¿Existe una pastilla contra la obesidad? Prometedor fármaco hecho en Chile podría ser la solución

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Investigadores de la U. Católica demostraron que una enzima está implicada en la obesidad y el síndrome metabólico puede ser controlada con sustancia que ellos mismos desarrollaron y patentearon. Hoy realizan pruebas en modelo animal y hasta ahora ha demostrado ser segura y efectiva.


Por más de 11 años especialistas chilenos han trabajado en el desarrollo de un fármaco capaz de terminar con la obesidad y antes de fin de año terminarán los estudios preclínicos de seguridad que hasta ahora han resultado exitosos.

Si todo sale según lo previsto y se sigue avanzando en las etapas de pruebas y estudio, este compuesto sería el único en el mundo al ser capaz de tratar simultáneamente la causa de la obesidad, hipercolesterolemia, hipertensión, diabetes y el síndrome metabólico. Además, podría incluso prevenir estas enfermedades en personas que aún no las desarrollan.

La investigación es liderada por Carlos Fardella y Pablo González, del Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico Molecular (BMRC) de la Universidad Católica.  El proyecto ha alcanzado resultados satisfactorios a nivel de seguridad y actualmente se encuentra evaluando su eficacia en modelos animales (fase preclínica).

Se estima que alrededor del 30% de la población mundial sufre síndrome metabólico, síndrome que se diagnostica por la coexistencia de obesidad, hipertensión arterial, alteraciones de la glicemia y dislipidemia. ¿Cuáles son los síntomas? Algunos de sus síntomas son presión arterial elevada, niveles altos de azúcar en la sangre, exceso de grasa corporal en la cintura y niveles anormales de colesterol. Quienes lo padecen aumentan exponencialmente su riesgo de sufrir infartos o derrames cerebrales.

Historia

Este proyecto comenzó en el año 2008. Entonces el objetivo fue "evaluar si había causas que pudieran hacer que la gente engordara con más facilidad y generara más tejido graso, especialmente en la zona abdominal".

Gracias a esa primera investigación, apoyada por Fondef, pudieron demostrar que una enzima, llamada 11 β hidroxiesteroide deshidrogenasa tipo 1, está en niveles más altos en hígado y tejido adiposo de pacientes obesos crónicos comparados con sujetos sanos.

Según explica Fardella, es probable que esta enzima haya servido a lo largo del desarrollo evolutivo de la humanidad para acumular reservas de energías cuando el ser humano pasaba largos períodos sin comer, pero hoy, es innecesaria.

Gracias a un proyecto Fondef, los investigadores lograron demostrar que en los obesos chilenos, esta enzima esta sobreexpresada. "Lo que hace esta enzima es convertir la cortisona (inactiva) en cortisol que es una hormona que aumenta la proliferación de células grasas y la cantidad de grasa al interior de cada una de las células", señala Fardella. Esta sería la razón del aumento de peso, elevación de la presión arterial, aparición de diabetes y aumento del colesterol y triglicéridos (síndrome metabólico).

Por lo tanto, si se logra inhibir o bloquear el funcinamiento de esta enzima, entonces se podrá prevenir los múltiples daños metabólicos que la obesidad ocasiona en las personas. Este fue, el nuevo desafío.

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"Hace ya casi diez años, se convirtió en una enzima muy interesante de indagar ya que existía evidencia de que ratones genéticamente modificados que no presentaban la actividad de esta enzima no subían de peso y no presentaban hipertensión, colesterol o diabetes. Después, tuvimos que demostrar que este mecanismo también existía en humanos y una vez confirmado, nos abocamos al desafío de diseñar un fármaco capaz de inhibir esta enzima", explica Fardella.

Buscando sustancias que pudieran bloquear esta enzima recurrieron a una base de datos de fármacos a alojados en el National Cancer Institute, hicieron un screening virtual con modelos computacionales y luego in vitro (a nivel celular). Los mejores compuestos (aquellos que se unían más fácilmente a la zona activa de la enzima) fueron seleccionados y comenzaron las pruebas en el modelo animal.

Posteriormente, junto a la Escuela de Química y Farmacia de la UC desarrollaron nuevos compuestos que fueron patentadas y que son los que se utilizan ahora en la investigación. "Estos compuestos tienen una acción inhibitoria potente sobre esta enzima y son selectivos solo a esta enzima, no afectan a otras", asegura Fardella.

A fines de este año, los investigadores contarán con los resultados de eficacia en modelos animales de obesidad. "Si logramos demostrar que el compuesto logra disminuir el peso de los animales, habremos descubierto un compuesto para tratar simultáneamente la obesidad y el síndrome metabólico, lo que nos instalaría en la frontera del conocimiento global", destaca Fardella.

Hasta ahora, la etapa preclínica del proyecto muestra que no se observan efectos adversos en términos de toxicidad. La fase final de esta fase del proceso consiste en la exploración de los efectos en una dieta crónica alta en grasas. "Hasta el momento, hemos demostrado que el fármaco inhibe la enzima en estudios in vitro, que los animales sobreviven a la terapia, y que no hay daños a nivel de órganos luego de la administración crónica del compuesto".

El nuevo fármaco no solo podría aplicarse en las personas obesas, sino también como prevención en aquellos individuos con predisposición genética de adquirir la condición. Una parte de los animales que participan en el estudio, sin ser obesos, reciben el fármaco y una dieta rica en grasas y hasta ahora no han aumentado de peso ni tampoco se ha incrementado su perímetro abdominal.

Las personas deben entender que el peso no es la variable más relevante, sino el perímetro de cintura, la cantidad de grasa que se acumula en la zona abdominal. Eso es lo peligroso y lo que está asociado a enfermedad y muerte, insiste el investigador.

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