Hacienda firma decreto y se compromete con déficit de 2% al término del gobierno

Los economistas discreparon respecto de la posibilidad de materializar esa meta de balance ante las presiones de gasto. Fernández y Repetto no creen que se cumpla; mientras García pone la alerta en lo que pasará después de 2022.


Hacienda siguió el cronograma que había formulado, e inmediatamente después de la promulgación del proyecto de Modernización Tributaria, el titular de la cartera, Ignacio Briones, firmó el decreto con la nueva trayectoria de metas para el balance estructural, que causó polémica entre los agentes del mercado.

En líneas generales, el documento establece un déficit estructural de 3,2% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020, para ajustarlo a -2,5% en 2021, y cerrar el mandato en 2022, con un saldo negativo de 2%. “Esta nueva trayectoria de consolidación fiscal plantea metas exigentes, pero a la vez realistas y responsables, con la implementación de una ambiciosa agenda social, los planes de estímulo fiscal transitorio, así como la mantención de una situación fiscal sana y sostenible en el tiempo”, indicó el titular de la cartera.

Esta meta dista bastante de aquella de junio de 2018 cuando el entonces ministro Felipe Larraín se comprometía a reducir de 0,2 puntos porcentuales por año, partiendo de un déficit estructural de 2% en 2017, para llegar a -1% del PIB en 2022.

El compromiso de Briones confirma lo señalado en el último Informe de Finanzas Públicas que ahondaba en las proyecciones para el cálculo de esta trayectoria. Sus pronósticos son de crecimiento de 2,6% para 2021, y 2,9% para 2022; un precio del cobre de US$2,9; una variación de ingresos de 4,7% y 3,5%, respectivamente; y alza de gastos de 1,9% en 2021 y de 2% en 2022.

“Me parecen en exceso optimistas. Supone que la modernización tributaria recaudará lo que no recaudará; supone una altísima capacidad política de detener el crecimiento del gasto. Es altamente improbable que se cumpla esa trayectoria, lo cual es muy problemático para la credibilidad, factor esencial de una política macroeconómica sana y responsable”, manifestó la ex presidenta del Consejo Fiscal Asesor, Andrea Repetto.

Igual opinión expresó el gerente de estudios de Gemines, Alejandro Fernández: “En teoría es posible, pero en cuanto a la viabilidad política tengo dudas de si existe o no voluntad para concretarlo en un escenario de altas presiones de gasto. Una cosa es la declaración de intenciones, pero creo que, al igual como ocurrió con Bachelet, lo más probable es que no se cumpla”.

Por otro lado, Macarena García del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD) otorgó el beneficio de la duda: “El escenario es estrecho, la meta es creíble aunque ambiciosa, pero no me cabe duda que se podrá cumplir así como el Presidente Piñera lo hizo en el primer período. Lo que más me preocupa es qué sucederá con el balance estructural en la siguiente administración porque un déficit de 2%, igual es demasiado alto”.


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