Según Cepal, “Chile ha alcanzado la madurez institucional y técnica para desarrollar con autonomía” la encuesta Casen. Asumiendo que no se trata de una frase de buena crianza, dicha con el único objetivo de salir del enredo en que se vio envuelta, la opinión del organismo debiera ser motivo de satisfacción. Lamentablemente, el instrumento de medición de la pobreza quedó afectado en su credibilidad, como consecuencia de una discusión ideologizada y una poco acertada política comunicacional. Por lo mismo, es valiosa la disposición planteada por el gobierno para enviar a trámite una reforma legal que establezca una nueva institucionalidad estadística, “más autónoma, técnica, y de mayor excelencia”, como anunció el presidente Piñera. “Siguiendo el modelo del Banco Central”, añadió. Se suma a lo anterior la intención de actualizar, perfeccionar y ampliar el concepto de pobreza, así como aplazar hasta noviembre de 2013 la aplicación del estudio. De hecho, el cambio constituye también una oportunidad para revisar la intención inicial de aplicar la encuesta anualmente, considerando que los objetivos que se persiguen -el impacto de las políticas sociales en la erradicación de la pobreza- no se obtienen en el corto plazo. La nueva institucionalidad, en todo caso, no implica poner en duda el desempeño del actual INE.