Revista Que Pasa

Sonido para exigentes

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Es interesante la evolución que ha tenido el audio en internet. De pequeños y pesados extractos en formato wav a las actuales compresiones en alta fidelidad, la discusión para el público consumidor ha sido permanente. A mayor amplitud de banda, más se le exige a internet. Los servicios de música vía streaming (Spotify, Deezer, Rdio, etc.) ofrecen una compresión promedio de 320 kbps para transmitir canciones, calidad en general aceptada por la mayoría. Pero hay quienes quieren más. Y mejor. Eso ha dado pie al surgimiento de nuevos sistemas de streaming que privilegian la calidad de audio por sobre todo, llegando a duplicar los valores mensuales. Es el caso de HDtracks o Tidal, que ofrecen su música principalmente en el formato de alta fidelidad denominado FLAC (por Free Lossless Audio Codec), de muchísimo mejor registro que el archivo MP3 promedio.

Un entusiasta actor en esta discusión ha sido el legendario Neil Young. El veterano músico norteamericano lanzó recientemente al mercado un reproductor bautizado como PonoPlayer, que permite escuchar música en alta resolución. Su llamado es a escuchar la música "como realmente fue pensada en el estudio de grabación", a un valor de 400 dólares. No es barato. Y el otro problema: ¿tendré que comprar la música que ya tengo una vez más? Quizás su mayor inconveniente hasta ahora tiene que ver con nuestra percepción promedio: es escasa la diferencia apreciable entre esta alta fidelidad y un streaming premium. Por eso, a pesar del endoso de artistas del calibre de Norah Jones y Tom Petty, el Pono no ha prendido. En esencia, la intención es buena: mejorar lo más posible el audio disponible. El problema, al parecer, no está tanto en el hardware sino más bien en el software.

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