Jorge Rodríguez Grossi y la discusión sobre la certeza jurídica: "Cambiar reglas del juego forma parte de las reglas del juego"

Más optimista que sus pares se muestra el presidente de BancoEstado, Jorge Rodríguez Grossi, a la hora de analizar la situación económica del país. No por ello despreocupado de la coyuntura política, desde su oficina en el noveno piso del edificio matriz, en la que luce un objeto del poeta Nicanor Parra, el ex ministro del Gobierno de Ricardo Lagos analiza las discusiones y efectos que han provocado las reformas impulsadas por el Ejecutivo y proyecta el futuro del banco para los próximos años, esto en medio de la reforma a la Ley General de Bancos que para la entidad podría tener un costo de US$1.000 millones. Sin embargo, desdramatiza la situación y prefiere recalcar el crecimiento registrado en los primeros tres meses de 2016 y comentar que la entidad estatal está creciendo más que los demás bancos. Incluso el resto está estable, con una ligera caída de 0,2%.
¿Por qué están creciendo más que el resto de los bancos?
-Primero, tiene que ver con que vienen a pedirnos crédito con la esperanza que les demos. Creo que BancoEstado tiene esa imagen de banco que es más comprensivo con los clientes. A veces nos demoramos más en entregar el financiamiento, pero lo entregamos. Nos pasa en hipotecarios, las casas que compran nuestros clientes en promedio equivalen a un cuarto del valor de las viviendas que adquieren los clientes hipotecarios del resto de la banca.
¿El resto de los bancos dejó de dar crédito y por eso van a ustedes?
-Creo que en promedio están estancados en materia de crédito. Tenemos una menor aversión al riesgo, estamos haciendo análisis por sectores económicos.
¿Siendo contracíclicos?
-Sí, pero no en el sentido que estemos saliendo a vender créditos como en 2008 con la crisis pasada, porque la economía sigue creciendo, frenada, pero sigue creciendo. Nos siguen llegando clientes.
Es en el segmento hipotecario y empresas donde más se ha notado esa estrategia.
-Exactamente. Pero no ha habido por parte del banco un cambio en el sentido que relajemos las políticas de riesgo. Al contrario, en el caso hipotecario hemos ido en la dirección que ha ido toda la banca, a financiar al 80%. En crédito a empresas, normal.
¿Qué es lo distinto que están viendo al resto de la banca entonces?
-Creo que la mirada que uno debe tener sobre la economía es que hay un par de regiones que están súper afectadas por el retroceso minero, pero en el resto del país no. Por ejemplo, nuestros créditos a comercio exterior están volando, porque hay una caída en el cobre, pero un auge en el resto de los sectores.
Hace unos días JP Morgan manifestó que la actividad chilena ya tocó fondo, y el miércoles se conocieron cifras del PIB del primer trimestre que llevaron al ministro de Hacienda a afirmar que hay una aceleración. ¿Ven eso en sus análisis?
-Vemos una economía que sigue creciendo poco. Me gustó mucho el Chile Day a propósito de este tema, no tanto por lo que uno pudiera conseguir, sino como imagen de un país normal, donde hay discusión, hay debate… O sea Chile no está ni siquiera a un nivel comparado con lo que sucede en Estados Unidos en materia política, no tenemos una diferencia tan grande como entre Trump y Sanders. Pero parece que nos altera mucho el que haya ese debate. Esa imagen de que un grupo de empresario y personas del Gobierno, lideradas por la Presidenta, que piden que vengan a invertir al país va en contra de lo que se respiraba en Chile el año pasado.
¿Siente un cambio de ánimo?
