Revista Que Pasa

Aline sin maquillaje

<p>Desde Machuca en adelante, Aline Kuppenheim se ha convertido en carta segura. Porque pocas actrices locales pueden darse el lujo de estrenar casi todos los a&ntilde;os una nueva pel&iacute;cula. Ahora est&aacute; de regreso como protagonista de Turistas, el segundo largometraje de Alicia Scherson, que debuta el jueves 15. Aqu&iacute;, el largo camino de una ni&ntilde;a que ve&iacute;a pel&iacute;culas de Gene Kelly y hoy es la musa del cine chileno.</p>

En la casa de Aline Kuppenheim (40), en la Comunidad Ecológica de Peñalolén, se escuchan los pajaritos. "Están primaverados", comenta ella, divertida y con su cara lavada. Lo primero que hay que decir de Aline Kuppenheim es que no se parece a Aline Kuppenheim. No al menos a esas mujeres atormentadas que ha interpretado en el cine. En medio de esta casa sacada como de un cuento, se ve relajada y luminosa.

"A perfect day", diría Lou Reed, aunque desde el impecable MacBook blanco de Aline escuchamos una de los Rolling. Lejos de la época en que era la estrella de las teleseries, esta mujer parece venir de vuelta. Sin ganas de hablar de su vida privada. Por eso, sólo hablaremos de cine y de su nueva película, Turistas. Una aventura cinematográfica que la obligó a estar durante un mes filmando en el Parque Nacional Radal Siete Tazas, en la VII Región. Sin internet ni teléfono. Totalmente desconectada. Y escuchando pajaritos.

-En Turistas, la naturaleza desencadena, en parte, los conflictos de los personajes. En tu caso, ¿cuál es tu rollo de vivir en la Comunidad Ecológica?

-Para mí es bien necesaria la naturaleza, aunque soy bien urbana, nacida y criada en ciudades grandes. La naturaleza te da un equilibrio y una mirada de las cosas, valga la redundancia, más natural. Para mi hijo es la mejor infancia que podría haber tenido. A veces igual sueño con tener un departamento arriba del café, en el Parque Forestal, pero, por otro lado, esto es muy atractivo. Ésas son contradicciones que tiene todo ser humano. Y mi personaje de Turistas, Carla, no es la excepción. Hasta el minuto 10 de la película,  su proyecto de felicidad es perfecto: tiene un marido buenmozo, van de vacaciones al sur, está embarazada. Todo lo que se supone necesario para ser feliz. Sin embargo, está muy lejos de lo que ella necesita para sentirse así.

-¿Cómo interpretas un papel en que todo el peso de la película recae en ti?

-Tienes que hacer un acto de fe no más y confiar en que el público te va a soportar una hora y media. Ésa era una gran aprensión, porque además es un personaje sin muchas características, igual que mi papel de La buena vida (2008). Son mujeres comunes y corrientes. Lo que te queda es trabajar con capas más internas de los personajes y entregarte al criterio y visión del director.

-Es un personaje con el que cuesta empatizar. Al inicio, uno se entera que abortó y no le contó al marido. ¿Cómo asumes un rol así?

-Es una antiheroína. Cuando me tocan estos personajes trato de no cuestionarlos. Como me pasó con María Luisa, de Machuca (2004), con la que no comparto en lo más mínimo su visión de la vida, de la política y de la crianza de los hijos. No tengo nada en común con ella. Pero si le ponía mi opinión a ese personaje, se convertía en una maqueta. En la medida que uno no juzga a los personajes, pueden tener carne y ser personas. Me ocurrió lo mismo con Carla.

"Él drama de la mujer actual y de Carla (su personaje en Turistas), es que estamos prisioneras de tener que ser top en todo y se nos perdona muy poco cuando nos equivocamos. Si una mujer aborta, es lapidada. Si un hombre no asume un hijo, es un desgraciado no más, pero después seguirá haciendo su vida".

-¿Hay algo de Carla con lo que te sientas identificada?

-Todos tenemos algo de Carla. Muchas mujeres que se embarazan voluntariamente en algún minuto tienen miedo de pensar si están haciendo lo correcto o no. Sobre todo la mujer actual. Ahora somos profesionales como los hombres. Y somos superchoras, buenas amantes, buenas esposas y regias. Eso que uno ve en la publicidad, de que somos multifuncionales, no es verdad, porque ningún ser humano es tan perfecto. Estamos prisioneras de eso, de tener que ser top en todo y se nos perdona muy poco cuando nos equivocamos. Ése es el drama de la mujer actual y de Carla. Si una mujer aborta, es lapidada. Si un hombre no asume un hijo, es un desgraciado no más, pero después seguirá haciendo su vida.

-Ya sumas dos películas junto a Andrés Wood y dos con Alicia Scherson. ¿Qué diferencia ves entre ellos?

-De partida, de género. Una película hecha por una mujer se nota desde el minuto cero, porque las mujeres tenemos otra manera de ver lo que nos rodea. Somos más fetichistas que los hombres. La Alicia trabaja mucho con los objetos; en este caso son los bichos. Los hombres pasan más por encima de eso, se fijan en lo esencial de las cosas. Ahora, los dos son científicos. Andrés viene del mundo de los números, es ingeniero comercial. La Alicia es bióloga. Hay una precisión en el trabajo de ambos, en cómo trabajan cada encuadre. No es que llegan y filman una situación. Cada encuadre es un mundo que crean y eso a mí me acomoda mucho como actriz, porque te da mucha seguridad saber que eres parte de la composición de un cuadro.

-¿Qué es lo que más te interesa del cine de Wood?

-Lo que me conmueve de Wood es cómo se deja atravesar por las cosas que ocurren alrededor suyo. Él va al centro y se fija en el submundo, en lo que ocurre por debajo. Se detiene en cosas en las que pocos se detienen. Y por otro lado, tiene que ver con el cine que a mí me gusta como espectadora, centrado en las personas. Es agradable trabajar en una película que te gustaría ver como espectador.

-Ciertos críticos suelen hablar de "cine femenino" y de seguro lo harán con Turistas. ¿Qué opinas?

-Un cine hecho por una mujer no es lo mismo que cine femenino. Evidentemente hay una diferencia entre un autor literario hombre y una mujer, entre un director y una directora. Esa diferencia no la podemos negar. Pero uno no va a ver un "cine de hombres". El personaje de Carla perfectamente podría ser un hombre. Quizá le pasarían otras cosas. Y este mismo guión lo podría haber dirigido un hombre.  No podría decir que la literatura de Yourcenar es femenina. Es un ser humano que escribe no más. Quizás las páginas de belleza en las revistas podamos decir que son femeninas. Y viva la diferencia. Pero no hay que sexualizar todo.

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