Revista Que Pasa

Smart House

Quienes buscan comprar o construir una casa ya no sólo quieren un patio amplio y cuatro dormitorios. Hoy, cada vez son más los que en su lista de prioridades incluyen una propiedad eficiente, sustentable y cómoda. Tres expertos dan ideas sobre cómo armarla.

A fines del 2012, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo lanzó el Sistema de Calificación Energética de Viviendas -el segundo en Sudamérica, después de Brasil-, que busca promover la eficiencia a través de la entrega de información real por parte de los constructores sobre el comportamiento de las propiedades en temas como calefacción, iluminación y agua caliente. Los inmuebles son sometidos voluntariamente a un proceso de calificación, que, de ser aprobado, conduce a una certificación.

Esta certificación es una señal de que en un mercado tan competitivo como el inmobiliario, los compradores se han sofisticado y hoy exigen más de las casas y departamentos que compran. Hoy, una propiedad que puede demostrar que es eficiente y sustentable tiene un valor agregado.

Recogimos las opiniones y recomendaciones de expertos como Chris Whitman, arquitecto del Edinburgh College of Art e investigador en las universidades Central, Católica de Temuco y Andrés Bello; Marcelo Mena, director del Centro de la Sustentabilidad de la UNAB; y Pablo del Solar, arquitecto y gerente de proyectos en Las Américas, empresa especializada en domótica, para armar una casa que combine eficiencia, confort y sustentabilidad.

Puertas adentro

Dentro de la casa, la domótica puede simplificar muchas cosas, explica Pablo del Solar: “La domótica es adecuar la casa para que ejecute acciones que uno hace rutinariamente, en forma autónoma. Así, pasa de ser una construcción pasiva a una activa, que reacciona a eventos. Por ejemplo, puede revisar el pronóstico del tiempo y, si hace frío, dejar programado el termostato para que ese día la calefacción se prenda”.

Todo se hace a través de la red Wi-Fi, por lo que no es necesario llenar la casa de cables y, además, se puede incorporar a la mayoría de los equipos electrónicos ya existentes.

Con respecto a la calefacción, Marcelo Mena cree que no hay una alternativa perfecta. “Una puede contaminar menos intradomiciliariamente, pero emitir más CO2. Y la comparación se complica al introducir la variable costo. Entonces, la decisión a tomar depende del balance que uno haga, y de las prioridades que tenga”, afirma. Él propone las bombas de calor, las que capturan energía de la tierra y la ocupan para enfriar o calentar el aire de la casa, de acuerdo a la estación.

1. Piso de bambú

El bambú es un recurso natural capaz de renovarse en cinco años luego de su extracción, a diferencia de los bosques de madera que tardan, en promedio, 60 años. Empresas chilenas ya están importando el material desde China.

2. Manejo remoto

A través de la red Wi-Fi, el sistema Control4 permite manejar todos los equipos eléctricos mediante una pantalla táctil instalada en algún muro, o también desde cualquier tableta con sistema iOS o Android.

3. Circuito cerrado de TV

A través de pequeñas cámaras instaladas donde el usuario quiera, se puede saber qué está pasando en vivo y en directo, a través de una tableta o smartphone.

4. Interruptores especiales

Sincronizados con el Home Center, estos interruptores permiten manejar todas las luces y electrodomésticos de la casa. Para que no necesariamente tengan que tener decenas de botones, el usuario puede programar “claves” para determinadas acciones. Por ejemplo, si se quiere prender el televisor y apagar la luz, se puede programar para que, al apretar tres veces cierto botón, esta acción suceda.

5. Ecobaño

Se pueden instalar desde WCs y grifería de alto rendimiento sanitario, para ahorrar agua, hasta un sistema de tratamiento de desechos que no utiliza agua para eliminarlos.

6. Home Center

A través de este aparato, se sincronizan los equipos y se derivan las órdenes a los distintos electrodomésticos, cumpliendo la función del sistema nervioso de la casa.

7. Climatización

A través de bombas de calor instaladas bajo la casa, se obtiene energía geotérmica, que permite enfriarla en verano y calentarla en invierno, ahorrando energía.

Y puertas afuera

Para el arquitecto Chris Whitman, si se quiere vivir en un espacio sustentable, lo primero que hay que analizar es el emplazamiento. La casa, ojalá, debe estar ubicada en un lugar con buena conexión al transporte público y tener servicios básicos cerca. “Tiene que ser también un sitio que, ojalá, haya tenido un uso antes. Porque lo más sustentable sería renovar una casa existente, para no perder la energía ocupada en ese proceso”, afirma.