-Hay un cambio de ánimo, de espíritu. Como que a pesar de lo que uno pueda pensar, de que tal reforma fue mala… ’sabes que más, el país sigue siendo uno en el que vale la pena invertir’. Esa es la imagen que me quedó, optimista por cierto. Me acordé de los primeros viajes que hicimos de vuelta a la democracia. Me tocó en el primer viaje con Patricio Aylwin, donde iban distinguidos empresarios como Briones, Ernesto Ayala… con los que teníamos profundas discrepancias, pero igual salimos juntos a buscar inversiones para Chile. Yo creo que hoy en el país hay muchas menos discrepancias que entonces…
Entonces, por qué se da este tan bajo nivel de confianza, que JP Morgan calificó como una crisis de confianza que podría recuperarse recién en la próxima elección presidencial…
-Mi amigo Roberto Zahler tuvo una vez una frase muy buena, que definió al chileno como un maniaco depresivo, y uno ve eso reflejado en los titulares de los diarios… siempre somos los más o los menos. Lo que uno constata es que a mucha gente no le gusta la reforma laboral, que a mucha gente no le gustó la reforma tributaria, en fin. Eso está bien, pero cuando uno sale de Chile, se da cuenta que en todo el mundo hay temas que algunos les gusta y a otros no. No tiene nada de raro que en los países democráticos haya este tipo de contrariedades y debate. Ahora, llegar a decir se perdió la confianza, como para expresar yo me voy de Chile, es un poquito exagerado. Nosotros internacionalizamos Chile, entonces no tiene nada de raro que nuestros empresarios estén mirando el mundo. Era algo buscado.
Está bien, pero está el caso como el de Hernán Büchi…
-Esto de irse por falta de certeza jurídica es muy extremo respecto de lo que está pasando en Chile. Porque la Constitución en todos los países del mundo y acá también, permite cambiar las leyes. Modificar las leyes no es incerteza jurídica, es cambiar leyes. Cambiar reglas del juego forma parte de las reglas del juego. Lo que sí es que antes de cambiarla uno tiene que respetar lo que está escrito, esas son parte de las reglas. Uno puede cambiar las reglas del fútbol, y se ha hecho, que el penal hay que tirarlo a 14 metros y no 12 metros. Hay que avisar antes.
Pero los cambios que se han hecho al fútbol mantienen su esencia, que vendría siendo nuestro modelo.
-Por eso digo que uno puede estar a favor o en contra de determinadas reformas. Uno encuentra situaciones como las de Francia en que un mandatario socialista está flexibilizando el mercado del trabajo. Uno puede decir que es contradicción más grande… bueno pero depende de las circunstancias.
Una de las críticas a este Gobierno es la falta de diálogo, pero al parecer ahora el ministro de Hacienda está poniendo los esfuerzos en esa dirección.
-Comparto ese estilo. Me parece que siempre debemos tener un diálogo, a pesar de que tengamos discrepancias y de que uno pueda tener una enorme mayoría legislativa. Porque si uno quiere tener reformas permanentes, no hay nada mejor que buscar consensos. Sé que esto no es la opinión de todo el mundo, pero así es la vida. Cuando uno logra hacer una reforma que ha tenido un enorme consenso, va a durar. Es por ello que en la eficacia de la política, estoy con el estilo de Rodrigo Valdés, por eso me vine a trabajar el banco.
¿Por qué entonces la confianza está en niveles de recesión económica? La Constitución generará ruido permanente…
-Hay menos proyectos de inversión que antes, pero siento que todavía es un país que invita a invertir en un montón de sectores, sobre todo en los que se ven beneficiados por alza del dólar. La economía nuestra es súper dinámica, y eso fue obra de haber abierto la economía a la competencia internacional, a tener un tipo de cambio libre, a un muy buen manejo fiscal y monetario. Yo creo que el país tiene un activo que de repente nos olvidamos que tenemos. Que los extranjeros miran y dicen por qué están tan enojados con ustedes mismos, si el país que tienen está bastante bien. Lo que pasa es que a nosotros nos gustaría que creciera de 5% hacia arriba. Será súper difícil que lo volvamos a hacer. Cuando volvimos a la democracia, gozamos de un momento único, que no se volverá a repetir. Que fue haber dicho sí, esta economía no se abrió en democracia sino bajo la dictadura, pero está dando buenos resultados y vale la pena profundizarlo con pactos internacionales, pero más social que antes. Cuando eso empezó a hacerse acá llegaron billones de dólares en inversión. Que se vuelva a repetir ese boom es muy difícil. Tenemos que aspirar al 3%-4%.
