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¿Será Ricitos de Oro?

El termino no es muy popular en español, pero “goldilocks economy” se hizo famoso en EEUU para describir un escenario “not too hot, not too cold, but just right”. En pocas palabras, un escenario ni tan “sobrecalentado” como para causar inflación y ni tan “frío” como para desatar otra recesión. Un escenario que pareciera resultar muy positivo o “just right” para los mercados bursátiles, que mostraron un primer trimestre muy alentador, el mejor desde 1998, con el índice MSCI World subiendo un 11,5% en dólares. Hoy el vaso se ve medio vacío y más cerca del “frío”, pero no por eso con menos oportunidades.

Por una parte, el escenario global ha mejorado ante positivas cifras económicas en EEUU, avances en Europa y una desaceleración controlada en China. En EEUU, el mercado laboral se ha ido recuperando, al igual que la confianza de los consumidores; en Europa, los anuncios de un “compacto fiscal”, el exitoso canje de la deuda griega y la inyección de liquidez del Banco Central Europeo por más de EUR1trn (LTRO), lograron disminuir la probabilidad de un evento sistémico, tranquilizar a los inversionistas y ganar tiempo valioso. En China, y luego que las autoridades manifestaran su intención de crecer un 7,5% este año, se comenzó a internalizar un escenario de crecimiento más moderado, pero también más sustentable, en línea con el último plan quinquenal del gobierno (2011-2015).

Las tasas en los mercados desarrollados siguen bajas, ante expectativas de disminución en la inflación, y en los mercados emergentes, si bien el panorama inflacionario es diferente, también hemos visto impulsos monetarios,  donde destaca China con dos disminuciones en la tasa de requerimiento de reservas y otros países con recortes de tasas, como Brasil, Australia, Tailandia, Indonesia y Rusia, entre otros. Ante todo lo anterior, el FMI revisó al alza sus proyecciones de crecimiento para este año y el próximo.

La disminución de los riesgos sistémicos y la abundante liquidez, apoyada por la baja inflación, le dan sustento a un escenario más positivo para los activos de riesgo. Sin embargo, eso no significa que los problemas estructurales hayan desaparecido, de hecho, en Europa después de todos los anuncios queda la parte más difícil: la implementación de las medidas, tanto de austeridad como de crecimiento. Por el momento, el foco ha estado en la austeridad y en España, por ejemplo, si bien las autoridades se han esforzado tomando medidas para el control presupuestario, sorprendieron aumentando sus estimaciones de déficit para este año de 4,4% a 5,3%, lo que refleja lo difícil que es ordenar las cuentas en un escenario de desaceleración y de desapalancamiento. Ante esto, el mercado ha vuelto a preocuparse, con las tasas de los bonos españoles (a diez años) subiendo de 5% a 6% y la bolsa cayendo de forma importante.

Las medidas de austeridad que están tomando los países, si bien son positivas en el largo plazo, en el corto plazo afectarán los niveles de actividad y, por consiguiente, de recaudación fiscal, haciendo aún más difícil y lenta la reducción de la deuda. Adicionalmente, las autoridades cuentan hoy con poca capacidad para implementar estímulos monetarios adicionales (tasas actualmente bajas y poca circulación del dinero) y estímulos fiscales, ya que los altos niveles de deuda lo impiden. Un equilibrio muy delicado entre austeridad y actividad que puede transformarse en un círculo vicioso. Por lo mismo, y en la medida que sean más claros los signos de ahogo, hacia adelante deberíamos ver también discusiones con respecto a medidas de crecimiento.

La solución a la crisis fiscal será lenta y llena de sorpresas, con reformas dolorosas que recién están partiendo. Un escenario frágil y sin mucho espacio de maniobra por parte de las autoridades, donde fácilmente se puede terminar en la parte “fría” del escenario. Y eso sin mencionar las tensiones geopolíticas en Medio Oriente, que han mantenido el precio del petróleo en niveles elevados, lo que en el contexto actual constituye un impuesto extra al crecimiento.

En un escenario ni tan “sobrecalentado” y ni tan “frío”, pero turbulento, creemos que caídas serán oportunidades de compra (“buy on weakness”) en los mercados bursátiles internacionales, ante la abundante liquidez, la disminución de los riesgos sistémicos y atractivas valoraciones. En renta variable local continuamos con una visión más cautelosa todavía, ante valoraciones por sobre el promedio de los últimos cinco años, poca visibilidad respecto al crecimiento de las utilidades de las compañías e importantes aumentos de capital en camino. En renta fija local mantenemos una visión positiva para los papeles en UF, ante el escenario de pleno empleo, y comenzamos a aumentar la duración progresivamente ante el alza en las tasas. Y en renta fija internacional seguimos viendo valor en la deuda corporativa latinoamericana high yield, dada la buena salud de las compañías y los atractivos niveles de devengo (USD+8%).

La autora es directora de inversiones wealth management Celfin Capital.

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