Vinko: el software para iniciativas sociales

Mientras estaban saliendo de la universidad y comenzando su vida laboral, dos ingenieros se percataron que en muchas fundaciones, universidades y entidades similares había una baja digitalización. Y se enfocaron en ese nicho. Hoy, esta startup está presente en seis países de América Latina, y logró solucionar un nicho algo descuidado por la industria del software.


Un 60% de sus clientes son fundaciones y entidades similares. Y, según sus fundadores, algo que los diferencia de otras empresas de soluciones digitales es la simplicidad en el uso de su plataforma en clientes que tienen poco acercamiento con la tecnología.

Mientras realizaba su magíster, el ingeniero Civil de la UC Felipe Saitúa buscaba un trabajo de medio tiempo para generar ingresos. En otra facultad de la misma universidad requerían un diagnóstico sobre necesidades de digitalización. Saitúa hizo el análisis durante cinco meses, tratando de entender sus problemas más recurrentes. Fue cuando se dio cuenta de que todo lo relacionado a procesos de postulación a convocatorias estaba en pañales. Era difícil de resolver. Había postulaciones a ayudantías, magíster, doctorados y más. Y, posiblemente, muchas otras instituciones tenían que resolver lo mismo. Tanto en el área de educación como en otros rubros”, recuerda Saitúa. Una de las cosas que más le sorprendió es la falta de tecnología que había al respecto, por lo que desarrolló un MVP que permitía gestionar dichas postulaciones. Este desarrollo fue una especie precuela de una de las principales líneas de negocio que desarrollarían más adelante.

Saitúa entusiasmó a su amigo Sebastián García-Huidobro (también ingeniero civil de la UC), a que hicieran algo juntos. Con la experiencia de ambos en el desarrollo de productos tecnológicos, pudieron ver directamente el tremendo problema que tenían diversas organizaciones del país, las que perdían muchísimo tiempo en su día a día en papeleos, burocracias y procesos repetitivos. “Se encontraban en una etapa temprana de digitalización y eran las que más sufrían, pues no contaban con los recursos ni con la cultura para desarrollar y utilizar adecuadamente soluciones digitales”, cuenta Saitúa.

Con todos estos ingredientes, en 2018 armaron la empresa Vinko, y su primera solución: vForm, un software para digitalizar los procesos de postulaciones. “No sólo es algo importante en las universidades con respecto a trabajos, ayudantías, becas, cursos y otra serie de actividades más. Muchas áreas de empresas también poseen procesos de postulación, especialmente en lo que se refiere a las áreas de relacionamiento comunitario. Es un nicho muy importante”, comenta el cofundador de Vinko.

Sebastián García Huidobro

Al poco tiempo se les acercó una red de colegios que necesitaba realizar un seguimiento para sus estudiantes con necesidades educativas especiales. Tenían que hacer que todos sus profesionales, como profesores, administrativos y psicopedagogos, pudieran ir colaborando de forma unificada. Crearon un software que más adelante evolucionó en el segundo producto de esta startup: vTrack, el que registra y monitorea toda la información de una entidad, “planifica tareas, genera reportes y crea espacios de colaboración”, según indican en esta startup.

Y aunque siempre tenían uno que otro cliente, Vinko era algo a lo que se dedicaban en las noches o los fines de semana. Ambos tenían otros trabajos como su principal ingreso y además, estaban iniciando su vida laboral. “Los dos primeros años fueron más de probar”, confiesa Saitúa.

Pero en 2020 pasaron varias cosas. La más palpable fue la pandemia, que aceleró los procesos de digitalización de muchas empresas y entidades, lo que ayudó al crecimiento del emprendimiento de García-Huidobro y Saitúa, llevándolos al siguiente nivel. Invitaron a participar a sus amigos (y también ingenieros civiles) Ignacio Sarovic y Juan Pablo Giordano, y se dedicaron de lleno a Vinko y sus dos soluciones digitales, con las cuales, al poco tiempo, se ganaron dos fondos de Corfo, los que les permitió seguir escalando. En 2020 crecieron seis veces con respecto al año anterior y sumaron ocho personas al equipo. Hoy ya son 20. Al año siguiente comenzaron a vender sus software fuera de las fronteras chilenas. Específicamente a Perú y México. “En esos países existe prácticamente la misma problemática. Tanto en fundaciones como en empresas”, comenta Saitúa. Incluso, lograron levantar una pequeña inversión ángel de US$ 125.000 para enfocarlo principalmente en México.

Ignacio Sarovic

Actualmente, tienen más de 100 clientes entre Chile, Perú, México, Colombia, Argentina y Brasil y proyectan facturar su primer millón de dólares el 2023. Entre sus clientes en el área de fundaciones y asociaciones está el Hogar de Cristo, Techo, la Cámara Chilena de la Construcción, Fundación Luksic y Fundación WWB Colombia. En el sector público trabajan con las municipalidades de Peñalolén, Providencia y San Antonio. Mientras que en el área empresas aparecen nombres como Sodimac, Nestlé y Banco de Crédito del Perú. Sin contar el área educación, donde están con entidades como la UC y la Universidad de Chile y el Tecnológico de Monterrey.

El modelo de negocio se basa en un licenciamiento por uso, bajo la modalidad SaaS (Software as a Service). En el caso de vForm hay planes anuales o bien, por una postulación específica. Y con respecto a vTrack se cobra un fee mensual. “Nuestro crecimiento para este año está puesto en América Latina, principalmente en México, que esperamos que represente el 30% de nuestra facturación”, comenta Felipe Saitúa.

Juan Pablo Giordano

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