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La ambiciosa y compleja rebaja de impuestos que promete Kast

El presidente electo planea bajar del 27% al 23% el impuesto corporativo a razón de un punto por año para evitar una merma fiscal de golpe. Su plan, que incluye también un crédito tributario proempleo a empresas, tiene un costo fiscal de unos US$ 3.500 millones en régimen. Cuadrar la caja y mostrar un financiamiento creíble será clave para avanzar en la rebaja fiscal año a año.

José Antonio Kast JAVIER SALVO/ATON CHILE

En las oficinas de la casona ubicada en La Gloria 88 de la comuna de las Condes ya se cumplió un hito. El equipo que trabaja en el nuevo centro de operaciones del equipo del presidente electo José Antonio Kast, en la llamada “Moneda chica”, ya finalizó el diseño del plan “Desafío 90” que trabaja desde hace meses y que contiene las prioridades del republicano para los primeros tres meses de gobierno.

“Solo falta que el presidente electo le dé la luz verde, todos estos días ha estado de viaje”, confiesa un cercano a Kast. En lo que fue una semana de intensa actividad, el republicano se reunió en Buenos Aires con el presidente de Argentina, Javier Milei, y, paralelamente, le propuso al viceministro de Economía del libertario, el economista chileno José Luis Daza, integrarse al equipo económico del nuevo gobierno a partir de marzo 2026.

Uno de los ejes del “Desafío 90”, liderado por el economista Bernardo Fontaine, será el plan tributario. La idea impositiva de Kast incluye una rebaja del impuesto a las empresas (de primera categoría) del actual 27% a un 23% (para las pymes será una tasa fija del 12,5%), un crédito tributario a las empresas para la contratación de trabajadores, la eliminación gradual de las contribuciones para los adultos mayores de 65 años y la eliminación del impuesto a las ganancias de capital en la venta de acciones de baja presencia bursátil.

Pero esa ambiciosa tarea está lejos de ser trivial, dada la estrechez de las finanzas públicas y la dificultad para financiarlo, reconocen en el mundo político.

28 agosto 2025 Entrevista a Bernardo Fontaine, economista, participante del comando de José Antonio Kast Foto: Andrés Pérez Andres Perez

Kast no sólo estará obligado en el inicio del gobierno a cuadrar la caja fiscal para los próximos cuatro años y establecer metas creíbles de convergencia fiscal, sino también deberá justificar y compensar en detalle cada punto de merma para las finanzas públicas que implique esta batería de rebajas tributarias, especialmente la atribuible a la disminución del impuesto corporativo.

El exministro de Hacienda Mario Marcel deslizó esta semana la dificultad con que se encontrará el republicano para cuadrar la caja en su llegada a La Moneda. “Una rebaja de impuestos depende de si está compensada o no compensada fiscalmente. Recordemos que durante un buen tiempo este gobierno propuso una rebaja de la tasa de impuestos de primera categoría, pero propuso una rebaja compensada fiscalmente para que no hubiera un deterioro de las cuentas fiscales”, recordó el exjefe del equipo económico de Gabriel Boric.

“Lo que se está viendo es que está en sus objetivos más inmediatos reducir esa tributación en las empresas, pero hay que ver si está adecuadamente compensado o no: se verá cuando haya una propuesta más específica”, añadió el exministro en Radio Infinita esta semana.

Cuadrando la caja

Cercanos a Kast revelan que el plan del republicano es bajar la tasa de impuesto de primera categoría a razón de un punto por año para llegar al 23% hacia 2029 de manera de aplacar con gradualidad los efectos de la disminución impositiva en las arcas fiscales. Los cálculos de los economistas apuntan a una merma fiscal de alrededor de US$ 500 millones por cada punto de rebaja del tributo a las empresas. “La rebaja de impuestos del 23% al 27% es para las empresas que venden más de $ 3.000 millones anuales. Las que venden menos de eso van a quedar con una tasa fija del 12,5%”, confidencia uno de los integrantes del equipo económico de Kast.

