La curva de rendimientos de EEUU aún es rara, pero un miembro de la Fed se siente cómodo

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A medida que el 2020 entra en tierra derecha, el diferencial entre los rendimientos de los bonos a largo y corto plazo aún no se ve completamente saludable.


Fue ya hace más de un año cuando el presidente de la Fed de St. Louis, James Bullard, empezó a alertar sobre el comportamiento del mercado de bonos de Estados Unidos, en que las tasas de interés parecían mostrar que los inversores estaban perdiendo la fe en la economía, un ambiente riesgoso para el banco central.

A medida que el 2020 entra en tierra derecha, el diferencial entre los rendimientos de los bonos a largo y corto plazo aún no se ve completamente saludable.

Pero con meses de turbulencia en los mercados y tres recortes en las tasas referenciales en el espejo retrovisor, Bullard dice que está listo para esperar, dejar la política monetaria tranquila por hasta un año más y ver qué sucede.

"Relajamos sustancialmente (la política monetaria) en 2019. Eso se va a reflejar en 2020", justo cuando Estados Unidos y China también dan señales de menores tensiones comerciales tras la firma el miércoles de un acuerdo preliminar, dijo Bullard en una entrevista con Reuters.

"Veremos cuánto impacto tendremos en la primera mitad del 2020 y probablemente durante todo el transcurso del 2020, y luego veremos en qué lugar estamos", aseguró.

Las declaraciones representan un cambio en la posición de Bullard que fue enfático desde fines del 2017 en la necesidad de que la Fed tuviera cuidado en subir demasiado sus tasas, en parte por el comportamiento del mercado de bonos.

Pero también es una señal adicional de un amplio consenso en torno a que la Fed se mantendrá en los márgenes, con la tasa de interés sin cambio, durante una campaña presidencial en Estados Unidos potencialmente turbulenta.

El año pasado fue difícil para la Reserva Federal porque los mercados se vieron afectados por la guerra comercial global, el banco central fue blanco de ataques verbales por parte del presidente Donald Trump y los responsables de la política monetaria se dividieron sobre lo que consideraban necesario para la economía.

Durante el año hubo desacuerdos sobre los recortes de tasas de la Fed generados entre aquellos que creían que la política debería ser aún más relajada y de quienes pensaban lo contrario.

Bullard se opuso en dos oportunidades a recortes más rápidos y profundos de la tasa de interés. A finales de año, los funcionarios de la Fed concordaron en poner una pausa a cualquier cambio en los costos del crédito a menos de que hubiera un cambio en las condiciones de la economía.

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