Separación colaborativa: ¿existe el divorcio amistoso?

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Separación colaborativa o divorcio sano, son las fórmulas que proponen especialistas para transitar por el proceso de la mejor manera, y con los menos afectados posibles, en especial, si hay hijos en común.


Pensar en separaciones o divorcios, es pensar muchas veces en la asesoría de abogados. Los temas económicos y legales a resolver es lo que se busca. Sin embargo, la intervención temprana de esa ayuda legal, no siempre resulta positiva. Le agrega estrés y puede incluso generar conflicto, es lo que muestra la experiencia de las psicólogas Andrea Stutman (Universidad Católica) y Karen Tauber (U. Diego Portales), con más de 25 años de experiencia profesional en el área parejas y familia, entre otras; crearon hace más de seis años el Centro Psicológico Revincularse.

Las especialistas crearon un método de intervención llamado separaciones colaborativas, una forma de resolución de disputas para que el proceso de separación sea colaborativo y  sin tácticas adversarias ni litigios. "Se trata de acuerdos y comunicación en favor de los hijos", detallan.

Al momento de separarse, a pesar de todas las diferencias, rabias y conflictos que tengan las parejas, por lo general ambos padres están de acuerdo en que quisieran no perjudicar a sus hijos e intentar que no sufran ni salgan dañados, detalla la psicóloga de Revincularse, Andrea Stutman. "Cuando la pareja esta de acuerdo aunque sea en este punto, existe mayor flexibilidad por parte de los padres para poder hacer algunas renuncias personales en favor del bienestar de sus hijos", sostiene.

Bajo esa perspectiva los problemas son cómo hacer que los niños no salgan perjudicados, buscar los momentos para decir las cosas, el lugar donde vivirán, los tiempos que pasarán con cada padre, "y el gran tema de conflicto permanente, cómo se distribuirán los ingresos ente la ex pareja", dice Stutman. Por eso una ayuda externa, puede ser útil, "facilita mucho el avance en los acuerdo y el logro del objetivo de no dañar a los niños", recalca.

Una experiencia en la que coincide Paula Sangüesa, Directora del área clínica de DeFam, que cuentan con la modalidad de Divorcio Sano. Los acuerdos en relación a los hijos, son los más complejos, en especial, dice, el con quién se quedan los hijos, el tiempo que cada uno pasará con ellos, las costumbres y cuidados del niño cuando están con el otro papá y los montos de pensiones de alimentos. "Ponerse de acuerdo en estas situaciones es muy difícil, porque implica hacer el duelo de que la situación familiar ya no será como antes y eso tiene repercusiones en que las cosas cambian: los tiempos que pasaba con los hijos disminuyen, las platas se deben redistribuir, mis hijos no van a estar siempre bajo mi cuidado y vivir las cosas que a mi me parecen debieran ser, etc.", sostiene.

Un escenario al que además se suman factores emocionales como la pena, rabia y miedo que se sienten hacia la ex pareja, señala Sangüesa, con la que por otro lado se deben sentar a tratar de conversar de manera calmada y civilizada. "Esto es algo muy exigente y requiere de mucho apoyo en lo emocional. Por este motivo es que en Divorcio sano desarrollamos una metodología especial para esto".

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Los acuerdos en relación a los hijos son los más complejos, coinciden las especialistas.[/caption]

Entendiendo que cada caso es muy diferente y que cada familia tiene diferentes necesidades al momento de la separación, Stutman indica que, lo común en todos es que la separación de la pareja es un momento de mucho dolor y cambio. "Si bien cada persona enfrenta los cambios y dolores de un modo particular, es necesario saber y reconocer que todos sufren frente al fracaso del proyecto común y la necesidad de reestrucutrar la familia". Reconocer esos dolores permite salirse de la rabia y acceder a buscar soluciones conjuntas entre la ex pareja que facilita el tránsito hacia la nueva estructura familiar.

En general las dificultades, señala Sangüesa, también se dan porque muchos pasan a la hora de lograr decidirse por un divorcio a actúar de manera impulsiva en sus emociones, son muy cambiantes. "Un día odian a su ex, otro día creen que es bueno aprender a llevarse bien, otro día lo extrañan y no saben si es la mejor decisión la que han tomado, etc. Tratar de entenderse y decidir lo que realmente quieren hacer, más allá de las emociones del momento, es algo muy exigente y requiere de tolerancia al proceso emocional propio y tiempo para poder entenderme antes de tomar decisiones o actuar".

"Es lo que se trabaja y promueve hoy en el Centro Revincularse como separación colaborativa, donde se plantea la posibilidad de que la ex pareja trabaje junta en la construcción del nuevo escenario familiar de un modo colaborativo en busca de acuerdos", dice Stutman. De ese modo, se sale del estilo confrontacional, donde cada parte se arraiga a sus ideas y la separación se transforma en un campo de batallas, donde la comunicación ya no se usa para entender al otro sino para agredirlo.

Un escenario que es totalmente diferente cuando las parejas no tienen hijos, ya que la separación se concretiza en un alejamiento real de la ex pareja, donde cada uno sigue si camino y no se ven obligados a seguir como "socios en la parentalidad" con el otro, dice Stutman. "En este sentido las dificultades giran más en torno a la distribución de los Bienes económicos, y la reparación de los dolores que puedan existir, pero el hecho de poder concretizar el alejamiento al no tener nada más que los una, disminuye significativamente el nivel de dificultades y conflictos al momento de la separación".

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