Ricardo Ffrench-Davis: "La desigualdad se intensificó en los '70 y se agravó con la continuación de una política neoliberal"
Pese al Magister en Economía de la Universidad de Chicago, difícilmente podría calificarse al economista de la Universidad de Chile, Ricardo Ffrench-Davis, como integrante del grupo de los "Chicago Boys" que jugaron un rol relevante en la construcción del actual modelo económico. Aún más, hoy como integrante del equipo económico de Michelle Bachelet, si bien valora los avances que ha habido en la economía en los últimos 40 años, critica fuertemente las reformas realizadas en el régimen de Pinochet, a las que responsabiliza de aumentar la desigualdad en el país.
¿Cuál es su mirada de la economía con la perspectiva de 40 años?
-Un promedio positivo, el mejor de América Latina. Pero muy variable en el tiempo, con cambios que responden a reformas y políticas significativamente diferentes. Los cambios en los ritmos del desarrollo no son por pura casualidad. Un crecimiento del PIB de 2,9% anual en los 16 años de dictadura (1973-89) con una tasa de inversión muy baja (entre 15% y 16% del PIB). En esos 16 años promedió 4,5 puntos del PIB menos que lo que Chile invertía en los años '60, cuando la tasa era algo superior al 20% PIB. El sector empresarial podía estar feliz con el golpe y las privatizaciones, pero no estaba invirtiendo porque la reforma del mercado de capitales no fue para el desarrollo productivo, sino fue en demasía para la inversión financiera en la compra y venta de activos existentes. Después de ese mediocre 2,9% de aumento del PIB en esos 16 años de imposición neoliberal, la tasa de crecimiento saltó a 7,1% en los 9 primeros años de retorno a la democracia (1990-98). Luego decayó a 3,9% tanto en 1999-2007 como en 2007-2012. Comparo 2012 con el año previo al comienzo de la llegada del contagio de la crisis financiera de 2008-09.
¿Qué es lo más rescatable del modelo para lo que Chile es hoy?
-Cuando observamos al Chile del '89, vemos una economía que sólo creció 2,9% anual; no son unos pocos años, sino más de tres quinquenios; tanto como los gobiernos de Aylwin, Frei y Lagos; suficiente tiempo para que las reformas hubiesen producido sus logros. El crecimiento vigoroso y la reversión del deterioro distributivo apareció recién en los noventa.
¿Cuáles cree que han sido los principales aportes de esos años?
-Positivo es la inflación baja, exportaciones crecientes, presupuesto fiscal con financiamiento real la mayor parte del tiempo. Otro muy relevante, es la regulación y supervisión financiera estricta. Ello recién se establece en 1986, después de la profunda crisis de 1982. En democracia, fue positivo el haber resistido las presiones para relajar la supervisión financiera; las reformas tributaria y laboral de 1990, la regulación contra-cíclica del tipo de cambio y de la cuenta de capitales financieros en los '90.
¿Qué ha sido lo malo?
-Políticas públicas que generan desigualdad, la manera cómo se hicieron las reformas comercial, financiera, laboral y tributaria y las privatizaciones, fueron para sentar una economía propensa a crisis, graves en 1975 y 1982; alto desempleo y baja inversión productiva. En democracia: lo peor es la apertura de la cuenta de capitales especulativos y el tipo de cambio libre en 2009 con enorme volatilidad, perjudicial para las exportaciones con valor agregado y para las pyme que compiten con importaciones y falta general de políticas públicas de apoyo a las pyme.
¿Cuál es la principal deuda económica que se mantiene luego de estos 40 años?
-Desigualdad intensa. Chile ya tenía desigualdad en los '60; se intensificó muy fuertemente en los '70 con las primeras reformas neoliberales y se agravó profundamente con la continuación de una política neoliberal y los efectos de la grave crisis de la deuda en los '80: la razón entre el ingreso promedio del quintil más rico y más pobre, se deterioró desde 12-13 veces en los '60, a 15-16 veces en 1974-81, y a 20 veces -lo peor en la historia de estadística de Chile- en 1982-89. La crisis de 1982 no fue sólo un efecto de algo que sucedió fuera de Chile, sino que principalmente un resultado de las reformas que se hicieron en Chile, que crearon un contexto fuertemente pro-cíclico. La crisis de Chile fue 3 veces más grande que el promedio de las crisis en América Latina: eso obedece a los errores del enfoque macroeconómico neoliberal. Posteriormente se ha revertido parte de la desigualdad, en particular en los años iniciales de los '90, pero luego se lentificó con la crisis de 1999 venida desde Asia y con la global de 2008-09. Actualmente tenemos una distribución mucho mejor que a fines de la dictadura, incluido el salario mínimo real. En 1989 era 7% menor que en 1979; ahora es 130% superior a 1989. Es irrefutable que no hay economías desarrolladas con este grado de desigualdad.
¿Qué le falta a la economía para ser desarrollada?
-Nuestras desigualdad está en los sectores bajos y medios que tienen baja productividad y bajo ingresos, tienen informalidad y comprenden empresarios sin acceso al mercado de capitales o empresarios con acceso a una tasa 3, 4 ó 5 veces las tasas que pagan las empresas grandes. Hay que crecer reduciendo en paralelo la desigualdad. Se precisa un gran apoyo a las pyme, reformando a fondo la grave falla del mercado de capitales, corrigiendo su acceso limitado a financiamiento; incentivando la innovación; poniendo en marcha un vigoroso programa nacional de capacitación laboral y de pequeños empresarios; y corrigiendo la errada política cambiaria, que deja una variable tan macro a los cambiantes humores de inversionistas especulativos de corto plazo.
¿Es momento de una reforma tributaria como propone Michelle Bachelet?
-Por una parte, es esencial y adecuada para financiar los gastos fiscales permanentes que este gobierno ha lanzado sin un financiamiento permanente. Por otra, para financiar los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno, de mejorar la educación y la salud, promover el empleo de la mujer, impulsar la atención de los pre-escolares, y muy importante, poner en marcha una sólida política de desarrollo productivo de pyme y regiones. La reforma tributaria es ineludible para financiar el desarrollo, con mayor crecimiento y eficaz ataque a la desigualdad.
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