Después de elegir el lugar, es importante adecuarse al contexto y trabajar con el ecosistema existente, para que la casa tenga un impacto positivo y no negativo en él.

Por su parte, Marcelo Mena dice que un tema clave es  disminuir la demanda energética de la casa. “Esto se logra aislando bien la casa, el techo. Las casas hoy, si es que tienen, tienen un par de centímetros, pero para poder realmente aislar deben tener, mínimo, unos 30”, explica. Y eso, de paso,  ayuda en gran medida a resolver el acertijo de la calefacción.

1. El material de la casa

En ciudades como Santiago, donde la oscilación térmica entre el día y la noche es grande, se hace muy necesario que la construcción cuente con una “masa” contundente. Como masa se puede incorporar hormigón, ladrillo, adobe, tierra, piedras o tapial. Porque aunque una casa tenga una muy buena aislación, si fuera sólo de madera, en verano tendrá problemas de sobrecalentamiento. Parece básico, pero no siempre se cumple.

2. Orientación

Éste es un aspecto clave a la hora de construir o refaccionar una casa. En Santiago es bueno que la

construcción tenga ventanas orientadas hacia el Norte, pero a la vez es necesario dotarlas de aleros que las protejan del sol del verano. Para las  orientadas de oriente a poniente, lo mejor es protegerlas con celosías verticales, persianas o postigos, porque el sol les llega de más abajo.

3. Aislación

En la capital, lo más recomendable es aislar la casa por fuera, dejando la masa, el concreto, hacia adentro. Con esto se evita la creación de puentes térmicos que puedan producir puntos fríos dentro de la casa, y también el crecimiento de hongos.

4. Sellos en puertas y ventanas

Casi más importante que el material de las mismas, son los sellos que las protegen de las filtraciones. Los mejores son aquellos de doble contacto, que ayudan a controlar la entrada de corrientes de aire. “Las ventanas de corredera son las peores, porque casi nunca cierran bien”, advierte Whitman.

5. Marcos

La idea es que no sean un puente térmico, como pasa con muchos marcos de aluminio. Por lo mismo, hay que elegir materiales aislantes, como el PVC y la madera (las ventanas de mejor calidad son de este material), aunque hay un nuevo tipo de aluminio al que se le pone un plástico en su núcleo que rompe el puente térmico.

6. Vidrios

La mejor opción es el doble vidrio hermético. Eso sí, no tiene sentido ponerlo, por ejemplo, en un marco de aluminio que no cierre bien y no tenga buena aislación. La principal característica de este vidrio es que, a diferencia de los convencionales, no conduce el calor.

7. La puerta

Lo mejor es que sea de madera, pero también hay que tener varias consideraciones. Por ejemplo, si es muy delgada, conducirá mucho calor. Lo ideal sería una que tenga un aislante incorporado, como poliestireno expandido, restos textiles o incluso lana de oveja.

8. Vegetación

Árboles y plantas ayudan a la protección solar de las ventanas. Un árbol de hoja caduca es la mejor opción, porque así la hoja protege en el verano y cae en el invierno, cuando se necesita que el sol llegue directo a la ventana. Eso sí, para que sea sustentable, deben ser especies autóctonas.

9. PINTURA

Si bien cuando se usan buenos aislantes y se tiene una cantidad apropiada de masa la pintura no es tan relevante, si no hay muchos recursos, la elección del color de la casa puede ser determinante. Por ejemplo, en una casa de madera sin aislación, la elección del negro implicará mucho calor en la temporada estival.

10. Panales fotovoltaicos

Ubicados en el techo, estos paneles generan energía que se inyecta en la red eléctrica, lo que permite ahorrar electricidad. Durante el día, hacen que la aguja del medidor eléctrico gire hacia atrás, y cuando se ocupa la energía, el medidor vuelve a funcionar normalmente. Con esto, la compañía eléctrica puede verificar cuánto generan los paneles y descontarlo de la cuenta. Según Marcelo Mena, en Santiago la inversión se recupera en un plazo de cinco o seis años, y se necesitan aproximadamente seis metros cuadrados por cada $ 20 mil de cuenta.

11. Sistema termosifón

Es otro tipo de paneles solares sirven para calentar el agua. Ésta sube y pasa por serpentines que la van calentando. Después, ésta se acumula en un termo -que tiene que estar bien aislado-. Entonces, cuando alguien en la casa abre la llave, el calefón ve a qué temperatura viene el agua y sólo se prende en caso de que no esté lo suficientemente caliente. Según Mena, de la UNAB, dos tercios del consumo energético de una casa corresponden al gasto en agua caliente sanitaria, por lo que un sistema como éste debería recuperar la inversión en unos tres años.

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