Sin embargo, el menor pago de impuestos para las empresas podría ir más allá, en la medida que se acojan al crédito tributario para la contratación de trabajadores, lo que apunta a combatir las altas tasas de desempleo, una de las grandes debilidades que ha tenido la gestión del actual gobierno. La actual oposición ha acusado efectos negativos de la reducción escalonada a 40 horas de la jornada laboral y del alza del salario mínimo en la generación de empleo. Adicionalmente, en el comando republicano ven con especial interés el fenómeno de la automatización de los puestos laborales en Chile y en el mundo, y el impacto que ya está teniendo en el empleo.

“Esta es una reducción adicional de impuestos para las empresas que generen empleo. Esto consiste en que las empresas que tengan contratados trabajadores hoy y/o contraten más trabajadores -es decir, trabajadores antiguos y nuevos- van a poder rebajar de impuestos un porcentaje de la planilla de sueldo con cotizaciones pagadas, sin considerar los sueldos altos”, revela la misma fuente del grupo cercano al republicano.

La cuantía final o tasa real efectiva que terminarán pagando las empresas por esta combinación de medidas dependerá de la cantidad de trabajadores contratados. “Puede ser una tasa final a pagar del 22%, 20%, o puede ser el 18%. Lo que buscamos es un incentivo especial a las empresas que contratan fuertemente mano de obra, porque ellas van a tener una rebaja tributaria mayor que una empresa que no tiene trabajadores, o que tiene muy poco”, complementan.

José Antonio Kast JAVIER TORRES/ATON CHILE

“Aunque no está decidido si vamos a partir con este crédito en 2026, la idea es empezar luego”, añaden en republicanos, quienes detallan que ambas medidas (rebaja al impuesto corporativo y crédito tributario) generan una merma fiscal de unos US$ 3.500 millones al año en régimen, lo que debiera ser compensado con parte del recorte de gasto fiscal prometido de unos US$ 6.000 millones.

Pero en el equipo económico del republicano apuntan a que esta disminución impositiva también implicará un mayor incentivo a la reinversión de utilidades al interior de las empresas, lo que generaría un círculo virtuoso de mayor crecimiento y generación de empleos. Al mismo tiempo, destacan que esas utilidades retenidas en las empresas debiesen pagar impuestos posteriormente cuando el socio o dueño las retire. “Esto es una postergación del pago de impuestos. No es que el Fisco no vaya a cobrar ese impuesto. Lo va a cobrar cuando el dueño se lleve la plata para su casa”, recalca un cercano a Kast, quien destaca la posibilidad de que Chile mejore su ranking de competitividad tributaria en el mundo y se haga más atractivo para los inversionistas.

El plan “Desafío 90” también incluye el envío de un proyecto ley de estabilidad o invariabilidad tributaria voluntario para los proyectos de inversión relevantes, lo que debiera impactar especialmente el mundo minero. “A diferencia del antiguo DL 600, este será no solo para los extranjeros, sino también para los proyectos chilenos”, destacan en el futuro oficialismo.

Pero el paquete de medidas para los tres primeros meses no se queda ahí. Se impulsará la eliminación paulatina de las contribuciones a la primera vivienda, comenzando de inmediato con la exención total para los adultos mayores de 65 años y, en la medida que las finanzas públicas lo permitan, avanzar hacia la universalidad. El universo inicial de beneficiados sería de casi 400 mil personas, con un costo de US$ 170 millones por año, donde las municipalidades serán las principales afectadas.

“Las municipalidades que sean afectadas por la medida de las contribuciones no pueden quedar sin plata. Hay que encontrar alguna solución. La solución puede pasar por vía de ingresos del Fisco, salvo que se puedan encontrar maneras de ahorrar y reasignar”, sostienen en el equipo económico de Kast.

Sin embargo, aún persisten dudas en el seno republicano en torno a la eliminación del impuesto a las ganancias de capital en la venta de acciones de baja presencia bursátil, otra medida contemplada en el plan de 90 días. Si bien su eliminación no genera un impacto fiscal de proporciones, las dudas republicanas apuntan a la conveniencia de avanzar en una medida que favorece a los sectores de más altos ingresos.

