A renovar el canon: las editoriales chilenas comandadas por mujeres

De izquierda a derecha: Gladys González, de Libros del Cardo; María Paz Rodríguez, de Neón Ediciones; y Arantxa Martínez, de Kindberg Editorial.

En el campo literario, tradicionalmente masculino, en los últimos años se ha experimentado un cambio importante. A punta de buenos títulos y proyectos sólidos, han surgido editoriales conducidas por editoras y escritoras y que han aportado una nueva mirada para las letras nacionales. Revisamos cinco de ellas en Culto.


Julieta Marchant, Bisturí 10: “Los jefes hombres te tratan como la secretaria aunque eres un par”

Principalmente con libros de poesía y ensayo, la poeta Julieta Marchant (35) –quien además dirige la editorial Cuadro de tiza– y la escritora Emiliana Pereira (30) conducen la editorial Bisturí 10. “Lo hablamos diez minutos y quedamos en armar un sello juntas. Nació desde un ímpetu y un entusiasmo. En el camino hemos ido viendo cómo regular esa intensidad con una sobriedad reflexiva y necesaria”, señala Marchant a Culto.

En su catálogo poseen libros de autores importantes, como Anne Carson, Susan Howe o Mario Montalbetti, y su idea es editar libros que interpelen al lector. “Nos interesan libros que tensionen el pensamiento de alguna manera, que generen pequeñas crisis en la mente del lector, que propicien algún movimiento negativo y crítico, que lo saquen del confort de los libros rápidos de moda. En el fondo, libros que no se dejen ‘consumir’ (para eso mejor comprar una cocacola), que se resistan a ser comprados para acumularse”.

La poeta y editora de Bisturí 10, Julieta Marchant.

¿Cómo es llevar una editorial siendo mujer? Marchant señala: “Mentalmente me alío al trabajo de otras editoras y soy muy tendiente a distanciarme de los círculos masculinos puros. He trabajado con jefes hombres y te tratan como la secretaria aunque eres un par y tus funciones no son de secretaria. Trabajar con una mujer se me hace muy orgánico, no están compitiendo nuestros egos y la ética de trabajo es ayudar cuando algo hace crisis o aprender lo que la otra no puede. En términos de economía incluso los egos tampoco se disputan, los esfuerzos corren por la conservación del espacio en un gasto de energía común. Las dos además somos lectoras de mucha literatura de mujeres y por esa coincidencia el catálogo hasta ahora tiene un solo escritor hombre: Montalbetti”.

Para Julieta, la clave para posicionarse como editora es el trabajo ladrillo a ladrillo. “Confío en el trabajo que estamos haciendo y con eso dormimos tranquilas. El ruido, la prensa, el barullo, los palmotazos en la espalda y toda la lógica que levanta figuras masculinas en cinco segundos no puede interesarme menos. La laboriosidad sí. Y, aunque es el camino lento, lo prefiero”.

Un libro: La belleza del marido, de Anne Carson.

María Paz Rodríguez, Neón Ediciones: “La intención fue buscar voces de una mirada contemporánea”

Dirigida por la escritora María Paz Rodríguez (39), Neón Ediciones privilegia fundamentalmente la narrativa. “Nació el 2015 con la idea de armar un catálogo de narrativa emergente; la intención siempre fue buscar voces, estéticas y autorías que nos permitieran acceder a una mirada contemporánea frente a las distintas problemáticas y panoramas literarios que se han estado construyendo estos últimos diez años. Hoy ya estamos pensando en traducciones”, cuenta Rodríguez. Incluso, adelanta que vienen un par de novelas coreanas.

