Poder femenino: el año musical fue para las mujeres

De España y Brasil hasta Kenya y Chile, de jazz y hip hop hasta folclor mexicano y rock ruidoso. Aquí, una guía para disfrutar, repasar o descubrir a las voces femeninas que mejor hicieron sonar al año del silencio.


Fiona Apple, Taylor Swift, Dua Lipa y Phoebe Bridgers despacharon álbumes que quedarán matriculados con mayúscula en sus respectivas discografías –sus lanzamientos de 2020 copan los top ten de lo más brillante de la temporada en los medios especializados-, pero también son una señal mayor: en el año del silencio y el encierro, los títulos que más propusieron y que exhibieron mayor diversidad fueron de cantautoras.

Aquí, una guía para escuchar discos de las latitudes más disímiles y que entrelazan discursos actuales y canciones desprejuiciadas.

Julia de Castro – La historiadora

Un álbum que es puro vértigo. Quizás el disco en nuestro idioma más vibrante de 2020. La actriz española, y parte del desaparecido dúo De la Puríssima, concibe una pieza debut sin respiros y donde fusiona mariachi, flamenco, zarzuela, rumba y funk para defender la prostitución, el sexo promiscuo, narrar encuentros de lascivia lésbica, y a la vez tejer historias de abrumadora soledad.

Céu - Apká!

Salido en 2019 en su país, el último disco de la cantautora brasileña explotó recién este año en el resto del planeta. Aunque se trata de un estallido sutil: la sensibilidad de la bossa nova coge aquí elementos del trip hop, el R&B y la experimentación, pero creando pasajes llenos de detalles y belleza melódica. Hasta Caetano Veloso aporta una composición inédita. Lo mejor de todos los mundos posibles confluye en Apká!

Nicole Atkins – Italian ice

La cantautora de New Jersey siempre traza sus producciones bajo el modelo de una aventurera que rescata lo mejor de su tierra y le añade recursos más actuales. Italian ice atiende a la misma brújula: soul, country más estilizado, folk, carisma interpretativo y cierta toque brumoso que la configuran como una heroína psicodélica arrancada del lejano oeste, además de acumular una pléyade de colaboradores encabezada por miembros de Alabama Shakes, My Morning Jacket y Nick Cave and the Bad Sees.

Maya Amolo – Leave me at the pregame

La música africana sigue siendo un mundo aparte. Fascinante, lejano, diverso y a veces difícil de conocer para quienes geográficamente estamos lejos de su influjo. Pero 2020 obsequió otro buen disco para mirar hacia el continente donde nació todo: Maya Amolo es una keniana que se asentó en Nueva York hace un par de años y comenzó a desarrollar sus composiciones mirando el concepto de sad-gal, utilizado para referirse a personas reservadas y tímidas pero que pueden parecer pretenciosas.

Fue descubierta por productores de su país y en cuestión de meses garbó este EP, donde la pretensión va por otro lado: una voz categórica, casi de veterana del R&B, circundando arreglos bien cuidados que no la hacen perder intimidad.

Sofie – Cult survivor

En días donde todos los artistas parecen haber concebido sus creaciones desde espacios más privados y bajo estados de ánimo menos camuflados, la artista estadounidense Sofie –hija de padre iraní y madre austríaca- responde a esa máxima. Tras residir en California, volvió a Viena para escribir un álbum intimista que aborda dolores familiares y tormentos propios de la marcha de los años, pero con la chanson francesa como eje, en una voz que oscila por diversos timbres, siempre dejando un latido de elegancia y honestidad.

Letrux - Eu estou aos prantos

Letrux es el nombre artístico de Letícia Novaes, actriz, cantante, escritora y multiinstrumentista que desde hace unos años integra la escena más eléctrica y alternativa de Río de Janeiro. Su segundo trabajo va y viene en un torbellino caótico donde hay baterías disonantes, guitarras distorsionadas, acordes cristalinos, bases sintéticas y una intimidante reverberación vocal. Vivir cerca de Ipanema y Copacabana no necesariamente significa paz y alegría 24/7.

Natalia Lafourcade – Un canto por México

Otra autora que viaja hasta las raíces para mirar el presente. Aquí, rescata sonidos vernáculos como el son jarocho o la ranchera, junto a invitados que van desde la banda Los Cojolites hasta Emmanuel del Real (Café Tacvba), además de contar con un hit que resuena de otra manera en el año en que parece que nuestro destino adquirió otra magnitud: Una Vida es el manifiesto de que, después de esto, no hay nada más. El aquí y el ahora es lo que vale.

Nathy Peluso - Calambre

Quizás la mayor artista de Argentina en la actualidad, remitida en los últimos años a la etiqueta del trap y el hip hop, aunque esté álbum sirve para reescribir su propia biografía creativa y acercarla a otro lenguaje, mucho más expansivo, alcanzando los terrenos de la salsa, la cumbia, la balada y las variantes caribeñas. Todo además con letras de pura empoderación y, por si no queda claro, con títulos escritos en mayúscula: DELITO, BUSINESS WOMAN, PURO VENENO, AGARRATE.

