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Multifacético desgaste económico mundial

Por segunda vez en la postcrisis, las autoridades monetarias de EEUU han tenido que postergar la esperada normalización de tasas de interés, tras de que se hablase del proceso por primera vez en 2013, y nos acercásemos a su inicio a mediados de septiembre, sin encontrar el camino aún para hacerlo.

En primera instancia, el sabotaje vino del mercado de renta fija interno, luego que las tasas soberanas a diez años subiesen casi 100 puntos base en un par de semanas, hacia 3%, auto induciendo un shock económico repentino que obligó a que la Reserva Federal tuviese que inyectar más liquidez para contrarrestar la desaceleración macroeconómica registrada en aquel momento. En la segunda versión, el perjuicio nació de los mercados emergentes, llevando a que no solo la Fed tenga que postergar cualquier alza, sino que puso en alerta a los bancos centrales de Europa y Japón teniendo estos probablemente que adoptar nuevas medidas de liquidez en los meses que vienen, ya que sus economías atraviesan procesos deflacionarios transitorios. En medio del huracán se encuentra China, cuya economía registró una inusual volatilidad bursátil e iliquidez financiera, derivando ambas en una desaceleración macroeconómica. Otras economías emergentes vieron como sus paridades cambiarias se depreciaban de forma aguda. Esto llevó a que los bancos centrales de Brasil, Chile, Colombia y Perú, entre otros, subieran sus tasas de interés en el año con el afán de anclar sus expectativas de inflación, aunque sus economías vienen absorbiendo la caída generalizada en los precios de sus productos de exportación.

A pesar de este escenario más grisáceo, los índices bursátiles a nivel mundial han recuperado gran parte de las pérdidas registradas hacia finales de agosto, cuando la normalización de tasas era prácticamente un hecho. Los índices estadounidenses están a solo 5% de sus máximos históricos alcanzados el segundo trimestre del año, como si las trompetas de liquidez fuesen suficientes para sustentar al mercado bursátil. No obstante, este retorno accionario no vino acompañado de inversión por parte del inversionista retail, ya que solo en septiembre la venta neta en fondos mutuos de renta variable en EEUU fue de casi US$7 mil millones, llevando a la venta neta del tercer trimestre a US$26 mil millones, sin que hasta la fecha se haya registrado un cambio de tendencia. Esto lleva a concluir que los agentes de mercado siguen preocupados por el desenlace del experimento monetario que siguen adoptando las autoridades.

En EEUU el sector industrial ha sentido el embate de la apreciación del dólar a nivel mundial, perdiendo competitividad relativa y expandiéndose del orden de solo 0,4% año a año en septiembre.

A su vez, el mercado laboral, que venía generando en promedio cerca de 213 mil nuevos empleos por mes, sufrió un frenazo en los últimos dos meses, creando en promedio solo 140 mil nuevos empleos por mes. Si sumamos que la inflación general se encuentra en cero, daría la impresión de que la Fed tiene muy pocos grados de libertad para proceder con un alza de tasas en lo que resta del año. De hecho, los agentes estiman que la normalización podría empezar el primer semestre de 2016, si es que el resto del mundo no reacciona económicamente.

Por ahora, Europa continental, Inglaterra y Japón están acongojados por un mismo malestar macroeconómico que los tiene analizando distintas alternativas monetarias. Las tres economías están atravesando por un proceso deflacionario (transitorio) después que sus tasas de inflación se encuentran en -0,1%, respectivamente. En el caso de Europa y Japón, cuyas tasas de interés se encuentran prácticamente en cero, hay espacio para que sus bancos centrales adopten nuevos programas de liquidez, mientras Inglaterra puede aún, de ser necesario, bajar su tasa de instancia monetaria, actualmente en 0,5%, con el afán de evitar un deterioro en sus expectativas de inflación de mediano a largo plazo. Sin embargo, estas tres economías siguen a la defensiva esperando a que sus indicadores económicos muestren una mayor actividad.

La economía china terminó expandiéndose 6,9% en el tercer trimestre del año, a pesar de que había agentes que estaban esperando una tasa menor. Sin duda alguna el complejo escenario bursátil chino registrado el tercer trimestre acompañado de episodios inusuales de liquidez tuvieron un impacto adverso. No obstante, las autoridades chinas también siguen a la defensiva luego que la inflación se desacelerase hacia 1,6% y la deflación al productor se situase en -5,9% por segundo mes consecutivo. Es de esperar que la devaluación del yuan, adoptada en agosto, empiece a alterar la dirección del comercio internacional entrando la recta final del año.

Finalmente, están los países emergentes que han tenido que subir sus tasas de interés en pos de anclar sus expectativas de inflación, a pesar de que sus economías se vienen desacelerando. Entre ellas se encuentran gran parte de las economías latinoamericanas, que no solo tienen que lidiar con las caídas en los precios de los commodities, sino que ahora están adoptando medidas contracíclicas pudiendo inducir a un tercer desgaste económico, siguiendo los pasos de Europa hace un par de años. En conclusión, a pesar de que los bancos centrales siguen buscando alternativas para robustecer el crecimiento global, da la impresión de que recién estamos empezando la tercera y última fase de un multifacético desgaste económico mundial, donde la única solución sigue siendo la de continuar experimentando monetariamente.

*El autor es gerente general de BCI Securities en Estados Unidos.

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