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La Reserva Federal se prepara para un nuevo período bajo la sombra de Trump

A menos de que la Reserva Federal quiera generar una ola de pánico en los mercados, este miércoles debería elevar la tasa de interés de referencia en 25 puntos base, a un rango de 0,50%-0,75%. El mercado da por descontada el alza, más aún después de que el último reporte del mercado laboral mostrara que la tasa de desempleo cayó a 4,6% en noviembre, su menor nivel en nueve años.

El alza, prevista inicialmente para el segundo trimestre de este año, sella el inicio de un proceso de normalización de la política monetaria del banco central más importante del mundo, que comenzó con un primer ajuste de 25 puntos base hace exactamente un año.

En respuesta a la crisis financiera de 2008, la Fed recortó su tasa de interés a cero, lo que implica una tasa real negativa (ajustada por inflación). A esta se suman tres programas de relajamiento cuantitativo (QE, Quantitative Easing) por unos US$3,5 billones (millones de millones). Economistas keynesianos, entre ellos el Nobel Paul Krugman, han aplaudido recurrentemente la acción de la Fed, a la que atribuyen haber estabilizado y ayudado a la recuperación de la economía estadounidense tras la recesión de 2008-2009. Sin embargo, en los dos últimos años han aumentado las voces críticas, que ven con preocupación la extensión de lo que consideran un excesivo estímulo monetario.

“Extender el relajamiento monetario más allá del punto de recuperación económica (tras la crisis) ha sido costoso. En lugar de estimular la demanda, la política monetaria ha contribuido a generar distorsiones y desincentivos en los mercados financieros… Desafortunadamente, la Fed y los mercados financieros deberán comenzar a pagar ahora el precio por un relajamiento monetario excesivo”, afirma Mickey Levy, economista jefe para Estados Unidos de Berenberg.

De hecho, la tasa de interés real de la Fed se ubica actualmente en -1,3%, muy distante del 1%, que los miembros del comité de mercados abiertos (FOMC) consideran es la tasa adecuada de largo plazo.

Desde el mundo político, Donald Trump ha criticado duramente a la Fed, acusándola de mantener las tasas de interés extremadamente bajas por razones políticas, en respaldo de la administración del demócrata Barack Obama. Durante su campaña, Trump incluso amenazó con sacar a la presidenta de la Fed, Janet Yellen, del cargo. Por eso, los mercados se concentrarán el miércoles en el comunicado de la Fed, y las señales que dé sobre el ritmo de las alzas el próximo año; y la reacción de Trump, seguramente a través de su cuenta de Twitter.

“Si no comenta la decisión de la Fed, podríamos asumir que ésta podrá seguir operando como siempre… Pero si la critica o, incluso, si se declara atacado, si la Fed pronostica más alzas en 2017, los mercados reaccionarán con fuerza”, advierte Paul Ashworth, economista de Capital Economics.

El temor es que Trump ponga en riesgo la independencia de la Reserva Federal, o al menos la haga objeto de ataques permanente, minando su credibilidad. Analistas también prevén que Trump podría escoger banqueros centrales republicanos, o dispuestos a trabajar de cerca con la Casa Blanca, para llenar los dos cupos que se generarían si Yellen renuncia a la Fed, una vez termine su período como presidente, en febrero de 2018.

Economistas estiman que las medidas económicas anunciadas hasta ahora por el propio Trump podrían obligar a un ajuste monetario más rápido a lo inicialmente previsto. Hasta ahora, en base a las propias proyecciones de la Fed, el mercado preveía dos alzas de tasas más el próximo año, para llevar a la tasa a cerrar diciembre de 2017 en torno a 1%. Jan Hatzius, economista jefe de Goldman Sachs, cree que será necesario al menos tres alzas, con la tasa superando el 1% hacia el final del año. Capital Economics cree que será necesario un ajuste aún mayor, con alzas por 100 puntos base, especialmente concentradas en el segundo semestre, para cerrar con una tasa en torno a 1,5%-1,75%. Otros 100 puntos base serían aumentados en 2018.

Levy también advierte que la Fed debe estar lista para asumir un ritmo más acelerado de normalización de las tasas de interés, ante los efectos de las medidas económicas del nuevo gobierno. Aunque planes como los prometidos programas de inversión en obras públicas o recortes tributarios a las empresas no tendrían un impacto directo en la economía sino hasta 2018, economistas encuestados por WSJ coinciden en que podrían impulsar presiones inflacionarias.

Controlar las expectativas inflacionarias que se están gestando en el mercado, requerirá que la Fed dé una señal de que planea más de dos alzas más de la tasa el próximo año. Al mismo tiempo, proyectar una política de ajuste muy agresiva la podría exponer a un conflicto temprano con Trump.

Más que nunca, el comunicado de la Fed del próximo miércoles será un ejercicio de delicado equilibrio, económico, pero también político.

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