La startup que está digitalizando el hormigón

A principios de 2018, Leo Prieto y un pequeño equipo comenzaron trabajando desde sus casas, con la meta de llevar inteligencia artificial a las industrias más análogas. Hoy, Odd Industries tiene 12 grandes clientes y acaban de recibir una inversión de US$2 millones. Su próximo paso: Estados Unidos.


Muchos conocen a Leo Prieto por su innovación en el mundo del contenido, las comunidades online y su empresa Betazeta Networks. Pero esta historia no habla de su pasado, sino de lo que está haciendo ahora como CEO de Odd Industries ("industrias extrañas"), una startup que tiene un año y medio de vida y ya cuenta con 12 clientes y más de 100 proyectos realizados. Las primeras ideas comenzaron en 2014, dos años antes de la venta de Betazeta al grupo Metro AG. "Luego de la adquisición me di el lujo de tomarme un tiempo para decidir cuál sería mi próximo paso", dice Leo, que pasaba sus días entre Santiago Makerspace y la ciudad de Valdivia.

Se empapó del nuevo ambiente de emprendimiento, intercambiando ideas, proyectos y muchos cafés. Pero tenía una obsesión: cómo inyectar más digitalización al sector industrial y de construcción y la respuesta estaba en el manejo de los datos. "La razón por la que FayerWayer (la punta de lanza de Betazeta) fue el blog en español más masivo del planeta, pasa por los datos. Nuestra pauta la hacíamos usando inteligencia artificial, viendo qué temas eran más atractivos. Ahora quería llevar eso, no al sector financiero, del marketing o del retail, que ya estaban maduros… sino a las industrias menos digitalizadas y más análogas", dice Leo. Actualmente, el 80% de sus clientes son del rubro de la construcción. "Google es maravilloso para todo lo que es digital: fotos, mapas satelitales, etc. Pero si quiero entender una construcción, sus problemas y cómo mejorarlos, Google no tiene una solución", dice Leo y continúa: "Pero al mismo tiempo, la construcción es el 13% del PIB mundial, con un alcance de US$10 trillones al año.

Paso a paso

Creó la empresa en marzo de 2018 y su primera factura fue del grupo Kaufmann. Un poco más tarde lograban la primera venta en el área de la construcción, con Parque Arauco. La estrategia de Odd fue clara: tocaron las puertas de las principales constructoras de Chile, ofreciéndoles información que les podía ayudar en su gestión. Leo hizo una lista de 10 compañías que quería tener como clientes. Hoy, ocho lo son.

Al principio hizo lo que todo emprendedor: mensajes en LinkedIn y grupos de WhatsApp, llamar a sus contactos, etc. "Los primeros seis meses trabajamos con un equipo reducido y desde nuestras casas. Cuando pudimos tener una oficina, fue pequeña. Algunos clientes miraban con nerviosismo nuestras oficinas, pero yo prefería ser transparente, mostrar lo que realmente éramos", recuerda.

Y a pesar de que el negocio se movía, Leo seguía obsesionado en cómo lograr captar más datos de las obras. Fue cuando conoció la pieza que le faltaba en una de tantas conversaciones en Santiago Makerspace. Se trataba de VisualProgress, una pequeña startup cuyo foco era la visión computarizada, la que fue adquirida a fines de 2018 y así, aparte de Leo, entraron tres socios más a Odd: Christian Peña (CTO), Cristián Rojo (Chief of Hardware Operations) y Pablo González (Chief of AI). "En China crean rascacielos todas las semanas, pero funcionan igual que en cualquier parte: casi sin datos. Hablé con constructoras que tienen proyectos en Manhattan -quizá el lugar más caro del planeta- y… la misma historia. Nuestro sueño es ser el Google Analytics del mundo offline".

Comenzaron a construir sus propias cámaras que ellos mismos las instalaban. Incluso, el MOP los contrató para instalar la visión computarizada en lugares tan remotos como Campo de Hielo Sur y Villa O'Higgins. "Yo no sabía si iba a funcionar en Providencia… menos en esos lugares. Eso hizo que creáramos una solución cada vez más robusta".

Desde el día uno establecieron la importancia de la venta: "El foco fue que la empresa se levantara sola y que tuviera un crecimiento orgánico. Aquí hay muebles traídos de Makerspace, pantallas que eran mías, computadores comprados en MercadoLibre y así…", explica entusiasmado Leo desde la oficina ubicada en Av. Providencia con Padre Mariano que - reconoce- ya les queda chica.

El año pasado facturaron medio millón de dólares y este año van por US$1 millón, además, acaban de recibir una inyección de capital de US$2 millones, proveniente sólo de inversores chilenos. Ya son 13 personas y proyectan 25 para fin de año. Aparte de la construcción, están trabajando con puertos y a punto de cerrar con su primer cliente minero. "La gran minería es una industria que se cree muy digital, pero es bastante análoga", opina Leo. Por el momento no tienen los ojos puestos en el extranjero, pero cuando lo hagan, el salto será la costa este de EEUU y luego, posiblemente China. "Muchos fondos de inversión han cuestionado que no queramos crecer naturalmente en Latinoamérica, pero yo he creado empresas globales en el pasado y le perdí el miedo (pero no el respeto) a pensar globalmente".

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