Nueva Zelandia se pone a la vanguardia del ajuste monetario del mundo desarrollado con su primer alza de tasas en siete años

Nueva Zelandia

El Banco de Reserva del país, considerado un referente para el Banco Central de Chile, anticipa que vendrán más incrementos.


La variante delta sigue afectando a Nueva Zelandia, con Auckland y zonas aledañas con persistentes restricciones a la movilidad. Sin embargo, la misión del Banco Central de respaldar a la economía en ese contexto ha quedado en un segundo plano, debido a las crecientes preocupaciones sobre el alza en los precios de las propiedades y de la inflación en general.

De esta manera, el Banco de Reserva del país (RBNZ), que es considerado como uno de los referentes del Baco Central chileno, determinó durante la jornada del miércoles elevar en 25 puntos bases, hasta 0,5%, su tasa de interés, en lo que califica como el primer incremento en siete años.

El hito sería el punto de partida de un proceso de reducción de la expansividad monetaria, según adelantó rápidamente la entidad. “Se espera una mayor eliminación del estímulo de la política monetaria con el tiempo, y los movimientos futuros dependerán de las perspectivas a mediano plazo para la inflación y el empleo”, sostuvo en un comunicado difundido tras dos días de reunión.

Nueva Zelandia se pone así a la vanguardia de la reducción de estímulos del mundo desarrollado, donde solo Noruega ha dado este paso, con un incremento de igual magnitud hasta 0,25%, el 23 de septiembre. “Una economía en normalización sugiere ahora que es apropiado comenzar una normalización gradual de la tasa de política”, indicó el gobernador del Norges Bank, Øystein Olsen.

En tanto, los mercados emergentes ya han avanzado con más determinación en esa línea. Chile, Brasil, Colombia, Perú, México, Corea del Sur y Rusia se cuentan entre los que han dado ese paso. El último del grupo en sumarse fue un emergente de Europa del Este, Polonia, que el miércoles subió la tasa por primera vez en nueve años.

El incremento a 0,5% desde un mínimo histórico de 0,1% se explica, justamente, por el alza de precios. “La inflación en Polonia, según la estimación preliminar de Statistics Poland para septiembre de 2021, aumentó 5,8% en términos anuales”, señala el comunicado del Narodowy Bank Polsky.

Al respecto, detallaron que “la elevada inflación se debió, en gran medida, a factores que escapan al control de la política monetaria nacional, como los precios mundiales de la energía y las materias primas agrícolas más altos que hace un año, el aumento anterior de los precios de la electricidad y los cargos por eliminación de residuos, así como perturbaciones. en cadenas de suministro globales y transporte internacional”.

Los argumentos neozelandeses

En el caso de Nueva Zelandia, el RBNZ plantea que “la actividad económica mundial ha seguido recuperándose”, tanto por los estímulos monetarios y fiscales como por el avance de la vacunación. En ese marco plantea que “si bien la incertidumbre económica sigue siendo elevada, debido al impacto predominante del Covid-19, las presiones sobre los costos son cada vez más persistentes y algunos bancos centrales han iniciado el proceso de reducción del estímulo de la política monetaria”.

Sobre ese análisis del contexto global, la institución liderada por Adrian Orr considera que a nivel doméstico “si bien la economía se contrajo drásticamente durante el reciente bloqueo nacional relacionado con la salud, la solidez del balance general de los hogares y las empresas, el apoyo continuo a la política fiscal y los sólidos términos de intercambio, brindan confianza en que la actividad económica se recuperará rápidamente a medida que disminuyan las restricciones del nivel de alerta. Los indicadores económicos recientes respaldan este panorama”.

Adrian Orr, gobernador del Banco de Reserva de Nueva Zelandia.

Es por lo anterior que en la definición de la política monetaria neozelandesa pesó más lo que acontece con el IPC. Según precisan al respecto, “el aumento a corto plazo de la inflación se ve acentuado por el incremento de los precios del petróleo, el alza de los costos de transporte y el impacto de la escasez de oferta. Estos choques inmediatos de precios relativos corren el riesgo de provocar aumentos de precios más generalizados”.

Considerando aquellos factores, el central neozelandés estima que la inflación - que marcó 3,3% en el segundo trimestre, según el último dato oficial publicado - aumentará hasta 4% en el corto plazo. Aquello, “antes de regresar al punto medio del 2 por ciento en el mediano plazo”, sostienen.

En el caso del Norges Bank, la inflación todavía es una preocupación mayor. De todas maneras, en su comunicado sostuvieron que “el aumento de la actividad y el aumento de los salarios ayudarán a impulsar la inflación hacia la meta de inflación del 2%”. Con todo, el central noruego anticipa un nuevo incremento de la tasa en noviembre.

Respecto al desafío neozelandés, Jason Wong, estratega senior de mercado de BNZ en Wellington, señala a Reuters que la determinación de RBNZ “está bastante en línea con lo que todos estaban previendo”. Asimismo, destaca que “estamos en el camino hacia una serie de subidas de tipos y el mercado tiene bien apreciado aquello”.

Su opinión es compartida por Josh Williamson, economista de Citibank, quien precisa que siguen esperando que “los aumentos adicionales de las tasas se producirán en incrementos de 25 puntos básicos, en lugar de movimientos de 50 puntos básicos”.

Hacia delante, seguirán las noticias sobre política monetaria. A principios de noviembre llegará el turno de la Reserva Federal de EE.UU., que podría anunciar una reducción de su compra de bonos.

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