Ésta es una obra de teatro atípica y su directora, Paula González, con justicia fue calificada como una de las figuras emergentes de la temporada 2009. Con más corazón que pretensión (una rareza entre los jóvenes directores), Ñi Pu Tremen (Mis antepasados) propone un teatro documental, que se basa en el testimonio de mujeres mapuches que  emigraron a la ciudad. El acto de plantarse frente al público aquí no pasa por una cuestión artística, ya que estas mujeres no son actrices profesionales. Es más bien un acto político, de reconciliarse con una identidad que ha sido ninguneada hasta el cansancio por la cultura oficial. De asumir ese pasado mapuche con orgullo, pese a que el desprecio hacia su cultura a veces haya venido de un padre winka, como relata una de ellas. Y eso es lo conmovedor de todo esto. Que estas mujeres, que toman once y preparan sopaipillas en escena, son reales. Que siempre han estado ahí. Tomando once en tu misma mesa. O quizá preparándote unas sopaipillas. Mucho más cerca de lo que uno imagina y de todas esas mezquinas clases sobre cultura mapuche que recibimos en el colegio.

Hasta el 31 de enero  en el Teatro Camino.