Jefe de estudios del FMI: “Entre los riesgos a la baja está la prolongación de la pandemia por una de las nuevas cepas”

Malhar Nabar, deputy division chief of the world economic studies division of the research department at the International Monetary Fund (IMF), speaks at a World Economic Outlook news conference during the spring meetings of the IMF and World Bank in Washington, D.C, U.S., on Tuesday, April 17, 2018. The IMF predicted the world economy's strongest upswing since 2011 will continue for the next two years, but warned the seeds of its demise have already been planted. Photographer: Andrew Harrer/Bloomberg

El jefe del área que elabora el World Economic Outlook (WEO) explica que en el caso particular de Chile, la mejora de las perspectivas obedecen al alza del precio del cobre, aunque reconoce que hay riesgos a la baja por el desarrollo de la pandemia y los procesos políticos que enfrenta el país.


Escuchar a expertos epidemiólogos, médicos y de salud pública ha sido una de las tareas que ha asumido el Departamento de Estudios del FMI para la elaboración de los últimos informes del World Economic Outlook. Así lo detalla Malhar Nabar, director del área que acaba de ofrecer positivas perspectivas para la economía mundial y nacional, sin dejar de reconocer los riesgos propios de una pandemia que sigue golpeando a buena parte de Occidente.

Con todo, en el escenario central, prevalece la esperanza. Nabar destaca la adaptación de amplias áreas importantes de la economía a las restricciones a la movilidad, el empuje que se está generando desde EE.UU. y, en el caso de Chile, el alza en el precio del cobre, la principal razón para el incremento en las proyecciones del país, que según el organismo crecería 6,2%.

¿Cómo el FMI ha incorporado a sus análisis de perspectivas económicas los elementos propios de la pandemia? ¿Están trabajando con expertos en la materia?

-Hemos estado en permanente contacto con la Organización Mundial de Salud, con epidemiólogos para que nos expliquen cómo la infección se transmite y qué tipo de restricción se va a necesitar para parar la transmisión. Así podemos ver qué significan las restricciones para la actividad económica. Es distinto si tienes que cerrar, si tienes que reducir la gente permitida en espacios públicos. Para distinguir todo aquello ha sido muy importante tener contacto con expertos de diferentes áreas: del campo médico, epidemiólogo, de salud pública. Es importante que entendamos claramente cómo esta pandemia afecta a la sociedad.

En base a esa comunicación con expertos, ¿les preocupan las nuevas variantes del virus y lo que eso implique para la actividad económica?

-Se ha hablado de la posibilidad de que alguna de estas nuevas mutaciones del virus genere otras serias olas de contagio, lo que demandaría la imposición de nuevas restricciones, antes de que las vacunas comiencen a protegernos. Entonces, entre los riesgos a la baja está la prolongación de la pandemia por alguna de las nuevas cepas, haciendo que el Covid-19 se transforme en una infección endémica.

Dependiendo de cuán rápida sea la transmisión, qué tan severos sean los casos, qué nivel de presión se ejerza sobre los sistemas de salud, podría tener un gran impacto sobre las perspectivas de la economía mundial.

La nueva mejora de las perspectivas de Chile coincide con un momento particularmente crítico de la pandemia en el país. ¿Cómo se explica aquello?

-La razón principal es la mejora de las perspectivas del precio del cobre, en el marco de una recuperación generalizada del valor de los commodities desde mediados del año pasado.

Por otra parte, en varios países, incluido Chile, hemos visto cómo las economías se han adaptado mejor a las restricciones a la movilidad de lo que esperábamos en proyecciones anteriores. Finalmente, estamos viendo un fuerte crecimiento en socios comerciales claves, especialmente con la mejora en las perspectivas de Estados Unidos. Lo anterior no quita que haya una alta incertidumbre en torno a estas perspectivas, la cual está conectada al curso de la pandemia. Si la situación empeora y conduce a restricciones aún mayores, es algo que consideramos con un riesgo a la baja para la proyección que tenemos para la economía global.

¿Es esa incertidumbre mayor para países que, como Chile, enfrentan un rebrote de importantes dimensiones?

-La incertidumbre que pesa sobre las perspectivas está ligada a la severidad de la pandemia, es decir, a cómo aumentan los casos, a la respuesta que puedan dar los sistemas de salud y las restricciones que se deban implementar para controlar la transmisión.

Entonces, en una comparación general entre países, se entiende que la severidad de la pandemia es un factor clave para las perspectivas que se tienen para cada economía.

Acá la incertidumbre en torno a la pandemia también conduce a una incertidumbre política por la suspensión de elecciones. ¿Qué análisis hacen de ese elemento?

