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Dilma Rousseff es reelecta por estrecho margen con 51,6%

Agradeciendo a una multitud de partidarios en un mitin en Brasilia, y especialmente a su antecesor, Lula da Silva, la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, celebró anoche su reelección en segunda vuelta.

La mandataria obtuvo 51,64% de los votos, por sobre el candidato de oposición, Aécio Neves, que consiguió 48,36%, según el Tribunal Electoral brasileño con 99,95% escrutado, una diferencia de más de 3 millones de votos y el menor margen desde que Brasil volvió a la democracia en 1985.

Rousseff aseguró así un mandato sin precedentes de 16 años para su Partido de los Trabajadores, habiendo convencido a los votantes de Brasil que el candidato opositor amenazaba con retroceder los avances en materia social que se comprometió a ampliar en su segundo mandato.

“Mi mayor compromiso en este segundo mandato es conseguir más diálogo”, dijo en su discurso de victoria, pidiéndole a todos los brasileños que la ayuden a sacar adelante a su país y comprometiéndose a llevar adelante una reforma política a través de un plebiscito.

También prometió vencer a la corrupción y acabar con la impunidad, junto a llevar acciones localizadas en la economía y mejorar los sueldos. “Vamos a dar un impulso a la actividad económica en todos los sectores, tanto productivos como financieros. Continuaré combatiendo la inflación y avanzaremos en la responsabilidad fiscal”, señaló.

Sin embargo, los analistas auguran grandes desafíos para la mandataria, en particular en la parte económica, a pesar de que Brasil mantiene un nivel de desempleo bajo récord, incluso con la economía creciendo a su menor ritmo en más de dos décadas.

Los desafíos de Rousseff

Brasil, cuya economía es la segunda mayor del mundo emergente, está en una recesión, con una inflación por sobre su rango meta. Entre sus mayores desafíos, los analistas llamaron a cambiar el marco económico, que es muy heterodoxo e intervencionista por uno más convencional, “para que pueda recuperar el éxito de Brasil en el pasado”, dijo a PULSO el economista para la región de Goldman Sachs, Alberto Ramos (ver entrevista relacionada).

Los expertos coinciden en que mantener a raya el déficit presupuestario de Brasil será un verdadero reto, en momentos en que la confianza de los empresarios se ubica en mínimos de cinco años, con lo que la inversión ha caído a lo más bajo entre los países BRICS, que incluyen a Rusia, India, China y Sudáfrica.

Para devolver la economía a su camino correcto, la Presidenta Rousseff deberá recortar el gasto, levantar las prohibiciones a los precios controlados por el gobierno y permitir que la divisa, el real, se debilite, según dijo el director gerente de Spiro Sovereign Strategy, Nicholas Spiro, a Bloomberg. Dichas medidas, que según los traders incluirían elevar la tasa de interés más alta en el G20, podrían fomentar el desempleo y recortar los sueldos por primera vez en más de una década.

La mayor economía de América Latina crecería 1% el próximo año, según la última encuesta de analistas del banco central de Brasil. Esa cifra es la mitad del ritmo promedio obtenido durante los primeros tres años de Rousseff en el gobierno y representa un cuarto de la expansión durante los dos períodos de su antecesor, Lula da Silva.

El ex Presidente fue una figura clave de la campaña de Dilma, ayudándola especialmente en la segunda vuelta.

El gigante económico

El PIB se contrajo 0,6% en el segundo trimestre, después de caer 0,2% en los primeros tres meses del año, lo que ayudó a reducir el impuesto a la renta y amplió el déficit presupuestario a 4% del PIB.

En su campaña presidencial, Rousseff rechazó las propuestas de Neves de recortar los préstamos subsidiados de bancos estatales, y reducir el número de ministerios, anunciando que construirá otros 3 millones de casas de bajo costo y que incrementará el número de estudiantes que reciben entrenamiento vocacional gratuito, de 8 millones a 12 millones.

En tanto, se espera que los problemas internos de la economía se vean exacerbados por un ambiente internacional más desafiante, al que Rousseff ha culpado por gran parte de la desaceleración brasileña. Los precios de los commodities, que representan 50% de las exportaciones brasileñas, cayeron este año, en 39% el mineral de hierro y 17% la soya.

El país tiene un rating de BBB de parte de Fitch Ratings, mientras que Standard and Poor’s lo recortó a BBB- en marzo, su menor grado de inversión.

Rousseff también tendrá un mandato limitado para sacar adelante medidas de austeridad impopulares, ya que en las elecciones parlamentarias del 5 de octubre se redujo el apoyo a su coalición, lo que según analistas de Eurasia Group, empeora el panorama para la ley tributaria, la laboral y otras que podrían mejorar el clima de negocios.

“Viva Brasil, viva el pueblo brasileño”, dijo la mandataria al despedirse de la multitud, prometiendo mejorar la vida de todos los brasileños.

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