En Neón se pueden encontrar libros, entre otros, de Camila Gutiérrez, Paulina Flores o Catalina Infante. Además de una colección donde publican autores clásicos. “Nos dimos cuenta de que nos interesaba sumar autoras y autores clásicos. Por ahí nació el sello Sonora, una colección de bolsillo a cargo de nuestro traductor Antonio Díaz Oliva, que busca proponer libros nuevos de los clásicos; remixes de distintos textos donde tenemos autores como Virginia Woolf, Henry David Thoreau y Roberto Arlt. Nuestro propósito es revisitar los clásicos desde las distintas problemáticas que han surgido estos últimos años: feminismo, Estallido Social, la ciudad latinoamericana; el colapso del sistema económico y sus actores”.

La escritora y editora María Paz Rodríguez.

Rodríguez señala que cuando Neón partió, la mayoría de los editores eran hombres. “Hoy la cosa ha cambiado harto. En las ferias del libro se puede ver a las editoras con sus proyectos y catálogos que se han ido fortaleciendo con los años. Y es interesante la llegada que hemos tenido con Neón; nuestros lectores y lectores esperan lo que vamos a publicar, pues nos caracterizamos por tener un catálogo con muchas autoras”.

Incluso, durante la cuarentena del 2020, Neón lanzó una colección en formato ebook, Neón Singles, con 12 autoras chilenas. “Fue un éxito de lecturas, más de 35.000 descargas en tres meses en Chile, Colombia, Perú y Argentina”, cuenta la autora de Niñas ricas.

Un libro: Todas somos una misma sombra, de Catalina Infante.

Arantxa Martínez, Kindberg Editorial: “No me he sentido discriminada laboralmente por razones de género”

Desde los cerros de Valparaíso, y con la idea de publicar narrativa a un ritmo “pausado y cuidadoso”, Kindberg Editorial es dirigida por la editora Arantxa Martínez (44). “La editorial nació por motivos de necesidad personal: el primero, porque me di cuenta de que, desde Valparaíso, nadie me iba a contratar para trabajar como editora en ninguna editorial (me pedían que viviera en Santiago); y el segundo, porque había libros que quería leer que no circulaban en Chile, de modo que decidí publicarlos yo”.

A pulso, Kindberg se ha hecho con buenos autores, como María José Navia, Laia Jufresa, o Enrique Vila-Matas. La elección de autores en lengua castellana no es casual. “En Kindberg lo único que publicamos es novela literaria (los cuentos de María José Navia están porque ella ya era parte del catálogo). Y sólo de autores hispanohablantes, porque me interesan las inflexiones locales del idioma en cada país”.

La editora Arantxa Martínez. Foto: Candela Letelier.

De hecho, Kindberg publicará el libro de la española Andrea Abreu, Panza de burro, quien fue incluida recientemente en el listado de Granta como una de los 25 mejores narradores en español, junto a los chilenos Diego Zúñiga y Paulina Flores.

Para Martínez, lo de llevar una editorial siendo mujer ha sido menos complicado que otro asunto. “En los grandes grupos editoriales, hay un porcentaje muy pequeño de mujeres en cargos directivos –aunque en los puestos ejecutivos diría que somos mayoría–, por eso me parece en cierto modo reivindicativo estar al frente de Kindberg. Hasta ahora no me he sentido discriminada laboralmente por razones de género (sí por estar en regiones), pero puede que se deba a que tengo poca participación gremial pública”.

Un libro: Una música futura, de María José Navia.

María Yaksic y Lorena Fuentes, Banda Propia Editoras: “El problema de la visibilidad ya no es el principal conflicto”

Es el dúo conformado por María Yaksic (34) y Lorena Fuentes (35) quienes dirigen editorialmente Banda Propia, más la diseñadora Andrea Estefanía. Si bien comenzaron en 2019, cada una ya venía con bagaje en el mundo editorial. “Trabajábamos juntas desde hace tiempo, conocíamos el oficio y veníamos con muchos proyectos de libros, colecciones y traducciones que nos interesaba publicar. Nos dimos cuenta de que ahí teníamos trazado un primer plan editorial con la fuerza para convertirse en un sello con identidad propia”, cuentan Fuentes y Yaksic de manera conjunta.