Dentro de la Nueva Mayoría hay sectores más radicales que son muy críticas y jóvenes. Por qué no logran conversar con el sector más histórico de la Concertación o derechamente con la historia.
-Los jóvenes siempre son más radicales. Hay un fenómeno que cuesta mucho explicar. Hago clases a jóvenes de 19-20 años y cuando uno les habla de inflación, para un país que tiene 3% o 4% excepcionalmente, no entienden mucho el drama. Es difícil explicarlo, porque desde el punto de vista de un trabajador o consumidor cuando la inflación es muy alta uno anda tratando de deshacerse de los billetes y de tener los bienes en la mano, porque mientras más tiempo tiene el billete en el bolsillo, menos plata tiene. Explicar eso cuesta muchísimo. La gente joven no ha vivido eso y la gente no les ha contado ese drama. A mí no me extraña que cuando uno mira las cosas desde lejos, menosprecia o subvalora cuestiones que en el momento eran súper valiosas.
No es tan terrible estas diferencias internas entonces
-Siento que hay mucha gente que no le tiene un aprecio muy grande al crecimiento económico.
¿En la Nueva Mayoría?
-Y en general en el país, e incluso algunas profesiones. Eso lo noto no sólo en un sector político, sino en sectores mucho más amplios. Lo mismo con la inflación. Me acuerdo de discusiones en que se decía qué importa tener un poquito más de inflación, olvidándose que después cuesta bastante eliminarla. Ya nos ha pasado varias veces que nos hemos olvidado de la importancia del crecimiento, hasta que tenemos poco crecimiento.
Como ahora.
-Como ahora. En la política hay personas que dicen, por ejemplo, por qué vamos tan lento en distribución de ingresos. Bueno, lo que pasa es que es muy difícil cambiar las relaciones de dotación de factores. Esa es la respuesta técnica. Eso significa que si en un país falta capital y hay trabajo abundante, probablemente los salarios serán más bajos que en un país en que la situación es al revés. Es parte del aprendizaje.
"No podemos ponernos una política de capitalización sin que opine el dueño, cuyos representantes cambian cada 4 años"
-Sin miedo a la discusión en el Congreso y convencido de que el Estado pondrá los recursos necesarios se muestra el presidente de la entidad estatal a la hora de analizar los cambios planteados por Hacienda para reformas la Ley General de Bancos.
Ustedes necesitan US$1.000 millones para implementar Basilea III, ¿lo han conversado con Hacienda?
-Hemos estado conversando, pero en el cálculo usamos una cifra que nos parece razonable; sin embargo, no sé si es el dato al final porque depende de cómo sale la ley. Nuestra mirada es que si el Estado de Chile nos quiere, nos va a poner los recursos. ¿Y cómo nos hacemos querible? Siendo un muy buen banco. El año pasado le entregamos al Estado US$360 millones entre impuestos y utilidades, si además de lo que hacemos podemos proveer ese tipo de ingresos, creo que podemos ser queribles. Pero también hay una fórmula que es complementaria que es salir a buscar cuasi capital a través de bonos perpetuos, que es algo que estamos estudiando.
¿Pero eso es en reemplazo de sus bonos subordinados?
-Depende de la ley, cuando están haciendo está reforma también están pensando en BancoEstado, están sacando las cuentas. El Estado nos metió US$500 millones porque les sirve, el banco no es un cacho.
¿Cuánto capitalizaron de las utilidades de 2051?
-Estamos pidiendo un pedazo de eso, pero no está zanjado
Lo pregunto porque a raíz de la reforma algunos han planteado que sería importante estudiar cambios a la política de capitalización del banco, hacerla más estable.
