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La nueva relación entre Europa y América Latina

Desde el comienzo de las relaciones entre Europa y América Latina, iniciadas de manera histórica con la llegada de Cristóbal Colón a San Salvador, el viejo continente ha desarrollado una relación de padre-hijo con nuestra región. Eso hasta hoy.

Es que pese a que año tras año las relaciones bilaterales entre ambos continentes se han ido potenciando, los términos de éstas han ido cambiando de manera radical, potenciando día a día un intercambio que cada vez se da de manera más horizontal.

En la década de los ´90,  Europa -en su calidad de donante tradicional- impulsó una serie de programas e iniciativas de cooperación y desarrollo, centradas principalmente en el fortalecimiento de las democracias recién instaladas, tras más de una década de dictaduras en la región. Medidas que se fueron incrementando con el paso de los años, y que llegaron a materializarse en 2007 con inversiones que alcanzaron los 3 mil millones de euros para programas de reducción de la pobreza y la desigualdad social. 

Hoy, sin embargo, esa cooperación cambió. Y es que pese a que la región continúa teniendo necesidades, estas ya no responden a difucultades estructurales o económicas importantes.

Para nadie es sorpresa el importante fortalecimiento que han sufrido las economías tanto de América Latina como el Caribe en su conjunto, las que durante el periodo de 2011-2012 experimentaron un crecimiento del PIB de 4,5%. De acuerdo a la comisión de la Unión Europea en Ámerica Latina, este escenario hace que exista un mayor interés por fortalecer las relaciones, principalmente, comerciales y,  por ende, el incentivo es a cambiar el foco de los proyectos de cooperación para la región.

FIN A UNA DÉCADA DE PROYECTOS

Un ejemplo concreto del término del asistencialismo, es que a fines de este mes los dos únicos proyectos de cooperación de la Unión Europea hacia Chile actualmente activos llegarán a su fin.

Impulsados en 2007 por la delegación de la UE, las iniciativas de fortalecimiento a la cohesión social y competitividad finalizarán ahora en enero. Tras este cierre, la UE ya notificó que no se impulsarán nuevos planes específicos para el país.

Y es que tras más de una década de programas activos de cooperación, que forman parte esencial del Tratado de Libre Comercio suscrito en 2002, desde el viejo continente se denominó a  Chile como un país  "graduado", es decir, que la instalación de competencias programadas para ser implementadas ya fueron resueltas. Es decir, el trabajo fue logrado. 

Uno de los principales factores para tomar esta decisión es que actualmente Chile figura dentro de los países de renta media alta a nivel mundial.

Así, luego que en 2006 la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) aceptara la incorporación de nuestro país en calidad de observador, se hizo cada vez más evidente el cambio de rol que experimentaría en la dinámica de cooperación internacional. Bajo este escenario, hoy hemos dejado atrás la posición de país receptor de políticas de cooperación, y hemos emigrado hacia un rol donante hacia el resto Latinoamérica. 

Pero Chile no es una excepción en esta materia, sino que una tendencia dentro de América Latina, ya que países como  México, Colombia y Brasil también han escalado hacia una categoría superior de rentas per cápita. Hoy, sólo naciones como Bolivia, Paraguay y Ecuador, además del Caribe, continúan una relación de mayor dependencia con los países europeos.

Así, ahora el foco es que las políticas de cooperación europeas se centren en potenciar las políticas medioambientales y energéticas, promover proyectos de innovación, fortalecer la legislación de derechos de autoría y mejorar políticas de prevención de drogas, entre otras medidas.

EL FACTOR DE LA CRISIS DEL EURO

En junio de 2010, la Unión Europea realizó una evaluación de la efectividad que tendría su política de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en el mediano plazo, pues pretendían alcanzar una cooperación económica del 0,7% del PIB en 2015 a nivel mundial. Los resultados no fueron buenos.

La crisis financiera que afectó al hemisferio norte desde 2008, y que llegó a su peak durante 2012, hacen prever que esta cifra no se alcanzará.

Esto, en contraste, con el menor impacto que tuvo en los países del hemisferio sur la última crisis mundial.

Así, desde 2010 a la fecha, la cooperación de la UE a América Latina no ha superado los 350 millones de euros, cifras inéditas para lo que estaba acostumbrado el viejo continente y la propia región.

De ahí que la relación entre la Unión Europea y  los países de América Latina y el Caribe buscan consolidar una asociación estratégica que potencie no sólo ambas economías regionales , por medio de tratados de libre comercio, sino que permita además la consolidación de una nueva dinámica de intercambio, una que cada vez parece ser más horizontal.

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