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La huelga ferroviaria de EE.UU. podría impulsar la inflación en el peor momento posible

Las conversaciones con los sindicatos continúan mientras se acerca la fecha límite del viernes. Mientras que, los cuellos de botella en el transporte de mercancías podrían hacer subir los precios después de la subida en la inflación de agosto.

MIKE SEGAR

La inminente huelga ferroviaria en EE.UU. amenaza con hacer subir la inflación en todo el país, después de que los precios subieran más de lo previsto el mes pasado.

Alrededor de 125.000 trabajadores podrían abandonar sus labores si no se llega a un acuerdo antes de la fecha límite del viernes, ya que las conversaciones entre las empresas ferroviarias y los sindicatos no muestran signos de progreso. El paro sería el mayor de este tipo desde 1992, y paralizaría una amplia gama de mercancías transportadas por ferrocarril, desde alimentos hasta metales y piezas de automóvil. La Casa Blanca está estudiando un decreto de emergencia para mantener el flujo de mercancías clave.

Una huelga supondría nuevas tensiones en las cadenas de suministro de EE.UU. y se sumaría a las presiones sobre los precios, que no están disminuyendo tanto como los pronósticos esperaban. El martes, un informe del gobierno mostró que los precios al consumidor (IPC) subieron inesperadamente en agosto, con una inflación anual del 8,3%. Los precios de los alimentos, que son vulnerables a un retraso en las entregas por ferrocarril, fueron uno de los principales contribuyentes a la tasa general, mientras que los precios de la ropa y los autos nuevos también avanzaron con respecto al mes anterior.

“Este es otro riesgo para frenar la inflación”, dijo la economista senior de Wells Fargo & Co. Sarah House. “La inflación de bienes era realmente donde se suponía que íbamos a ver el mayor alivio”, agregó, y apuntó que, la huelga ferroviaria podría significar que “no estamos potencialmente recibiendo ese alivio, eso es un gran desarrollo para el futuro de la inflación”.

El paro ferroviario tendría un costo de US$2.000 millones al día, dependiendo de su duración, según la Asociación de Ferrocarriles Americanos. Esto podría suponer un revés para las cadenas de suministro estadounidenses, que apenas se están recuperando de la agitación mundial causada por la pandemia, un factor clave de la ola de inflación del año pasado, ya que las empresas se esforzaron por hacer llegar sus productos a las fábricas y a los consumidores.

Los efectos económicos de una posible huelga también se extenderían más allá de la industria ferroviaria -que transporta más de una cuarta parte de las mercancías que se transportan dentro de EE.UU.- para trastornar otros modos de transporte de mercancías. La Asociación Americana de Camioneros ya ha pedido al Congreso que ayude a resolver el conflicto, advirtiendo que el paro requeriría casi medio millón de camiones más y 80.000 conductores más -que no están disponibles- para cubrir el vacío.

“El riesgo es que la última alternativa más rentable, aparte del transporte aéreo, sufra una subida de precios, lo que aumentará el costo global de llevar los productos del punto A al punto B”, dijo Peter Earle, economista del Instituto Americano de Investigación Económica. El aumento de los costes puede llegar a las tiendas antes de lo previsto, ya que los minoristas aumentarán sus precios en previsión de un aumento de las facturas de transporte.

A menos de dos meses de las elecciones legislativas de noviembre, el presidente demócrata Joe Biden se ha implicado personalmente en el intento de romper el bloqueo entre la industria y los sindicatos. El Secretario de Trabajo de EE.UU., Marty Walsh, tiene previsto reunirse con representantes de los ferrocarriles y los sindicatos en Washington el miércoles por la mañana, según un portavoz del departamento.

Las compañías ferroviarias, como BNSF Railway Co., propiedad de Berkshire Hathaway Inc. de Warren Buffett, y Union Pacific Corp. han dicho que empezarán a tomar medidas esta semana para “gestionar y asegurar” las mercancías peligrosas y sensibles desde el punto de vista de la seguridad, incluido el cloro utilizado para purificar el agua potable.

Alrededor de la mitad del transporte ferroviario son productos finales destinados a los consumidores, mientras que la otra mitad son productos en bruto y carga pesada, como carbón, piezas de automóviles, productos agrícolas y equipos.

Los precios de producción en EE.UU., es decir, los costes que pagan las empresas por sus insumos, han dado señales de relajación en los últimos meses. Según las previsiones, un informe gubernamental que se publicará el miércoles mostrará que el índice de precios al productor subieron un 7% en agosto con respecto al año anterior, lo que supondría una quinta desaceleración mensual consecutiva.

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