Un reciente estudio de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Andrés Bello (UNAB), sede de Viña del Mar, reveló que 6 de cada 10 residentes en Chile han sido estafados financieramente a través de plataformas digitales, una cifra catalogada como “preocupante”.

La investigación, realizado entre 2023 y 2025 por el doctor Eric Salinas Mayne, académico de la misma casa de estudios, identificó que el grupo más afectado es el de jóvenes entre 24 y 35 años. El segundo rango de edad más perjudicado es el de personas entre 36 y 54 años, seguido por el segmento 18 y 23.

En el último lugar se ubica el grupo etario correspondiente a 55 o más.

Asimismo, son los hombres los más propensos a ser víctimas de este tipo de delitos, pese a que son las mujeres quienes utilizan con mayor frecuencia las redes sociales.

El informe explica que la mayor vulnerabilidad de los hombres se debe “principalmente por un comportamiento menos precavido frente a ofertas sospechosas o promesas de inversión con supuestas rentabilidades garantizadas”.

“Chile es uno de los países con mejor conexión a internet del mundo, lo que paradójicamente facilita el accionar de estas redes criminales”, explica el Dr. Mayne.

Agrega que resulta urgente “implementar programas de educación financiera a nivel país, donde se enseñe que no existen rentabilidades altas sin asumir riesgos. Nadie puede garantizar un 3%, 4% o 5% mensual de retorno de forma segura y legal”.

Las plataformas más utilizadas para cometer estos fraudes son Instagram (44,7%) y Facebook (20,9%), Telegram (19,2%) y WhatsApp (15,1%).

Otro dato importante tiene relación con el monto asociado a esta clase de delitos. En este sentido, el estudio revela que el tramo más recurrente se ubica entre los $100.001 y $200.000 por estafa, aunque el análisis proyecta que, a nivel nacional, el fraude digital podría estar generando pérdidas anuales de cerca de US$100 millones.

Inteligencia artificial

Otro aspecto que destaca el informe es el creciente uso de inteligencia artificial en los mecanismos de estafa. De esta manera, resulta cada vez más común toparse con herramientas que simulan conversaciones humanas, crean perfiles falsos o incluso generan audios y videos deepfake.

Estas tecnologías son utilizadas para “ganar credibilidad y persuadir a las víctimas con mayor facilidad”, detalla el documento.

Además, el investigador precisa que muchas de estas estafas no afectan solo a personas naturales, sino también a emprendedores y pequeñas empresas que buscan alternativas de financiamiento rápido en línea.

Como parte de su análisis, el Dr. Mayne señala que “la falta de regulación en ciertos espacios digitales crea un entorno fértil para ofertas fraudulentas que se disfrazan de oportunidades legítimas”.