¿Qué encontró? Tras siete años de viaje nave espacial Osiris-REx regresa con muestras de un asteroide

Recreación artística de la nave espacial Osiris-REx recolectando muestras del asteroide Bennu. Crédito: Nasa

Con la llegada de Osiris-REx los científicos tendrán la oportunidad de analizar y comparar restos de asteroides que ayudarán a responder preguntas sobre su naturaleza, el Sistema Solar y el origen mismo de todo.


Después de casi siete años en el espacio, la nave espacial de la Nasa Osirir-REx está de regreso a la Tierra para descender con muestras del asteroide Bennu, que se encuentra a millones de kilómetros de distancia.

El regreso está planificado para el 24 de septiembre y viene con una carga valiosa en su interior de 250 gr, recogida en octubre de 2020 y que podría ayudar a descubrir más sobre el origen de la vida en el Sistema Solar.

Tras siete años de viaje Osiris Rex regresa con muestras de un asteroide

Ahora, tres años después, finalmente podrán ser analizadas en la Tierra de dos formas: las que se analizarán inmediatamente y las que se almacenarán para el futuro, con el fin de comparar estas muestras con las de próximas generaciones.

Nicole Lunning, principal conservadora de muestras de Osiris-REx comentó a Euronews que “no esperamos que haya nada vivo, sino más bien los componentes básicos de la vida”, explicó. “Eso es lo que realmente nos motivó a ir a este tipo de asteroides: comprender cuáles fueron los precursores que pueden haber fomentado la vida en nuestro Sistema Solar y en la Tierra”.

recreación artísitica de Osiris-REx. Foto: Nasa

Para el descenso, la nave espacial, del tamaño de una camioneta grande, encendió sus motores durante 63 segundos para impulsarse ligeramente hacia la Tierra aumentando dos kilómetros por hora en su velocidad. Ahora se encuentra a 38,6 millones de kilómetros de distancia, viajando por el espacio a 35 mil kilómetros por hora para alcanzar la Tierra en la fecha esperada.

Esta maniobra es el último ajuste importante para que OSIRIS REx regrese a casa. Aunque, dos maniobras menores más están programadas para el 10 y el 17 de septiembre, donde apuntará al punto exacto de la atmósfera de la Tierra donde debe entrar para aterrizar en el Campo de Pruebas y Entrenamiento de Utah del Departamento de Defensa cerca de Salt Lake City.

La Nasa y Jaxa (la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón), están colaborando para analizar y comparar muestras de los tres asteroides: Itokawa recolectada en 2010 por Japón, Ryugu recolectada en 2020 y ahora Bennu en 2023, ambas muestras recogidas por Osiris-Rex.

En sus análisis pasados, las muestras de Ryugu contenían el compuesto biológico uracilo, uno de los componentes del ácido ribonucleico (ARN). El ARN es una molécula polimérica presente en todas las células vivas, esencial para la mayoría de las funciones biológicas.

“Si podemos averiguar qué ocurrió aquí en la Tierra, eso nos ayuda a extrapolar a otros cuerpos dónde podríamos mirar o cómo podríamos interpretar lo que estamos viendo”, explica Eve Berger, cosmoquímica de la Nasa.

El regreso de la nave espacial marcará la culminación de un viaje de millones de kilómetros y años de meticulosa planificación y ejecución.

Mientras tanto, los miembros del equipo OSIRIS-REx han estado practicando para el esperado día de la llegada. Del 18 al 20 de julio, el equipo ensayó la recuperación de una cápsula de muestra simulada en el campo de pruebas y entrenamiento de Utah del Departamento de Defensa.

Fotografía que muestra a la misión Osiris-Rex recogiendo las muestras del asteroide Bennu. Foto: AP

Ahora solo queda esperar a la fecha para observar la recolección real de muestras del tan esperado asteroide Bennu.

¿Por qué Bennu?

Según la Nasa, Bennu fue elegido porque está convenientemente cerca y por su antigüedad: los científicos calculan que se formó en los primeros 10 millones de años de la historia del sistema solar.

La gran roca espacial negra, redonda y rica en carbono, más alta que el edificio Empire State de Nueva York, existía cuando nuestro sistema solar se estaba formando hace 4.500 millones de años.

Los científicos lo consideran una cápsula del tiempo llena de prístinos bloques de construcción que podrían ayudar a explicar cómo se formó la vida en la Tierra y posiblemente en otros lugares.

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