-Tenemos una política definida hasta 2018 que es tratar de mantenernos en un 14% de participación en las colocaciones, algo que fue negociado con Rodrigo Valdés, pero obviamente eso puede cambiar. Nosotros no somos los dueños del banco, no podemos ponernos una política de capitalización sin que opine el dueño, cuyos representantes cambian cada 4 años. Pero en la historia de este banco, siempre ha habido un aprecio muy grande de los gobiernos
Los bancos privados han planteado la necesidad de negociar la reforma a la LGB antes de que entre en el Congreso, en parte por cierto temor a que en la discusión se traten de regular temas en caliente.
-No, tengo una buena opinión de los parlamentarios, durante muchos años me tocó interactuar con ellos y claro de repente uno escucha declaraciones altisonantes, porque ellos saben que de esa forma saldrán en la prensa, pero en general son personas cuerdas. No le tengo miedo, pero tenemos que convencerlos, respetarlos, uno no puede pretender usar al parlamentario como un mero trámite.
Tras las renegociaciones de La Araucana y Los Héroes, ¿cómo analiza el tema de los llamados bancos en las sombras?
-Creo que se requiere una Superintendencia de Seguridad Social que vigile más. Debemos aprovechar esta crisis y fortalecer a una superintendencia que debiera estar supervisando muy detenidamente lo que hacen estas cajas, aquella que tuvo el problema tiene hasta una universidad y agencia de turismo. Estos organismo tienen sentido para créditos pequeños, pero más que regular hay que vigilar.
Ustedes eran los bancos más expuestos a estas entidades, ¿esperan que tras la reestructuraciones se acaben estas situaciones?
-Tenemos esa esperanza, de que podamos terminar con el sector bien saneado, pero si mantenemos una Suseso sin recursos, vamos a tener otra vez estos problemas en los próximos años.
Buscan soluciones para mitigar efectos de norma sobre provisiones hipotecarias
-“En el caso de los agrícolas, donde tienes episodios como éste, que son parte del negocio, tenemos una mirada de largo plazo”, señala Jorge Rodríguez al ser consultado sobre el efecto negativo que las pasadas lluvias tuvieron sobre el sector frutícula, y que tiene a varios bancos de la plaza atentos a posibles consecuencias. Sin embargo, el ejecutivo desdramatiza la situación y pone énfasis en otros segmentos que están mirando de cerca.
¿Qué industria les preocupa?
-No es que nos preocupe, pero estamos mirando la construcción, vemos que viene una desaceleración hacia fines de este año cuando se terminen de construir los proyectos que ya vienen. Aunque por otro lado el Gobierno está haciendo un esfuerzo con el fondo de inversión en infraestructura que podría atenuar la caída en la actividad.
A los efectos de la aplicación de IVA a la vivienda, se sumó la norma de la SBIF que desincentiva los créditos hipotecarios por un valor más allá del 80% de la vivienda. ¿Está afectando mucho a sus clientes, que son de segmentos de menores recursos?
-De hecho esa norma excluye clientes, pero desde el punto de vista del banco el hecho de prestar a personas que matemáticamente no tienen como pagar, nos complica. Nos encantaría como política pública ser más, pero tenemos que defender los recursos del Estado. Ahora, somos el banco más grande en materia hipotecaria.
¿Pero ha caído el número de préstamos entregados a raíz de esta norma?
-Estamos dando varios miles de créditos y la meta nuestra es mantener el nivel este año. Pero hemos estado en conversaciones con el ministro de Hacienda y la ministra de Vivienda para ver de qué manera nos hacemos cargo de esta situación, donde no estamos disponibles para dar créditos 100%, y cómo incentivamos que la gente ahorre para tener un pié. Hay modalidades que uno puede implementar, por ejemplo hacer un sistema de leasing para los primeros años hasta que entere el pié y de ahí un crédito para comprar el resto. Es una posibilidad que puede ser atractiva para muchas familias.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.