¿Principios o retornos?: una dicotomía obsoleta


Sin duda que estas semanas han sido decisivas no sólo para Chile, sino para el mundo. A nivel local, el aumento en la participación electoral respecto de las últimas elecciones presidenciales dio cuenta de que a la gente le interesa qué tipo de normas fundamentales los rijan.

Por otra parte, las recientes elecciones en los Estados Unidos fueron más que una elección entre los dos partidos históricos. Fueron, más bien, una elección entre dos formas distintas de concebir e implementar la política internacional y el desarrollo de la economía, entre otros factores.

Independiente de los resultados de estos procesos es importante destacar que cada persona toma decisiones en base a sus principios, a lo que cree correcto. Frente a estos ejercicios cívicos resulta interesante ver qué pasa cuando las decisiones se llevan al ámbito financiero. ¿Somos consecuentes con nuestras convicciones? ¿Principios o retornos?

Lo cierto es que una de las cosas positivas que podemos rescatar de esta pandemia es que nos ha ayudado a no tener que decidir entre estas dos alternativas a la hora de invertir.

La mayoría de nosotros intentamos mantenernos apegados a ciertos principios morales y valóricos en nuestro comportamiento cotidiano, pero esa misma intención muchas veces no se veía reflejada a la hora de construir los portafolios de inversión. Hasta ahora. La buena noticia es que en la actualidad podemos decir que mantener esta coherencia si es una prioridad para los inversionistas.

Este es uno de los principales hallazgos de la encuesta global de este año realizada por Schroders, que considera la opinión de más de 23.000 inversores en 32 países. Se trata solo de personas que invertirán al menos 10.000 € (o el equivalente) en los próximos 12 meses y que hayan realizado cambios en sus inversiones en los últimos 10 años.

Los indicadores son decidores: El 77% de las personas que respondieron a nuestra encuesta, dice que se negaría a comprometer sus creencias personales, incluso si se le ofreciera mayores rendimientos, cifra que se elevan al 82% en el segmento sobre los 50 años.

Asimismo, el 68% de los inversionistas señala que la responsabilidad social (como por ejemplo la influencia sobre las comunidades y la sociedad) tiene un impacto positivo en los retornos.  Dos de cada tres inversionistas tienen una visión similar en relación a la atención con el medio ambiente (como emisiones, uso de energía renovable, impacto de la actividad en el ecosistema) y el tratamiento con los colaboradores.

Frente a este panorama, cobra más peso que nunca el generar un análisis acucioso a la hora de evaluar una compañía para invertir en ella.  Necesitamos mitigar los riesgos y para eso es básico entender la relación con los “stakeholders” y cómo esta interacción afectará en el valor de las compañías en el tiempo.

Para avanzar en este camino una de las claves pasa por buscar un compromiso real de las compañías donde invertimos. En el caso de Schroders, tratamos de promover cambios en las políticas y prácticas que, creemos, se pueden mejorar, influenciando ejecutivos, directorios e incluso generando alianza con otros inversionistas. Ese parece ser el camino para seguir aumentando la correlación entre sostenibilidad de los “retornos” y el apego a nuestros “principios y valores”.

*El autor es head de Chile de Schroders

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