Chilenas de la Independencia no fueron víctimas
SEÑOR DIRECTOR:
Cada año, en los días previos a las Fiestas Patrias, encontramos en la prensa textos que abordan la Independencia de Chile en clave femenina. Un ejercicio legítimo y necesario, pues usar el género como herramienta de análisis histórico permite complejizar el pasado y comprenderlo con mayor precisión.
Sin embargo, persiste la tendencia a romantizar o victimizar a las mujeres, reduciendo su papel a la pasividad. Un ejemplo es Javiera Carrera, cuya historia suele limitarse al bordado de la primera bandera o al refugio que entregó a las tropas patriotas. Esta narrativa minimiza su participación, pues Javiera ejecutó labores políticas y estratégicas activas, ligadas a la organización de recursos y a la toma de decisiones. Significativo es su exilio en Argentina y Uruguay, donde permaneció cerca de una década sin su esposo, Pedro Díaz de Valdés, quien, preocupado por rumores negativos que ponían en duda su reputación y que circulaban durante su ausencia, le escribía solicitándole que volviera. La audacia y autonomía de Javiera evidencian su autonomía en un contexto histórico paternalista.
También deberían recordarse figuras como las de Águeda Monasterio y Juana Lattapiat, espías e informantes de la causa patriota, y la de Mercedes Marín del Solar, salonière y educadora, cuya labor contribuyó a la consolidación republicana. Estos casos también muestran que la participación femenina no se limitó al hogar ni a la sombra masculina
Reconocer estas trayectorias no es solo memoria histórica: es cuestionar narrativas, construir relatos más justos y proyectar una sociedad que valore plenamente la valentía y participación femenina en todas las épocas, sin recurrir a la victimización femenina.
Cecilia Morán
Historiadora, Universidad San Sebastián
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