-La incertidumbre política suele pesar en decisiones de inversiones o de los hogares; en definitiva todo lo relativo a proyectos a largo plazo que son justamente los que tienen la capacidad de impulsar la capacidad productiva del país. Entonces, sí se observa una conexión entre incertidumbre y perspectivas de la trayectoria de crecimiento futuro.

En el contexto de Chile se puede ligar al proceso constitucional. Esto es definitivamente un suceso que estamos siguiendo para las perspectivas económicas del país.

Por el lado de los riesgos al alza, ¿qué tan fuerte y duradero puede ser el rally del cobre de acuerdo a sus perspectivas?

-Hay eventos relacionados a socios comerciales importantes que se deben seguir. China está en una transición en la que se aleja de un crecimiento liderado por inversión e infraestructura a uno más basado el consumo. En ese contexto, su demanda no será tan alta como solía ser en el pasado y eso va a pesar en el precio del cobre hacia delante. Sin embargo, ahora vemos a varios mercados emergentes y economías en desarrollo apostando por la infraestructura para apoyar que se creen más empleos. Esto va a respaldar la demanda por las exportaciones de cobre de Chile. Es interesante como esas dos tendencias compiten. Hay mucha incertidumbre respecto a cómo va a avanzar el asunto.

¿A qué se refieren exactamente cuando señalan que las economías se han adaptado mejor a las restricciones a la movilidad?

-Cuando hablamos de adaptación tenemos en mente que la economía en general parece haber tenido un desempeño mejor al que esperábamos, porque hubo sectores, como la manufactura o la construcción, que estuvieron bien pese a las restricciones. También hubo una adaptación a trabajo remoto y por ejemplo algunas áreas de la manufacturas, como reuniones con proveedores o el trabajo de diseño, que requerían de encuentros cara a cara con viajes alrededor del mundo, ahora no demandan esa movilidad. Por otra parte, hubo una aceleración del giro hacia el comercio electrónico. Compras que antes se hacían en centros comerciales ahora se hace online. Ese cambio a lo digital también se observa en el sector financiero, con muchos servicios que se desarrollan de manera online.

Entonces mucha actividad continuó a pesar de las restricciones. Sin embargo, hay otros sectores que se siguen viendo afectados y están muy lejos de retornar al lugar en el que estaban antes de que comenzara la pandemia. Se trata de sectores que dependen de la interacción cara a cara y que los empleos retornen cuando todavía hay restricciones es extremadamente difícil.

¿Qué significará para la economía global las particularmente fuertes perspectivas de crecimiento que presentan para EE.UU.?

-EE.UU. ha puesto en marcha cuatro paquetes desde que empezó la pandemia; el último, un plan de infraestructura que no alcanzó a ser incorporado en el WEO recién publicado. Lo que vemos es que esto no solo apoya a impulsar la economía estadounidense, sino que también alentará a sus socios más cercanos, como Canadá y México.

Esto sigue la ruta de paquetes de ayuda que EE.UU. ha desplegado en el pasado, los que suelen tener efectos que se propagan a través de sus socios comerciales. La expectativa es que algo similar va a suceder mirando hacia adelante.

Ustedes plantean que China ya retornó a una etapa prepandémica y que EE.UU. estaría por hacerlo este año. ¿Están hablando de la economía en su conjunto o solo de crecimiento?

-Aun cuando apuntamos a que se recupera, aún queda un largo camino por recorrer en áreas como el mercado laboral. Entonces, aun cuando EE.UU.está en una ruta de recuperación, todavía tenemos alrededor de 8 millones de empleos que tenemos que recuperar.

Hay que hacer una diferencia respecto a la economía en general y al mercado laboral volviendo a niveles prepandémicos. Este último componente, en este punto, aun es arrastrado por la crisis y por eso el apoyo económico todavía es necesario.

¿Les preocupa la huella que deje la pandemia en términos de pobreza?

-Hay aspectos muy preocupantes en esta área. Teníamos casi dos décadas de tendencia a la baja de la pobreza extrema. Sin embargo, pensamos que el año pasado 95 millones de personas cayó en la extrema pobreza en relación a lo que esperábamos previo a la pandemia.

Ese es un cambio enorme en términos de las tendencias que veíamos y está concentrado en algunas partes del mundo, en parte de India, de África subsahariana y también, en alguna medida, en América Latina. Es un problema global y es algo que debemos seguir con atención, porque no podemos permitir que se revierta el trabajo realizado en las últimas dos décadas. Se debe extender la red de seguridad social.

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