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Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales

El calabozo de la PDI abrió sus puertas tras 20 años: el recinto alojó a criminales como el “Chacal de Carrascal”, entre otros delincuentes. Allí también se grabó la introducción del programa Mea Culpa.

Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.

General Mackenna 1314, Santiago. Las puertas del Cuartel General de la Policía de Investigaciones (PDI) están abiertas para revelar un rincón que, desde hace casi 20 años, permanecía sellado y olvidado: el calabozo donde transitaron criminales peligrosos de la historia de Chile.

Los mismos pasillos en los que, entre las tinieblas, salía Carlos Pinto a contar sobre casos macabros que sucedieron en el país para el programa Mea Culpa, son los que más de mil personas pudieron recorrer en el Día de los Patrimonios 2025.

¿Cómo eran por dentro estas celdas que sirvieron para retener a ladrones, secuestradores, narcotraficantes y homicidas?

Cómo es por dentro el calabozo de la PDI en Santiago

La arquitecta Javiera Benavides, experta en Patrimonio y nieta del arquitecto que diseñó el calabozo y el Cuartel General de la PDI, Alfredo Benavides, nos recibe en la entrada.

Hasta este momento, es difícil pensar que el edificio alberga en su interior un total de 25 celdas para criminales.

Pero Benavides le cuenta a La Tercera que no es coincidencia: su abuelo construyó el recinto para que, por fuera, pareciera “simple y poco demostrativo de lo que pasa adentro”.

“Este edificio fue construido en base al modelo de la policía francesa, porque la PDI está fundada y replicando su modelo y organización. A mi abuelo lo mandaron a París, a conocer el edificio de los franceses en esos años. Volvió y lo replicó bastante similar”.

Además, cuando estaba en funcionamiento, el cuartel estaba conectado con la cárcel y los tribunales aledaños a través de un túnel. Los tres recintos eran “parte de un conjunto, un barrio para la seguridad”.

Ya dentro del calabozo, el ambiente es tenebroso. El equipo de la PDI ensambló el lugar con luces y humo para que los visitantes se sientan como si estuvieran dentro del video introductorio de Mea Culpa. El aire olía a polvo, humedad e historia.

Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.
Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.

Son tres pisos que albergan los 25 calabozos. En los dos pisos superiores, las puertas de cada celda tienen rejas viejas, pero de gran grosor. Y el tamaño de cada una no sobrepasa los 2 metros de ancho y 3 de largo. Algunos todavía tienen inodoros.

Este calabozo era un encierro de paso. Según relató uno de los miembros de la PDI que hacía el recorrido, los criminales permanecían en esas celdas solo por una noche o, a lo más, dos días, antes de ser trasladados a la cárcel.

Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.
Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.
Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.

En el piso inferior estaba la celda más grande. Era todo un piso donde los prisioneros tenían que convivir sin rejas de por medio. En el lugar, había unos baños en los que tenían que hacer sus necesidades de pie.

Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.

Todas las ventanas tienen rejas para evitar los escapes.

Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.

Y en las paredes, todavía perduran los nombres de quienes pasaron por allí, escritos con las uñas o cualquier elemento que pudiera dejar una marca.

Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.
Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.

Los delincuentes que estuvieron encerrados en el calabozo de la PDI

Uno de los criminales más conocidos que permaneció encerrado en el calabozo de General Mackenna es Francisco Varela Pérez, también conocido como el “Chacal de Carrascal” y quien, también, dio origen al mito de “el viejo del saco”, el hombre que secuestraba niños perdidos en las calles.

Esto, porque Varela Pérez solía tener el aspecto desaseado. Fue así cómo se convirtió en la pesadilla de muchos niños en la década de los 50. En 1954, fue condenado por asesinato y violación de un menor.

Según contó el prefecto Óscar Bacovich, Jefe Nacional de Asuntos Públicos, el “Chacal de Carrascal” pudo ser encontrado porque tenía una particularidad: cuando atacaba, lo hacía solo con el brazo izquierdo.

Dentro del calabozo de la PDI donde encerraron a “el viejo del saco” y otros peligrosos criminales. Foto: La Tercera.

Otros delincuentes importantes que pasaron por el calabozo fueron Miguel Estay Reyno, “el Fanta” y condenado a cadena perpetua por el Caso Degollados; el famoso narcotraficante Mario Silva Leiva, “el Cabro Carrera” y Osvaldo Romo, “el Guatón Romo”, quien fue parte de la DINA y tenía 90 causas por secuestros y torturas.

También pasó por allí el expresidente de Chile, Ricardo Lagos, en 1986: fue detenido por tres días, tras el atentado a Augusto Pinochet.

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