El camino del siglo XXI no puede ser otro sino el del multilateralismo. Ahí están los avances logrados para salvar y proteger nuestros océanos, esa inmensidad que nos reclama pensar como humanidad respecto del futuro.
27 may 2023 07:20 PM
Expresidente de Chile
El camino del siglo XXI no puede ser otro sino el del multilateralismo. Ahí están los avances logrados para salvar y proteger nuestros océanos, esa inmensidad que nos reclama pensar como humanidad respecto del futuro.
Como país pequeño debemos saber aliarnos con otros para ser más influyentes y poder negarnos a las invasiones y a la violencia. Tener una voz fuerte y clara cuando las circunstancias lo exigen. Chile la tuvo en marzo de 2003.
El apoyo bélico a Ucrania surgió con fuerza en la conferencia en Múnich, pero también allí se abrió la posibilidad de un acuerdo de paz con los anuncios de China. Eso no será tarea fácil, especialmente tras los contenidos casi delirantes del presidente Putin en su cuenta anual.
Es una líder que le demostró al mundo cómo ejercen el poder las nuevas generaciones: de manera directa y viviendo la horizontalidad que les permiten las nuevas tecnologías. Y eso mismo es lo que se refleja al momento de anunciar su renuncia.
Es tiempo de impulsar un desarrollo para avanzar hacia una mayor dignidad de vida y más igualdad social. Desde ahí podemos dar y recibir mucho de la Cumbre del Futuro. Prepararnos para ella puede ser una oportunidad de rearticulación regional en la hoy desmembrada América Latina.
El mundo requiere con urgencia un espacio común, validado por todos, en el que se puedan discutir los desafíos actuales y futuros. Es fundamental una integración de las potencias con los países en vías de desarrollo.
En América Latina, esto nos coloca una vez más ante el desafío de pensar y actuar en conjunto sobre cómo enfrentar la crisis alimentaria que afectará a nuestros países. El 40% de la población de la región está subalimentada.
Si queremos ser capaces de cruzar este tiempo de desafíos mayores, la unidad y los consensos fundamentales son de máxima prioridad. Eso, tanto en el continente, como entre nosotros, en Chile.
Parece expandirse un aire de nueva Guerra Fría. Si así ocurre, será distinta, mucho más compleja y multipolar. ¿Y América Latina? Sin voz común, sólo le queda una opción: asumir las consecuencias. Y no serán pocas.