La dura compensación

Pero el ambicioso plan republicano podría colisionar con el complejo panorama fiscal que herede de esta administración, el que sólo se conocerá en toda su dimensión sólo pocas semanas antes del inicio del nuevo gobierno, con la entrega del último Informe de Finanzas Públicas por parte de la Dirección de Presupuestos (Dipres), con el cierre de 2025. “La velocidad de algunas medidas que tenemos también va a depender de la fragilidad con que recibamos las finanzas públicas en marzo”, reconocen en el mundo republicano.

Para el exdirector de Presupuestos Matías Acevedo, la propuesta de bajar el impuesto corporativo debe ser más ambiciosa y llegar al 20%, para dar una señal al mercado. Sin embargo, dice que la complejidad de la medida está en su financiamiento. “La complejidad está en cómo hacer que ese financiamiento sea creíble. Lo correcto sería que cualquier medida de ingresos, como eliminar exenciones o bien reducir gasto, se deba recaudar o ejecutar antes de realizar la rebaja de cada punto de impuesto corporativo”, explica el economista.

Las complejidades del financiamiento que deberá realizarse a través del recorte de US$ 6 mil millones en 18 meses está en la mente del mundo republicano. De hecho, el propio coordinador del equipo económico de Kast, el economista Jorge Quiroz, lanzó señales de flexibilidad en el encuentro con los expertos que apoyaron a Evelyn Matthei luego de la primera vuelta. “Todos los temas económicos, cuando uno los baja al nivel de detalles y del timing -que es muy importante-, son conversables, son materia de una discusión técnica en que uno puede llegar a cierta forma distinta de ver las cosas”, dijo Quiroz sobre el recorte fiscal que financiará la rebaja tributaria, tras la cumbre de economistas de noviembre pasado, dos días después de la primera vuelta.

Pero el panorama se puede nublar aún más si el resultado fiscal de 2025 tiene un desvío mayor al pronosticado por Hacienda este año. El último decreto del ministerio para el cierre de este año apunta a un déficit estructural del 1,6% del PIB, pero tanto el propio gobierno como los expertos han advertido que ese saldo negativo será más profundo aún. Incluso, las proyecciones apuntan a un déficit del 2,5% para el cierre de 2025.

Ministerio de Hacienda Victor Tabja

La recientemente reformada Ley de Responsabilidad Fiscal, que entrega al nuevo gobierno 90 días para establecer las metas fiscales y de convergencia de sus cuatro años de administración, obligará al nuevo gobierno a establecer un plan de mitigación por el desvío de 2025, lo que debiera generar un mayor estrés fiscal para las pretensiones del nuevo gobierno, pero también un impulso político para avanzar en los recortes fiscales prometidos.

“El grosero desvío fiscal con que se encontrará el nuevo gobierno en marzo debido a la gestión de Hacienda significará un impulso político para que el republicano avance en sus fuertes recortes de gasto sin que el mundo político lo cuestione tanto. Kast podrá decir en marzo: ‘tenía razón al cuestionar el manejo fiscal de este gobierno y pedir recortes’”, asegura un experto fiscal de oposición.

Sin embargo, Kast deberá ser especialmente cuidadoso con el financiamiento fiscal de su plan de rebaja de impuestos. “Si quiere quitarse de encima la presión que haga el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) debe primero recortar gastos, demostrar que el financiamiento está, y luego avanzar con el recorte de impuestos”, afirma la misma fuente.

“Su gran flanco puede ser cómo asegurar el financiamiento previo a bajar los impuestos”, añade otro especialista, quien afirma que todo este cóctel fiscal va a ser un fuerte desafío para una coalición que recién se está instalando.

“Los recortes de gasto se irán aplicando en el tiempo”, dice escuetamente, a su vez, un economista de gran llegada a Kast sin entregar más detalles.

Cercanos al CFA creen que la credibilidad y el grado de sincronía que habrá entre la compensación fiscal que proponga Kast y la baja de impuestos será clave. “Se podrían establecer ciertos gatillos. Es decir, si se cumple esta etapa de financiamiento se pasa al siguiente escalón de baja de impuestos. El desafío es explicar, que calcen los números, que calcen los tiempos y que sean recursos más ciertos que inciertos”, concluye un experto fiscal.

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