Hinds – The Prettiest Curse

El grupo español se desdobla en nuestro idioma y en inglés para transitar por una vibra donde manda el ruido, las guitarras configuradas como un murallón melódico según enseñó Phil Spector, pero sin extraviar cierto toque de retorcida ternura. Cuando llegue ese bendito día en que vuelvan los conciertos, elegir a Hinds como primera opción –mostrando este abrasador álbum- sin duda que será apostar a ganador.

Florencia Lira – Alejandra

Tal como lo hizo en 2016 cuando lanzó La Caminante, una serie de composiciones a partir de poemas de Gabriela Mistral, la autora chilena retornó en 2020 con un álbum donde musicaliza textos de la poetisa argentina Alejandra Pizarnik, envueltos en un manto armónico de tonos nocturnos y emotivos. La tarea también está a cargo de Felipe Cadenasso y Antonio Del Favero. Una de las más interesantes propuestas chilenas que irrumpieron esta temporada.

keiyaA - Forever, ya girl

Álbum debut de la artista y productora crecida en Chicago, donde despunta como una crooner en baja frecuencia fortalecida por decorados electrónicos y ornamentaciones pertenecientes al R&B.

Jessie Ware - What’s your pleasure

La cantautora inglesa sobresalió con un disco necesario e idóneo: canciones para bailar, soltar el cuerpo y evadirse en días complejos, con guiños a Donna Summer o Diana Ross, pero siempre con esa pizca de melancolía inherente a su obra.

HAIM - Women in Music Pt. III

La banda estadounidense sabe de elogios y aplausos gracias a una propuesta que siempre ha girado el espejo retrovisor hacia los 70, a los días en que las canciones parecían ser tan narcóticas como resplandecientes según las enseñanzas de Fleetwood Mac. Su tercera entrega sigue esa senda, aunque bajo un pulso más sereno, reflejo quizás de artistas en pleno período de madurez creativa.

Tiwa Savage - Celia

La artista nigeriana radicada en Londres cuenta más de una década de popularidad en las vitrinas más corporativas de la industria musical, materializando este 2020 una producción diversa, un viaje donde se puede hallar hip hop, afrobeat, música negra y elementos del jazz.

Cancamusa – Cisne Lado Negro

La baterista de Mon Laferte tiene en este álbum solista su primer gran manifiesto de identidad: canciones que metabolizan un estado de ánimo en penumbras, un pasado fantasmal que siempre termina definiendo el presente, pero bajo un trabajo crepuscular, sofisticado y sintético que la presentan como un nombre a tomar en cuenta en la nueva oleada de creadoras nacionales.

Waxahatchee - Saint Cloud

La cantautora de Alabama timbra su obra más personal después de superar el alcoholismo y otras turbulencias privadas, con un acento austero que la emparentan con los períodos más reconocibles de referentes como Cat Power.

Róisín Murphy - Róisín Machine

Desde la carátula de su quinto álbum de estudio, la figura irlandesa abre una invitación hacia un paisaje caleidoscópico, saturado de colores embriagantes, donde el hedonismo y la libertad -palabras que tanto extrañamos en este 2020- son la vértebra de un álbum que agita funk, house, disco, percusiones sintéticas, líneas de bajo omnipresentes y, en resumen, un cóctel adictivo que de seguro sonará mejor cuando la noche vuelva a hacer como la conocimos.

Angela Muñoz - Introspection

Nacida en Los Angeles y con apenas 18 años, la cantante de soul se asocia al productor Adrian Younge para elaborar un trabajo hipnótico, casi siempre timoneado por la tradición más moderna del jazz, aunque algunos fraseos la acercan al vigor elástico que tenía Amy Winehouse en su interpretación. Para los medios especializados, se trata de un nombre lleno de futuro: antes de cumplir 20, Muñoz tiene toda una vida par seguir facturando una trayectoria portentosa.

Francisca Valenzuela - La Fortaleza

Con este trabajo editado a principios de año, la artista chilena demuestra que es la cantautora más completa de su generación, capaz de ampliarse al ritmo voluptuoso de los actuales sonidos urbanos, pero sin perder su sensibilidad para escribir piezas íntimas, dotadas de detalles, ideas y, sobre todo, de algo que hoy cuesta en la vorágine del mundo Spotify: imponer una identidad artística reconocible de inmediato.

Paz Court - La Fuerza

Otro título que exuda pujanza y poderío, y que pone de manifiesto el reluciente momento creativo que hace más de una década disfrutan las cantautoras chilenas. Aquí, Court entrega todo su bagaje vinculado al jazz y el pop al servicio de melodías sólidas y amigables, con compañeros de ruta como Natisú, Fernando Milagros, Ángel Parra y El David Aguilar.

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