“ius sanguinis y patria”

SEÑOR DIRECTOR:
La carta del señor Lorenzo Agar defiende una visión idealizada de la nacionalidad, desvinculada de la dura realidad que viven miles de chilenos hoy. Como diputado, me veo en la obligación de hablar por quienes han sido invisibilizados: los chilenos postergados en su propia tierra.
En nuestras comunas, la migración ilegal ha generado un colapso en la atención primaria de salud, ha saturado escuelas públicas y ha hecho crecer la informalidad y la delincuencia. Las familias chilenas que pagan impuestos, cumplen la ley y esperan por una hora médica o una vacante escolar, simplemente ya no dan más.
El proyecto que presentamos no busca excluir por razones étnicas ni cerrar las puertas al que viene a aportar. Busca, con sentido común, ordenar lo que hoy es un desorden. El ius sanguinis es un principio de protección de la soberanía, que impide que nacer en Chile de manera accidental —incluso fruto de un ingreso ilegal— sea automáticamente equivalente a ser chileno.
La nacionalidad no puede ser el premio de una irregularidad ni una vía indirecta para legalizar estancias que el propio Estado no controla. Mientras miles de chilenos siguen esperando soluciones, no es justo ni responsable seguir entregando ciudadanía a diestra y siniestra, sin exigencias, sin integración real, sin reciprocidad.
Chile es un país generoso, pero no tonto. Hoy, los postergados son los nuestros. Y esta reforma busca ponerlos primero.
Agustín Romero Leiva
Diputado de la República
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