El complejo proceso de venta de Transbank

Con la fijación de las tasas de intercambio definitivas que se anunció esta semana, los tiempos se aceleran. Ya hay tres bancos de inversión que fueron preseleccionados por la administración para llevar adelante el proceso de enajenación: Lazard, Bank of America y JP Morgan. Los accionistas están evaluando cuál de ellos será el que lidere la venta, pero también podría surgir otra alternativa.


Fue en compañía del ministro de Hacienda, Mario Marcel, cuando el pasado 23 de enero la Asociación de Bancos (Abif) comunicó que las entidades financieras accionistas de Transbank pondrían a la venta la empresa. Desde entonces, se han cumplido una serie de hitos para concretar la enajenación, y la propia administración de la compañía ha tomado las riendas de las negociaciones.

“Los bancos, dueños de Transbank, iniciarán un proceso de venta del control de la compañía (...) ojalá en plazos cercanos de manera de generar certidumbre y que todos los actores del modelo de cuatro partes tengan claridad en su rol”, señaló el presidente de la Abif, José Manuel Mena, en esa ocasión.

No hay un acuerdo por escrito, pero sí de palabra, de que la misma empresa se hará cargo de su venta. Y por ello la administración de Transbank estuvo por semanas entrevistando bancos de inversión y recibiendo sus propuestas para seleccionar a aquellos que se harían cargo del proceso.

Hasta ahora, Lazard, Bank of America (BofA) y JP Morgan son los bancos que estarían preseleccionados para participar en el proceso de venta, aunque los accionistas también estarían analizando otras opciones.

Consultada la administración de Transbank sobre el particular, señaló que “la venta es un proceso que corresponde a los accionistas de la compañía”.

En ese sentido, fuentes al tanto de las tratativas sostienen que a pesar de la existencia de la mencionada lista, los bancos controladores de la compañía estarían estudiando si ellos mismos pueden llevar adelante las entrevistas y selección de los bancos de inversión, con lo cual la lista de preseleccionados por la administración podría sufrir modificaciones, o cambiar completamente.

No obstante, otra fuente cercana apunta a que también hay consideraciones de libre competencia en la materia, pues es complejo que bancos competidores se reúnan para acordar la venta de un activo importante para sus operaciones comerciales.

La problemática y el hito

El miércoles de esta semana fue cuando se cumplió uno de los hitos fundamentales para concretar la venta de Transbank, cuando el Comité para la Fijación de Límites a las Tasas de Intercambio, creado por ley en 2022, emitió la resolución donde estableció los cobros máximos a pagar por los medios de pago, y los plazos para que se produzca la rebaja que ello conlleva.

Mediante un comunicado, la entidad detalló que el primer día del sexto mes tras la publicación de la resolución en el Diario Oficial, el límite máximo de la tasa de intercambio para las tarjetas de débito será de 0,5% sobre cada transacción, para crédito de 1,14% y de 0,94% para el caso del prepago.

Estos máximos están por debajo de los vigentes hasta la fecha, pues para el débito el cobro máximo es de 0,6% sobre el valor de cada transacción. En tarjetas de crédito ese límite se sitúa en 1,48%, y en tarjetas de prepago está en 1,04%.

Pero en 18 meses habrá más cambios, y las tasas para los plásticos de débito bajarían a 0,35%,, mientras que para los de crédito y prepago se reducirán a 0,8%.

Esta era una de las resoluciones clave para el proceso de venta de la firma, pues permite tener una idea más clara respecto de su valor, ya que se resuelve la disputa respecto de uno de los tres elementos que componen la estructura tarifaria de las redes de adquirencia. Así, se avanza y se cierra ya integralmente la migración total al modelo de cuatro partes.

Lo anterior, estiman conocedores del sector, debería dar certezas para que la mayor red de adquirencia del país, que ha pasado en tribunales en la última década por los cobros que realiza, deje de una vez por todas las disputas judiciales, las que, sobre todo en el último tiempo, no le han permitido operar con tranquilidad.

Cabe recordar que la tasa de intercambio es la remuneración que paga el adquirente, como Transbank, al emisor de la tarjeta, como un banco o una casa comercial. Pero dicho pago es uno de los tres componentes que conforman lo que se denomina merchant discount, que es la comisión que el adquirente cobra al comercio que vende.

Ese cobro al comercio, además, está compuesto por el costo de marca, que es lo que paga el adquirente a las marcas de tarjetas, y por el margen adquirente, que es la remuneración que recibe el adquirente por sus servicios. Con estos tres elementos se configura el cobro a los comercios, que es un porcentaje de la transacción con la tarjeta, y que es el cobro que realiza Transbank.

Con las tasas de intercambio ya resueltas, apuntan fuentes cercanas a la compañía, el proceso de venta se agiliza, ya que, al menos, existe una mayor certeza respecto de los cobros que puede hacer la empresa.

Con todo, la declaración del presidente de la Abif fue transparente al decir que, en realidad, lo que se está vendiendo es el control. Ello implica que si eventualmente hay bancos que permanecen en la propiedad, el precio también puede cambiar.

Y es que no está en discusión la venta del control de Transbank, entendido como la enajenación de más del 50% de la propiedad, pero el precio podría ser distinto si todos, o aunque sea un banco, permanece. De ser así, la compañía debiera seguir siendo -como lo es hoy- una sociedad de apoyo el giro bancario, un tipo de empresa que según la Ley General de Bancos tiene giro único, es decir sólo podría desarrollar el negocio que tiene en la actualidad, que es afiliar comercios y procesar los pagos de las tarjetas. Por eso mismo, advierten, es amplio el rango de valor que puede tener Transbank.

De hecho, varias fuentes consultadas también apuntan a que no está definido si permanecerán todos los bancos, o todos se saldrán, o si alguno quiere mantenerse. Y a esta complicación se suma el hecho de que algún banco podría tomar la posición de vetar a algún interesado en la compra.

Actualmente, Banco de Chile es el mayor accionista de la compañía, con un 26,16% de las acciones, seguido por Santander con un 25%, Scotiabank con 22,69%, mientras que Itaú, BCI y BancoEstado tiene un 8,72% cada uno. En tanto, Banco Falabella, Internacional, BICE y Security tienen cada cual 18 acciones, y JP Morgan tiene 10, equivalente al 0,00% de Transbank.

La situación de los medios de pago, el mismo Transbank y su judicialización, es algo que siguen de cerca las autoridades del mundo económico. En su última sesión, el Consejo de Estabilidad Financiera (CEF) recordó la creación del grupo de trabajo ad hoc en 2022 y sus líneas de análisis, y que el pasado 27 de enero se abordaron los avances de dichas líneas de acción. En ese contexto se recordaron los oficios N° 362 y N° 6545 elaborados por el Banco Central de Chile y la CMF, remitidos a las autoridades de libre competencia y Poder Judicial, relativos al funcionamiento del modelo de cuatro partes, donde además se dejó constancia de que “la participación de mercado de Transbank ha bajado desde 95% de pagos procesados en 2021, a 85% en 2022 y, en el número de transacciones, desde 95% a 80% en el mismo período”.

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