrica de la Noruega rural, los ingenieros están perfeccionando un proyectil de artillería que, según afirman, podrá llegar mucho más lejos que la munición tradicional que actualmente golpea el campo de batalla en Ucrania.

El trabajo forma parte de una tendencia más amplia entre las empresas armamentísticas para aumentar el alcance, la precisión y la letalidad de los proyectiles de artillería que han permanecido prácticamente inalterados durante décadas.

Los avances tecnológicos, que dotan a algunos proyectiles de capacidades similares a las de los misiles, pero con un costo menor y un tiempo de producción más rápido, prometen un cambio drástico para la artillería, que está desempeñando su papel más importante desde la guerra de Vietnam.

En Ucrania e Israel ya se han desplegado algunos proyectiles modernos, como los guiados por satélite o los propulsados por minicohetes. La próxima frontera para los fabricantes de armamento, entre ellos BAE y General Dynamics, es fabricar proyectiles que lleguen más lejos y, al mismo tiempo, acelerar la producción para reemplazar las menguantes existencias.

La empresa noruega Nammo, en colaboración con Boeing, está probando en Raufoss proyectiles que utilizan los llamados motores ramjet y que, según afirma, podrán llegar a recorrer unos 145 kilómetros, más de la distancia que separa Filadelfia de Nueva York. Los obuses de cañón estándar tienen un alcance de unos 24 kilómetros con un proyectil convencional, mientras que los cañones de mayor alcance alcanzan algo más de 48 kilómetros.

“Esto cambia las reglas del juego”, afirma Øyvind Lien, director del programa de propulsión táctica avanzada de Nammo. “Estamos metiendo un misil en un cañón”, añade, entre el ruido del metal que rechinaba en el suelo de la fábrica.

La tecnología ramjet de la empresa funciona permitiendo la entrada de aire a gran velocidad por la parte delantera de la carcasa. El aire se comprime y oxida el combustible del cohete, permitiendo su combustión. El uso de aire exterior evita que el oxidante forme parte del propulsor, lo que permite introducir más combustible.

Nammo y Boeing declararon que una prueba realizada en Arizona el mes pasado estableció un nuevo récord de distancia, sin revelar la distancia a la que se disparó el proyectil.

Nammo ha estado trabajando en proyectiles ramjet desde 2018, y el proyecto no estará listo para la producción en serie hasta dentro de tres años, dijo Lien. La empresa ya ha probado el motor unas 400 veces mientras estaba fijado estáticamente en un taller, y otras 50 veces fuera de un cañón de artillería.

Según Camilla Kirkemo Alm, ingeniera superior de desarrollo de Nammo, uno de los retos de este proyecto es garantizar que los nuevos componentes del armazón puedan resistir la fuerza extrema que se desprende al disparar un arma.

BAE Systems también está trabajando en nuevos proyectiles que, según afirma, han batido récords de distancia, en parte gracias a su menor tamaño.

La mayor empresa de defensa europea utiliza proyectiles que tienen la mitad de tamaño que los obuses occidentales de 155 milímetros. Para disparar el nuevo proyectil con cañones estándar, BAE lo ha recubierto con una vaina de metal ligero que se desprende en cuanto el proyectil sale del cañón. Normalmente, cuanto más pequeño es un proyectil, más lejos llega.

“Tradicionalmente, si se quería que el proyectil llegara más lejos, bastaba con alargar el cañón o aumentar el propulsor, y los ejércitos no han cambiado realmente el diseño básico del proyectil utilizado desde el final de la Segunda Guerra Mundial”, explica Jim Miller, vicepresidente de desarrollo empresarial de la división de sistemas de misiones de combate de BAE.

Miller, antiguo oficial de artillería estadounidense, aseguró que el objetivo de BAE es duplicar el alcance de un tipo de cañón de artillería de cañón más largo, conocido como cañón de calibre 52. El año pasado, la empresa disparó una versión de su nuevo proyectil a unos 68 kilómetros de uno de estos cañones y está trabajando para ampliar aún más su alcance.

