¿Por qué ver a alguien caer nos provoca tanta risa?

¿Por qué ver a alguien caer nos provoca tanta risa? Foto referencial: La caída de Edgar

No eres una persona mala, sádica o poco empática por reírte cuando ves a alguien caerse. Las carcajadas en estas incómodas situaciones podrían tener una explicación psicológica.


Vas por la calle con tranquilidad, cuando de pronto ves a un desconocido tropezando. Sabes que no es lo correcto, pero aún así no puedes aguantar la risa. E incluso después de que ya pasó, es común revivir el momento en la cabeza, en cámara lenta, y volver a explotar en carcajadas, como muchas personas seguro hicieron después de ver el video de La Caída de Edgar.

Pero reírte de alguien en estas situaciones vulnerables y, en su mayoría, humillantes, no te convierte en una mala persona. Al menos así lo explicó una psicóloga a la BBC, quien incluso estableció que se trata de una reacción con buenas intenciones.

¿Por qué ver a alguien caer nos provoca tanta risa? Foto referencial: La caída de Jocelyn Holt

Nos provoca sorpresa

Cuando alguien se cae, pierde totalmente el control de lo que estaba haciendo antes de eso. Esto claramente le va a generar un sentimiento de “susto” o “sorpresa”, pues no es común caminar y pensar que en cualquier momento puedes caerte.

Lo mismo sucede con el espectador -la persona que ve la caída-, quien puede sorprenderse de sobremanera al ver a alguien caer, pues la mente siempre va a creer que esa persona va a seguir caminando normalmente: “Nos equivocamos en nuestra predicción y ya no es coherente”, dice la psicóloga y académica de la Universidad de Quebec en Montreal, Geneviève Beaulieu-Pelletier.

Entonces, para volver a poner el relato en una línea coherente para la mente, se lo suele asociar a algo “cómico”, razón por la que el cuerpo comienza a hacernos reír.

¿Por qué ver a alguien caer nos provoca tanta risa? Foto referencial: La caída de Patricia Maldonado y José Miguel Viñuela en el matinal de Meganoticias

La expresión facial

Un estudio reveló que las personas suelen encontrar las caras desconcertadas como más graciosas que las que expresan dolor o enojo. Esto tiene mucho que ver con el anterior punto, y es que una caída genera sorpresa y, por ende, desconcierto.

Y los humanos somos expertos en demostrar nuestras emociones en las expresiones faciales, por lo que es natural que ver una caída y el rostro de la persona desconcertado y sorprendido, desencadene nuestra risa.

No obstante, el estudio especifica que si las personas ven que esa persona que se cayó tiene una expresión de sufrimiento o enfado, nuestra empatía se activará y nos impedirá reírnos.

“Nuestros circuitos neuronales parecen tener la capacidad de reconocer y apreciar los elementos graciosos de las situaciones desafortunadas y analizar el contexto para determinar que no conlleva riesgo”, explicó la experta.

Nos imaginamos a nosotros cayéndonos

Según la psicóloga, es muy común que ver a alguien caerse nos haga imaginar que esa persona podríamos ser nosotros.

“Nos identificamos con lo que están pasando y con lo que deben estar sintiendo esas personas. Este ejercicio de empatía puede activar rápidamente en nosotros sensaciones de malestar, impotencia, humillación y vergüenza. La risa en ese caso nos permite exteriorizar nuestro alivio por no estar en la piel de esa persona desafortunada”, explica.

Es por esto que la especialista hace un llamado a no ser tan duros con nosotros mismos y perdonarnos si soltamos carcajadas en este tipo de situaciones. “No nos reímos del sufrimiento o la angustia del otro, sino que reaccionamos a sus sorpresa, a la incongruencia de la situación y a su expresión de desconcierto”, recalcó.

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