Sobre su catálogo, ellas señalan: “Tenemos tres colecciones muy diferentes entre sí, con características literarias y gráficas propias. Como somos una editorial independiente, tenemos la posibilidad de publicar solo lo que nos gusta, y eso es lo que hacemos”. Así, en Banda Propia se encuentran autores como Luciano Lamberti, Rita Indiana o las cartas de Rosa Luxemburgo.

“La preocupación que recorre todo el proyecto, es encontrar e integrar al catálogo escrituras y autorías que no circulan. Y no nos referimos con esto a reponer obras agotadas en librerías, sino a llenar los espacios vacíos, a ampliar los mapas narrativos. De allí que las líneas fuertes del catálogo sean las primeras traducciones, las crónicas literarias de viaje, las voces de la literatura latinoamericana y caribeña no leídas en Chile, y la obra de mujeres que marcaron momentos de inflexión en diferentes ámbitos del pensamiento y la creación”, agregan ambas.

María Yaksic y Lorena Fuentes, editoras de Banda Propia. Foto: Paz Olivares-Droguett.

Sobre trabajar en el masculinizado mundo editorial, Fuentes y Yaksic señalan: El trabajo editorial permite tomar la palabra en las disputas históricas por el canon literario. No solo desde el punto de vista de género, también para tensionar las reglas que definen cuáles son las voces literarias autorizadas y cuáles no. El problema de la visibilidad ya no es el principal conflicto”.

“Han existido debates interesantísimos que muestran las zonas ciegas de la relación entre feminismos y escritura, en todas sus dimensiones (la autoría, la desbiologización de la literatura, los binarismos). Como editoras, si bien estamos en la trastienda de esas inflexiones, sabemos que la potencia de dirigir editoriales es tensionar el canon en el presente y reconstruir genealogías con escrituras que quedaron en el olvido. Y bueno, también aprendimos a reírnos cuando todavía algunos colegas nos explican cosas que ya sabemos”, agregan.

Un libro: Hecho en Saturno, de Rita Indiana.

Gladys González, Ediciones Libros del Cardo: “El criterio ha sido publicar mujeres y disidencias”

Otra editorial de Valparaíso comandada por una mujer, es Ediciones Libros del Cardo, y al timón está la destacada poeta Gladys González (39). “La editorial nació el año 2012 con la publicación de un libro sobre editoriales de Latinoamérica y Chile, a modo de cartografía de lo que ocurría con las publicaciones en ese momento y la proliferación de editoriales independientes”, cuenta González a Culto.

EL catálogo es bastante variado e incluye a Gilda Luongo, Silvio Mattoni, Nora Méndez, Lina Meruane, Julia Wong o Diamela Eltit. “El criterio ha sido publicar mujeres y disidencias, principalmente de América latina, cuyos imaginarios problematizan cuestiones de género desde la denuncia y la visibilización de las diversas violencias ejercidas de manera sistemática a sus cuerpos, orígenes e identidad”, explica González.

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La poeta Gladys González

Además, hay una colección de literatura infantil y juvenil donde se incluyen rescates y traducciones de Virginia Woolf, James Joyce, Carson McCullers, entre otras, y de autoras nacionales como María José Ferrada, Alejandra González Celis y Verónica Zondek.

El tema de hacer una editorial con enfoque de género “fue un proceso lento” cuenta la poeta. “Nos proyectamos a cinco años para asentar el catálogo, ya que por el tipo de libros que teníamos interés en publicar sabíamos que no era tan importante la inmediatez en términos de redes sociales, contactos o prensa. La importancia de promover literatura de género es básicamente superar esa valla, la de los espacios masculinizados, pues junto a otras editoriales que trabajan en la misma línea nos interesan otras voces y maneras distintas de abordar el trabajo editorial”.

“Ha sido importante el trabajo gremial para mostrar la importancia de protocolos de género y de abordar la perspectiva de género en nuestro ámbito y desde las instituciones”, agrega la autora de Calamina.

Un libro: En carne y hueso, de Gilda Luongo.

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