
Capital natural: cuando proteger la biodiversidad es un buen negocio
Este año, Chile inició un plan pionero para integrar al sector privado en la protección de la biodiversidad alineado con compromisos internacionales. La estrategia, según los expertos, busca transformar los modelos de negocio hacia una economía más sostenible y consciente del capital natural, a través de una mesa de trabajo colaborativa y acciones concretas.

El pasado 22 de mayo se celebró el Día de la Biodiversidad, bajo el lema “Armonía con la naturaleza y desarrollo sostenible”, que busca impulsar una conexión profunda entre ambas agendas: naturaleza y crecimiento económico. En vistas de lograr este objetivo, Chile ha ratificado el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y ha adoptado la Estrategia Nacional de Biodiversidad, que establece lineamientos y metas para la conservación.
Sumado a esto, el pasado 25 de marzo, nuestro país publicó su “Plan de Acción Empresarial en Biodiversidad”, el resultado de ocho meses de colaboración entre el Ministerio del Medio Ambiente, Acción Empresas y contó también con el apoyo de una mesa público-privada conformada por el mundo privado y la academia. Esta iniciativa, financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), se conformó como una hoja de ruta para involucrar activamente al sector privado en la protección del capital natural, es decir, activos naturales y los servicios ecosistémicos resultantes de ellos, que hacen posible la vida humana y sostienen la productividad de la economía global, y en el fortalecimiento de las contribuciones de la naturaleza a las personas.
El proyecto tiene como eje el cumplimiento de la Meta 15 del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, que insta a las empresas a evaluar, reportar y reducir sus impactos sobre la biodiversidad, que se entiende por la variedad de organismos vivos de cualquier origen, incluidos los complejos ecosistemas de los que forman parte.

Para Marcela Bravo, gerenta general de Acción Empresas, “el plan se estructura en cinco ejes estratégicos: creación de capacidades, métricas, innovación y financiamiento, además de un eje transversal orientado a establecer una estructura de gobernanza que garantice su implementación efectiva”. Con esto, explica que este año “avanzaremos en los cuatro ejes con acciones que van desde la sensibilización y capacitación hasta el inicio del trabajo para adoptar un estándar único que permita divulgar de forma transparente los estudios sobre impactos, dependencias, riesgos y oportunidades relacionados con la biodiversidad para las empresas”.
Por su parte, la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, ve en esta iniciativa una clara oportunidad para avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible. “La triple crisis —climática, de pérdida de biodiversidad y de contaminación— evidencia la necesidad de hacer las cosas de manera distinta para alcanzar el bienestar social de las personas”, destacando el rol fundamental que las empresas deben desempeñar en esta nueva etapa.

Una respuesta a la crisis
La rápida pérdida de biodiversidad y los impactos del cambio climático amenazan las bases económicas y sociales del país. Así lo subraya Bravo, quien destaca que el World Economic Forum, en su Informe Global de Riesgos 2024, identificó el cambio drástico de los sistemas terrestres, la pérdida de biodiversidad, el colapso de ecosistemas, la escasez de recursos naturales y la contaminación como cinco de los diez riesgos más graves proyectados para la próxima década. Sumado a esto, en Chile, según cifras del Ministerio del Medio Ambiente, la mitad de los ecosistemas y dos tercios de las especies clasificadas se encuentran amenazadas en su supervivencia.

Como respuesta, este plan, que propone transformar la forma en que las empresas comprenden, gestionan y valorizan su relación con la naturaleza, marca, según Alex Godoy, director del Centro de Investigación en Sustentabilidad y Gestión Estratégica de Recursos (Cisger) “una ruta de transición hacia modelos de negocio más sostenibles, promoviendo el reconocimiento del capital natural como un activo estratégico, la adopción de métricas y reportes ambientales, y una transformación tanto cultural como operativa en las empresas”.
Sobre cómo las empresas deben avanzar en esta dirección, Bravo señala que “muchas ya conocen la importancia de la naturaleza y la biodiversidad para su negocio, así como los riesgos que enfrentan si no se preparan a tiempo. Sin embargo —advierte— aún hay muchas otras que no han vislumbrado esta importancia. Por lo tanto, una de las primeras acciones del plan será implementar iniciativas de sensibilización y capacitación en estos temas”.

El rol de las empresas
Un ejemplo destacado es la empresa chilena Arauco, que en la reciente COP16 de Biodiversidad realizada en Cali el año pasado, presentó avances en la medición del capital natural de sus activos biológicos y estrategias de restauración ecosistémica. Nicolás Jobet, gerente de Personas y Comunicaciones de la forestal, explica: “Esta medición traduce los beneficios de la naturaleza en términos económicos, facilitando su integración en la toma de decisiones corporativas. Así, naturaleza y negocios pueden conversar en un mismo lenguaje”.
En el encuentro, Arauco participó también de la coalición global Business for Nature, destacándose como un actor comprometido con una economía Nature Positive, y reconocida como una de las pocas empresas chilenas cuya estrategia fue validada según los estándares de la coalición. “El paso siguiente es avanzar en la implementación local de estas estrategias, en la articulación con la Estrategia Nacional de Biodiversidad”, explicó Jobet.

Hacia una ruta natural
Este paso se suma a iniciativas claves en el rol de Chile en la protección de la biodiversidad. La ministra enfatizó en que “es importante recordar que Chile ya ha clasificado a 18 especies en la categoría ‘extinta’ según los criterios internacionales de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Y recordemos que, cuando una especie se extingue, lo hace para siempre. (...) La conservación de la biodiversidad es clave para la mitigación y adaptación al cambio climático, algo que ha quedado claramente evidenciado en los últimos años”.
Godoy, por su parte, insiste en la importancia de las mesas de discusión, que permiten “generar una gobernanza colaborativa, multisectorial y descentralizada en torno a un tema históricamente ausente del núcleo estratégico de las empresas: la biodiversidad”. Además, anticipó que estos espacios posicionan a Chile rumbo a la COP30, que se celebrará en Brasil en 2025. “Estas mesas posicionan a Chile como un referente regional en la implementación de la Meta 15, mostrando avances concretos en el involucramiento del sector privado”.

Del mismo modo, desde Arauco, Jobet sostiene que para la COP30 “esperamos mostrar nuestros avances en métricas integradas de biodiversidad y clima, y contribuir activamente a una narrativa empresarial que reconozca que proteger la naturaleza no es un costo, sino una inversión para la resiliencia futura”.
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