Dando botes
Los Knicks protagonizan su peor campaña en la NBA y decidieron botar el campeonato. Suficiente como para que el "new york times" mandara a su especialista en el equipo a buscar "buenas historias de básquetbol" a otro lado.<br><br>
En el Madison Square Garden aún atesoran el último All Star Game que se tomó Nueva York a mediados de febrero. La fiesta de la NBA fue la mayor cuota de espectáculo cestero que ha visto la ciudad en mucho tiempo: sus amados Knicks son hoy los peores de la liga.
Su registro de 12 victorias y 47 derrotas, ya cerca del último cuarto de la fase regular, es el más bajo en su historia y es casi imposible que lo modifiquen de aquí al final de la temporada.
Un fiasco para cualquiera, más para una franquicia avaluada en 2.500 millones de dólares, la segunda más cara después de Los Angeles Lakers (que también andan mal, aunque un poco, sólo un poco, mejor), y que la campaña pasada, pese a que falló en llegar a los playoffs por primera vez en cuatro años, tuvo los mejores ratings televisivos de los 30 equipos del campeonato.
El asunto era impensado en octubre, cuando iniciaba el certamen. Pero ya en diciembre era una realidad indesmentible y, a juicio del presidente de la institución, el mítico Phil Jackson, dueño de 13 anillos de campeón, sin solución.
De ahí que a principios de enero cambiaran a J. R. Smith e Iman Shumpert, estableciendo lo evidente: botaban el torneo. Para añadir leña, el lunes después del Juego de las Estrellas dejaban partir a Amar'e Stoudemire, la figura que hace cinco años llegó a revitalizar el baloncesto en la Gran Manzana, donde pese a la fama de su quinteto sólo han celebrado dos títulos de liga. El segundo, en 1973.
La preocupación ahora está en la próxima temporada. La idea es hacer espacio en la billetera para armar un elenco competitivo, manteniendo a Carmelo Anthony como líder. Se estima que 11 de los actuales 15 miembros de la plantilla dejarán el club.
Pero mientras eso sucede, los medios neoyorquinos se quedaron sin notas de éxitos para ocupar sus páginas. Y como en tiempos desesperados aparecen medidas desesperadas, el prestigioso New York Times decidió que era injusto para su redactor estrella de los Knicks, Scott Cacciola, continuar cubriendo un récord negativo tras otro, de un equipo sin objetivos, con foco en el futuro, que hizo a un lado el aquí y el ahora, convirtiéndose en un mero trámite para los demás miembros del show más grande del básquetbol mundial.
"Es duro para los periodistas y los jugadores. Se vuelve monótono después de un tiempo. No tienen el talento y viven lesionados. Es la misma historia un día tras otro, salvo cuando ha habido intercambio de jugadores", es la triste descripción de Cacciola.
El diario, entonces, le asignó a otro periodista la misión de llevar el día a día de la temporada que todos quieren olvidar. Al titular lo mandaron a buscar historias "de buen básquetbol para publicar", como le explicaron a sus lectores, que hablaran de triunfos, que inspiraran. Daba lo mismo dónde. También le dijeron a su público que podían participar, que se aceptaban sugerencias. "Not the Knicks" se le llamó a la sección.
Cacciola ha estado durante los últimos dos meses yendo tras lo que le pidieron. Ha escarbado profundo. Así ha dado con equipos liderados por octogenarios que desde 1979 se juntan a "pichanguear" dos veces por semana en el gimnasio de la YMCA, en Manhattan; con un conjunto escolar de West Texas que recupera su liderazgo perdido gracias a dos hermanas mexicanas; con el quinteto de niñitas de quinto grado en Illinois que lidera una liga masculina; y la rivalidad en Michigan entre Calvin y Hope, dos escuadras de la tercera división universitaria. En su búsqueda de victorias, acudió a un clásico en la materia: los Globetrotters, redescubriendo su historia y su racha invicta de más de 15 mil partidos sobre los Generals, sus eternos compañeros de ruta.
En el fútbol chileno hay algunos equipos que están a punto de llegar a ese punto en que las explicaciones aburren y se repiten como si estuvieran programadas, agotando a técnicos, jugadores, hinchas y periodistas. ¿A alguien se le ocurrirá una medida así para combatir el hastío?
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