Cartas al Director

Demencia arancelaria

Demencia arancelaria REUTERS.

SEÑOR DIRECTOR:

La respuesta de China a los últimos aranceles impuestos por Donald Trump no es solo audaz: es una señal de advertencia. Con aranceles de represalia que alcanzan un asombroso 84% sobre las importaciones estadounidenses, en respuesta a Estados Unidos quien ha elevado tarifas del 125% sobre productos chinos, estamos entrando en un territorio inexplorado, que ni siquiera se asemeja a las guerras tarifarias del siglo XIX.

Basta con recordar la reputación del expresidente de EE.UU. William McKinley como “el hombre de los aranceles”, quien entre 1897 y 1901 solamente aumentó los aranceles en 8 puntos porcentuales. Incluso la tristemente célebre Ley Smoot-Hawley, acusada de agravar la Gran Depresión, solo elevó los aranceles efectivos en seis puntos y no desencadenó el colapso global que muchos le atribuyen.

Las cifras actuales, que van de un en 2,5% en 2024 a más del 25% en 2025, con algunos casos alcanzando el 50%, están en una categoría completamente distinta y evidentemente desastrosa. La historia demuestra que este tipo de proteccionismo agresivo rara vez perdura.

En este contexto, los líderes chinos prometen “luchar hasta el final”. Su confianza sugiere que creen que la economía estadounidense, ya presionada por la inflación, no resistirá el embate, lo que sugiere que veremos una escalada nunca vista.

Por consiguiente, la interrogante fundamental no es si esta guerra comercial es sostenible, casi con certeza no lo es. La pregunta es cuánto tiempo más tendrá que soportar el mundo sus consecuencias antes de que el mundo reconozca que las guerras arancelarias rara vez se ganan, pero siempre se sienten.

Yun Tso Lee

Director del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales, Universidad del Desarrollo

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