Frutícola Olmué: la empresa que une a las familias de Juan Sutil y la alcaldesa Irací Hassler

EL 8 de marzo de 2016, Irací Luiza Hassler Jacob ingresó como accionista a la sociedad familiar Inversiones La Campana. Ese día entraron también su hermano Tiago y Rosa Hassler Sáenz, todos con un 5%. La sociedad había sido creada en 2015 por su padre, Rolf Hassler Trober, junto a su otra hermana, Imara, justo cuando una de sus empresas cambiaba de dueño. El 16 de octubre de ese año, Frutícola Olmué dejó de ser controlada por la familia Hassler e ingresó la familia Sutil, primero con un 51%, para luego ir subiendo hasta su actual 77%. Al revés, Inversiones La Campana comenzó a diluirse hasta el 6,5% de la propiedad. Con ello, la nueva alcaldesa de Santiago tiene una participación indirecta que tan solo llega al 0,3% de la frutícola. La última declaración de intereses de la ingeniera comercial de 30 años cifra el valor libro de su participación en Inversiones La Campana en $ 128 millones.

El presidente de Empresas Sutil, Juan Sutil, cuenta que conoce a Rolf y a su primo Max Hassler desde hace años. A comienzos de los 80, Sutil acompañó a Víctor Moller en la creación de Hortifrut y a través de esa compañía conoció a los Hassler en la época en que partieron con Frutícola Olmué -en 1993- como congeladores de fruta; Hortifrut exportaba productos frescos. “Muchas veces hicimos negocios y los conocíamos por la actividad”, relata Sutil. Frutícola Olmué estaba centrada en el desarrollo de fruta y verduras congeladas, básicamente berries y espárragos; tenía tres plantas de procesamiento y almacenaje situadas en Chillán, Parral y Loncoche, con una capacidad instalada para procesar unas 20.000 toneladas por año. Su filial, Servicios Alborada, se dedicaba a prestar servicios de almacenaje en cámaras de frigoríficos.

En 2015 la situación de Frutícola Olmué era, por decir lo menos, delicada, con ventas que llegaban sólo a $ 2.950 millones. Y los Hassler le ofrecieron a Sutil asociarse. En ese momento, y a través de un aumento de capital, Empresas Sutil entró a Inmobiliaria del Pacífico SpA, hoy Frutícola Olmué SpA. Aportó $ 4.971 millones por el 51%. Un mes después, hubo un segundo aumento de capital, donde el nuevo controlador siguió inyectando recursos. Con ese dinero, la firma pudo pagar pasivos e impulsar su plan de desarrollo.

En diciembre de 2016, Empresas Sutil ya tenía el 60% de la propiedad. El directorio estaba conformado por Edmundo Ruiz, Juan Sutil Servoin, Juan Sutil Condon, Max y Rolf Hassler. Al año siguiente, este último salió -se fue a vivir fuera de Chile-, siendo representado por Alexies De La Hoz.

En ese momento, Frutícola Olmué vendía ya $ 32.484 millones, prácticamente $ 30.000 millones más que un año antes. Y sus utilidades habían aumentado a $1.436 millones.

Sutil revela que en 2015, cuando se hizo la operación de compra, dada la necesidad que había de capital, se estableció en el pacto de accionistas un proceso para regularizar las llamadas cuentas de orden, lo que se activó en 2016. El 17 de octubre de ese año, la Cámara de Comercio de Santiago nombró al árbitro Juan Carlos Varela para dirimir diferencias en la valorización de los activos de la frutícola. Los ajustes -según señala la Memoria 2016 de Empresas Sutil- correspondían a un ejercicio extracontable basado en los estados financieros de Frutícola Olmué SpA al 31 de diciembre de 2015, el primer año en que Empresas Sutil consolidó esos resultados. Tres años después, un fallo les dio la razón. La familia Hassler compensó a los Sutil con el pago de más de 3.000 acciones. En septiembre de 2018, Inversiones Eska le transfirió 401 títulos valorizados en $ 55 millones y en octubre, Inversiones La Campana, Inversiones Spot Enterprises e Inversiones Max Hassler y Cía. le cedieron 2.811 papeles, avaluados en $ 389 millones. Con esas transacción, Empresas Sutil llegó al 77,68%. Juan Sutil destaca que ellos también debieron pagar cerca de $ 70 millones a los excontroladores.

Meses antes, en abril, los minoritarios ya le habían traspasado un 10% a los controladores. De hecho, ese año Rolf Hassler dejó su cupo en el directorio dada la baja en la participación de La Campana. Hoy, toda la familia Hassler está representada por Max Hassler y la relación de Sutil es básicamente con él. A la nueva alcaldesa de Santiago no la conoce. En la mesa están también Edmundo Ruiz, como presidente, Juan Sutil Servoin, Juan Sutil Condon y Alfredo Concha, cuya familia es socia de Sutil en Champiñones Abrantes.

Aumentar la participación dentro de la frutícola hoy depende de los minoritarios. Dentro del pacto de accionistas se estableció la opción de que los minoritarios le puedan vender anualmente un porcentaje de sus acciones -a prorrata, hasta el 10%- a Empresas Sutil. La última venta fue la de 2018 y en los dos años siguientes, en 2019 y 2020, las participaciones están inalterables.

Aun más, en 2019 la sociedad dio un paso adicional. Frutícola Olmué -con un 20%-, Agrícola Sutil -con un 40%- y la familia Concha -con cerca del 40%- crearon Sutil Organic Farms para procesar berries orgánicos en la zona de Parral. “Quizás es uno de los proyectos orgánicos más grandes de Chile, y uno de los más grandes del mundo”, cuenta Sutil.

Con todo, el 2019 fue el último año que Empresas Sutil publicó sus balances. En ese momento, la frutícola ya vendía $ 39.939 millones. Su margen bruto había pasado del 14,6% al 18,1%. Y el Ebitda, de $ 4.201 millones a $ 6.703 millones. Hoy, aseguran ser los líderes en productos congelados, con una capacidad instalada para procesar 22.000 toneladas de fruta al año y 200 toneladas al día.P