Disparar a mayor distancia ha cobrado especial importancia en Ucrania. El uso generalizado de aviones teledirigidos permite detectar fácilmente la artillería y apuntar contra ella. Cuanto más lejos pueda estar un cañón, más probable es que quede fuera del alcance de los drones y del contrafuego.

“El área de distribución se está convirtiendo en un factor crítico para la simple supervivencia”, sostiene Miller.

Los fabricantes de municiones también están trabajando para modernizar los proyectiles de otras maneras.

Nammo está desarrollando proyectiles disparados por tanques en los que el operador puede decidir el tipo de efecto. Por ejemplo, el proyectil podría programarse para explotar en el aire por encima de un objetivo o para penetrar su blindaje. Otras compañías están estudiando la posibilidad de ajustar la parte de la ojiva de un proyectil que detona en el objetivo, para reducir potencialmente los daños colaterales.

Y otras firmas están trabajando para aumentar la capacidad de fabricación y acelerar la producción ante la mayor demanda de Ucrania y, más recientemente, Israel. La escasez de proyectiles en Estados Unidos y Europa ha obligado a Ucrania a racionar su uso en algunos momentos de su defensa contra Rusia.

Tanto Estados Unidos como Europa produjeron unos 300.000 proyectiles de artillería el año pasado, de acuerdo al Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. La Unión Europea cree que sus productores pueden aumentar la producción a un millón de proyectiles para el año próximo y Estados Unidos contempla un nivel de 1,2 millones.

Para agilizar su cadena de suministro, BAE está utilizando fusibles eléctricos con componentes disponibles en el mercado y está cambiando a calidades de acero más comunes y fáciles de obtener. También está probando una forma de utilizar ondas sonoras para mezclar explosivos que, según dice, podría ahorrar tiempo.

La fabricación de proyectiles puede ser un negocio lucrativo. La alemana Rheinmetall declaró este mes que espera obtener unos márgenes operativos del 25% este año en su recién adquirido fabricante español de proyectiles, frente al 8,4% de su negocio en general.

Una ventaja de los proyectiles de artillería frente a los misiles es que su fabricación es más rápida y barata.

Los misiles de crucero pueden costar millones de dólares, y los cohetes utilizados en los sistemas de misiles guiados estadounidenses, como Himars, cuestan US$ 150.000 cada uno. En cambio, un proyectil estándar de 155 milímetros, de alto poder explosivo, cuesta unos US$ 800, y un proyectil Excalibur guiado, más sofisticado, unos US$ 68.000, según el CSIS.

BAE y Nammo no han revelado cuánto costará su nuevo proyectil una vez en producción, aunque esta última ha dicho que sus proyectiles ramjet podrían considerarse de alto costo en comparación con otros productos de artillería.

Dado el elevado costo de los misiles, la mayoría de los países disponen de pequeñas reservas. Alemania, por ejemplo, tiene una reserva de unos 600 misiles Taurus.

“¿Necesito un misil que cuesta 500.000 euros cada uno, cuando podemos hacerlo con un proyectil de artillería” que cuesta mucho menos, dijo Armin Papperger, director ejecutivo de Rheinmetall, el mayor fabricante de proyectiles de Europa, refiriéndose a una suma equivalente a unos US$ 547.000.

Aun así, los misiles pueden hacer algunas cosas mejor que incluso los proyectiles de artillería mejorados. El Sistema de Misiles Tácticos del Ejército estadounidense, o ATACMS, puede recorrer 305 kilómetros. Los misiles de crucero tienen la ventaja de un mayor alcance y una carga útil más grande y flexible, señaló Amael Kotlarski, experto en municiones de Janes, una empresa de inteligencia de defensa.

La mayor complejidad de los proyectiles también tiene su lado negativo. Por ejemplo, los proyectiles guiados han sido vulnerables a la guerra electrónica rusa, indican los operadores de artillería ucranianos. Y las nuevas innovaciones, como los cohetes ramjet y las alas de guiado, restan espacio a los materiales explosivos.

“Existe una contrapartida, ya que incluso un pequeño motor ramjet en un proyectil cambia la cantidad de material explosivo que se puede introducir”, enfatiza Kotlarski.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.