Estadios y violencia
SEÑOR DIRECTOR:
Cuando alguien sufre un asalto piensa que todo habría sido distinto si hubiera existido una cámara que registrara lo ocurrido y si el agresor no hubiera podido escapar. En los estadios esas dos condiciones se cumplen siempre. Los partidos se transmiten en alta definición, los recintos son cerrados y cada asistente entra con su documento de identidad.
Aun así, un grupo mínimo, menos del uno por ciento, logra sembrar el miedo y arruinar la experiencia de decenas de miles. Esa paradoja refleja lo que ocurre en la sociedad, donde los homicidios, secuestros y crímenes violentos son obra de una minoría ínfima que, sin embargo, condiciona la vida de todos.
Con cámaras, controles y registros a disposición, identificar a los responsables en un estadio debería ser inmediato. Si no ocurre es negligencia institucional. Lo que falta es un plan que coordine a estadios, autoridades y televisiones para usar las grabaciones con sistemas biométricos, que prohíba cubrirse el rostro y que disponga de brigadas preparadas para detener con seguridad a los violentos.
Si no somos capaces de contener al uno por ciento en el lugar donde resulta más fácil hacerlo, menos podremos enfrentarlo en las calles abiertas. El fracaso en los estadios es el fracaso del Estado.
Alfonso Salinas Martínez
Presidente de Asiva
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